Sada saca brillo al 16? t¨ªtulo del Bar?a

Sada no par¨® hasta que se sali¨® con la suya: hacer campe¨®n al Regal Barcelona. Su empe?o, su acierto, su inteligencia, su eficacia..., dieron brillo al t¨ªtulo de un equipo que logr¨® plasmar en la cancha su te¨®rica y reconocida superioridad ante un Bizkaia Bilbao que no desmereci¨® de su papel de equipo correoso, muy capaz de la haza?a m¨¢s insospechada, como demostr¨® semanas antes frente al Power Valencia y el Madrid. No pudo con el Bar?a, ni siquiera consigui¨® brindar un t¨ªtulo a su impagable afici¨®n, pero no cej¨® en su empe?o y exigi¨® much¨ªsimo a un rival de gran empaque. Tal vez no estuvo al m¨¢ximo. Tal vez le falt¨® el acierto demoledor de partidos anteriores. Pero, al margen de sus propios errores, debi¨® de pesar much¨ªsimo la tremenda exigencia que, a su vez, le plante¨® el Bar?a, cuyo m¨¦rito, m¨¢s all¨¢ del talento de sus estrellas, estrib¨® en la seriedad y el perfeccionismo con el que se tom¨® la batalla. Gracias a ello sac¨® adelante un partido que se le atraves¨® en varias ocasiones y gracias a ello puede alzar el t¨ªtulo por 16? vez, tras no haberlo alcanzado la temporada pasada, pero despu¨¦s de haberse adjudicado en la actual los ocho partidos que disput¨® en las eliminatorias por ¨¦l ante el Unicaja, el Caja Laboral y el Bizkaia Bilbao.

El oficio y los recursos de los azulgrana fueron determinantes en el ¨²ltimo cuarto

El encuentro, de una intensidad defensiva descomunal, no fue bonito. El Bilbao trat¨® de jug¨¢rsela con Jackson y Mumbr¨², pero con suerte desigual. El base quiso trat¨® de entrar de una vez por todas en una final en la que su desacierto en el ataque pes¨® como una losa a su equipo. Volvi¨® a fallar m¨¢s de la cuenta. Pero Mumbr¨² se adue?¨® de las acciones ofensivas del Bilbao. Pidi¨® el bal¨®n y le hizo un l¨ªo a Anderson, sobrepasado por su juego de espaldas al aro y la agresividad de sus entradas a canasta. El Bilbao lleg¨® a alcanzar ventajas esperanzadoras: 19-12 y 25-19. Pero el Bar?a, muy remiso en los lanzamientos exteriores, con un desolador 0 de 10 inicial en los triples, sobrevivi¨® a base del rebote en el ataque y por supuesto del talento de jugadores como Navarro, Lorbek y Ndong. Y con una defensa excepcional. En eso rivalizaron ambos equipos. Al Bilbao le cost¨® much¨ªsimo anotar cerca del aro. Al Bar?a le cost¨® afinar su mirilla. Cuando lo consigui¨®, emprendi¨® un trote irresistible. Con tres triples consecutivos abri¨® una brecha importante: 33-41.

Entonces, si cabe, aument¨® la trascendencia de la inspiraci¨®n de algunos jugadores. La encontr¨® por fin Jackson, que anot¨® tres canastas consecutivas. Pero, tal como lleg¨®, se desvaneci¨®. A partir de ese momento, Navarro y Sada manejaron la tensi¨®n que presidi¨® el ¨²ltimo cuarto con un marcador muy igualado, con diferencias cortas casi siempre. Pero el oficio del Bar?a fue m¨¢s evidente en ese tipo de situaciones.

En el intercambio de fallos, el Barcelona fall¨® menos. En el intercambio de canastas, anot¨® m¨¢s. Banic dio la ¨²ltima ventaja a su equipo, 51-50, pero a partir de ah¨ª, el Bar?a puso la directa y ya no dio opci¨®n alguna a su rival. Las diferencias fueran cort¨ªsimas en todo momento, pero Navarro, Ingles y Lorbek ya no permitieron que el Bilbao se rehiciera.

Entonces, y antes, siempre hubo un jugador omnipresente. Sada dirigi¨® a su equipo, dentro de la dificultad de un partido tan trabado en el que el Bar?a acus¨® much¨ªsimo las p¨¦rdidas del bal¨®n. Pero Sada marc¨® bien a Jackson, lanz¨® con decisi¨®n a pesar de que ese no es su fuerte y, sobre todo, dio asistencias y rebote¨® m¨¢s que nadie. Ocho rebotes captur¨®. Ins¨®lito en un base. Su esfuerzo, su despliegue f¨ªsico y su inteligencia deslumbraron en medio del fragor de la batalla. Xavi Pascual no lo dud¨®. Le dio casi el triple de minutos que a Ricky Rubio, muy gris en el que posiblemente fuera su ¨²ltimo partido con el Bar?a antes de recalar en la NBA.

Le dieron el premio de mejor jugador de la final a Navarro, muy merecidamente, pero, si se lo hubieran otorgado a Sada, el propio Navarro lo habr¨ªa aplaudido. El jugador tal vez m¨¢s sobrio y humilde del lujoso plantel del Bar?a fue el m¨¢s decisivo ante un Bilbao muy meritorio, pero inexorablemente inferior.