La violencia end¨¦mica alcanza al 15-M
Barcelona sufre desde hace m¨¢s de una d¨¦cada episodios intermitentes de enfrentamientos - Puig alerta de que la "guerrilla urbana" se ha reforzado con "nuevos m¨¦todos" y la acusa de encubrirse tras la resistencia pac¨ªfica
Hace m¨¢s de 10 a?os que Barcelona es el escenario de enfrentamientos y actos vand¨¢licos. De la quema de tiendas, cajeros y contenderos en el barrio de Sants en 1999 a la agresi¨®n a los diputados el mi¨¦rcoles frente al Parlament. Un grupo reducido de violentos, a veces refugiados bajo el paraguas de los antisistema, utiliza cualquier movilizaci¨®n para generar violencia. Es una amalgama heterog¨¦nea, sin l¨ªderes claros, formada por entre 200 y 300 personas que se dedica a reventar manifestaciones y a buscar el choque con la polic¨ªa.
Aunque el perfil del alborotador no ha cambiado demasiado en esta d¨¦cada, s¨ª lo han hecho sus t¨¦cnicas. El mi¨¦rcoles, frente al Parlament, los Mossos d'Esquadra lo comprobaron. Las maniobras para despistar a los violentos no funcionaron. Durante el cerco al Parlament, aqu¨¦llos tuvieron informaci¨®n, en tiempo real, de los movimientos de la polic¨ªa. De modo que se anticiparon. ?C¨®mo lo hicieron? Con astucia y tecnolog¨ªa: sintonizaron la frecuencia radiof¨®nica de la polic¨ªa y, gracias a esa informaci¨®n privilegiada, fueron un paso por delante.
La an¨¦cdota retrata uno de los rasgos de los grupos radicales que dejan en Barcelona estampas de lucha callejera: el uso de la tecnolog¨ªa para alcanzar sus objetivos. La "sofisticaci¨®n" y disciplina de esos grupos minoritarios -"est¨¢n casi tan bien organizados como nosotros", admiten fuentes policiales- a menudo pone en un brete a la polic¨ªa.
"Antes, los violentos tiraban la piedra y escond¨ªan la mano. Ahora tiran la piedra, se sientan en el suelo y levantan las manos", sintetiz¨® el consejero de Interior, Felip Puig. A su juicio, esa supuesta "resistencia pac¨ªfica" esconde una maniobra torticera para dificultar la intervenci¨®n policial. Puig acus¨® a los violentos del Parlament de constituir una "guerrilla urbana" con "unas ganas feroces" de desatar "una batalla campal".
La idea de la guerrilla no es nueva. Se trata de personas (j¨®venes, en su mayor¨ªa) que se unen ante un acontecimiento masivo con el prop¨®sito de chocar contra las l¨ªneas de antidisturbios. A ellos se suman, sobre todo en celebraciones deportivas, delincuentes comunes y exaltados. El grueso de esos alborotadores, sin embargo, est¨¢ formado por miembros de grupos antisistema radicales que s¨ª justifican el recurso a la violencia.Puig, que asume un discurso de mano dura contra estos colectivos, asegur¨® ayer que su n¨²mero aumenta. Y advirti¨® a los que "amparan" las acciones violentas, "aunque a veces sea de forma bienintencionada". Atac¨® con dureza a los violentos, que "se infiltran e instrumentalizan" el movimiento del 15-M. Pero aprovech¨® tambi¨¦n para deslegitimar al colectivo por no desmarcarse lo suficiente de los incidentes.
La violencia "no puede tener amparo ni impunidad", dijo el consejero, que pidi¨® "a los que les dan cobertura pac¨ªfica" que se desmarquen. "Distingo entre violentos y no violentos", matiz¨®, aunque en su opini¨®n "una buena parte" de los 3.000 concentrados frente al Parlament tuvieron actitudes violentas.
Puig alert¨® frente al auge de una "guerrilla urbana" que se ha fortalecido con el paso del tiempo. Lo hizo a sabiendas de que a su antecesor en el cargo, el ecosocialista Joan Saura, le colgaron el sambenito de ser tibio con los colectivos antisistema. Para el consejero, los grupos radicales son una prioridad de su mandato: "Son gente que amenaza y que es capaz de agredir a un diputado ciego", insisti¨® Puig, que denunci¨® una situaci¨®n de "violencia extrema" en el Parlament cuando la realidad es que las agresiones a los diputados no pasaron de golpes, empujones y zarandeos.
Lo m¨¢s preocupante, subray¨®, son los "nuevos m¨¦todos de violencia urbana" que pasan, dijo, por "utilizar la resistencia pac¨ªfica" como tapadera para bloquear la intervenci¨®n policial. "A los profesionales los conocemos, tienen furgonetas de comunicaci¨®n e instrumentos que hasta ahora solo ten¨ªan las fuerzas de seguridad", dijo Puig, centrado en dibujar un panorama dantesco si estos grupos siguen generando, de forma peri¨®dica, el caos en Barcelona. Los Mossos, por tanto, tambi¨¦n deben adaptarse a las nuevas t¨¢cticas.
Uno de los siete detenidos por desobediencia y resistencia a la autoridad qued¨® ayer en libertad con cargos tras ser puesto a disposici¨®n judicial. Los Mossos identificaron ayer, adem¨¢s, a 10 personas por su presunta participaci¨®n en los hechos. La polic¨ªa trabaja ahora para acumular pruebas para estudiar si se les puede atribuir el delito de impedir con violencia la entrada de los diputados al Parlament, que est¨¢ castigado con penas de 8 a 12 a?os de c¨¢rcel. La fiscal¨ªa tambi¨¦n ha abierto diligencias y el Parlament estudia acciones legales contra los violentos.
Puig afirm¨® que ha encargado a los servicios jur¨ªdicos que estudien si el presidente de Just¨ªcia i Pau, Arcadi Oliveres, calumni¨® a los Mossos al afirmar que algunos de ellos alentaron los incidentes. "Es una falsedad evidente", dijo. Oliveres asegur¨® ayer que no ha hecho tales afirmaciones y se mostr¨® tranquilo ante la posible denuncia de Interior.
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