La protesta ¨¢rabe aceler¨® la reforma
La intensidad de las revueltas regionales y la presi¨®n de Francia forzaron al monarca a dise?ar una apertura pol¨ªtica mayor de la prevista antes de la crisis
Mohamed VI no quiso dejar que la llama de las revueltas prenda en Marruecos. Tan solo 17 d¨ªas despu¨¦s de que, el 20 de febrero, se iniciaran las protestas, el monarca pronunci¨® un discurso no previsto para anunciar una reforma de la Constituci¨®n que recorta sus poderes y ampl¨ªa los del jefe del Gobierno y del Parlamento.
Mucho antes de que el soberano alau¨ª hiciese su famosa alocuci¨®n del 9 de marzo, Marruecos ya preparaba una modificaci¨®n de la Constituci¨®n, pero de mucho menos alcance. Presidida por Omar Azziman, el exembajador marroqu¨ª en Espa?a, una comisi¨®n elabor¨®, por encargo del rey a lo largo de 2010, un proyecto de regionalizaci¨®n del pa¨ªs. Su puesta en pr¨¢ctica requer¨ªa enmendar la Carta Magna.
Par¨ªs enmienda con Marruecos el error de haber apoyado al dictador de T¨²nez
Si el discurso pronunciado por Mohamed VI en marzo empez¨® por la regionalizaci¨®n, mucho m¨¢s importantes fueron las indicaciones que dio sobre la redistribuci¨®n del poder ejecutivo.
El monarca anunci¨® as¨ª una reforma preventiva para evitar que las manifestaciones protagonizadas por los j¨®venes del Movimiento 20 de Febrero creciesen hasta llegar, acaso, a desestabilizar el pa¨ªs.
Con su iniciativa contradec¨ªa a algunos miembros de su Gobierno que tras las revoluciones de T¨²nez y Egipto repet¨ªan hasta la saciedad que Marruecos no era equiparable porque "ya ha hecho las reformas". Trinidad Jim¨¦nez, la ministra espa?ola de Asuntos Exteriores, reiter¨® la misma tesis varias veces en febrero: "El proceso de apertura democr¨¢tica y reformas pol¨ªticas y sociales" que llev¨® a cabo Marruecos hace que sea diferente de sus vecinos.
Pero si el soberano "cogi¨® el toro por los cuernos", una expresi¨®n que usan en privado los cortesanos, no fue solo a causa del temor al contagio geogr¨¢fico o a la presi¨®n suscitada por las protestas juveniles.
Entre febrero y marzo Mohamed VI estuvo dos veces, varios d¨ªas, en el castillo familiar de Betz, a 70 kil¨®metros al noreste de Par¨ªs. No fue con su familia sino con un s¨¦quito muy reducido encabezado por su primo Moulay Ismael. Se reuni¨®, entre otros, con el presidente Nicolas Sarkozy, seg¨²n fuentes conocedoras de aquella cita.
La clase pol¨ªtica francesa se flagelaba entonces por su ciego apoyo al r¨¦gimen del dictador Ben Ali y quer¨ªa evitar a toda costa repetir el error tunecino con Marruecos. De ah¨ª que a Mohamed VI le aconsejasen ser osado con sus reformas.
De vuelta a Rabat, el monarca encarg¨® a su director de gabinete, Fouad Chraibi, y a su consejero real, Mohamed Moatassim, que le redactasen un discurso para anunciar la reforma constitucional el 9 de marzo. Le escribieron tres borradores y eligi¨® el m¨¢s atrevido, sorprendiendo a sus colaboradores.
Para desactivar las protestas el soberano tom¨® otras medidas apaciguadoras. Quiz¨¢ la m¨¢s llamativa fue el indulto que concedi¨®, el 14 de abril, a 190 presos en su mayor¨ªa islamistas, pero tambi¨¦n a Chakib al Khayari, un c¨¦lebre defensor de los derechos humanos en el Rif.
Aun as¨ª la calle sigue en ebullici¨®n por motivos pol¨ªticos -el pasado domingo 7.000 j¨®venes recorrieron el centro de Casablanca- y para exigir mejoras sociales. La manifestaci¨®n de Casablanca no fue reprimida, a diferencia de otros cortejos como el p¨ªcnic que intentaron celebrar los j¨®venes, el 15 de mayo, ante la sede de la polic¨ªa secreta.
Los j¨®venes del Movimiento 20 de Febrero arremeten contra el procedimiento elegido para modificar la ley fundamental a trav¨¦s de una comisi¨®n nombrada por el rey. "?No a una Constituci¨®n otorgada!", fue un eslogan repetido en las calles de Casablanca. Propugnaban seguir el ejemplo de T¨²nez y elegir una asamblea constituyente.
Tambi¨¦n exig¨ªan que el "rey reine y no gobierne", es decir, que sus poderes sean similares a los del monarca espa?ol. Aunque la nueva Carta Magna recorta sus atribuciones, Mohamed VI seguir¨¢ siendo un jefe de Estado m¨¢s poderoso que cualquier rey europeo.
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