Espa?a, ?una crisis a la japonesa?
Jap¨®n atraviesa desde hace 20 a?os una crisis econ¨®mica y social cuyo origen fue muy similar a la crisis actual de la econom¨ªa espa?ola. A principios de los ochenta parec¨ªa que pod¨ªa llegar a hacer sombra a la econom¨ªa norteamericana, sus exportaciones crec¨ªan y sus compa?¨ªas multinacionales, punteras en alta tecnolog¨ªa, invad¨ªan los mercados. En 1985, los ministros de finanzas del G-5 y los gobernadores de sus bancos centrales promovieron el Acuerdo del Hotel Plaza y acordaron un ajuste ordenado de las divisas que supuso una apreciaci¨®n del yen respecto al d¨®lar del 50%. Se iniciaron as¨ª unos a?os de p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa japonesa, y cinco a?os m¨¢s tarde se produjo una explosi¨®n de la burbuja inmobiliaria y burs¨¢til que hizo perder a los japoneses la mitad de sus ahorros y la riqueza acumulada. Hoy, d¨¦cadas despu¨¦s, tras innumerables medidas de pol¨ªtica econ¨®mica por parte de diversos Gobiernos, y cuando el desastre del ¨²ltimo terremoto vuelve a hundir las expectativas del pa¨ªs, la econom¨ªa japonesa sigue estancada, su poblaci¨®n m¨¢s joven est¨¢ sumida en la tristeza y considera con resignaci¨®n la austeridad y el infraconsumo como los valores predominantes de su ¨¦poca. Y muchos piensan que son una generaci¨®n perdida.
Es mejor afrontar la crisis con toda su crudeza y con rapidez que intentar salir lentamente de ella
Mantener el crecimiento con el gasto p¨²blico acaba expulsando al sector productivo de la econom¨ªa
?Puede ocurrir esto con los j¨®venes espa?oles, como vaticina la OCDE? ?Es posible que la econom¨ªa espa?ola haya iniciado su declive despu¨¦s de los dos ciclos expansivos desde la transici¨®n democr¨¢tica? Sin duda, el paralelismo entre Jap¨®n 1990 y Espa?a 2009 es evidente, tanto en sus or¨ªgenes como en la falta de respuesta a los problemas reales, y debemos prestar atenci¨®n a las ense?anzas que este caso puede dejarnos.
En 1985, el Gobierno japon¨¦s cedi¨® ante la presi¨®n estadounidense para apreciar su moneda con objeto de reducir el enorme d¨¦ficit comercial de Estados Unidos. Algo muy parecido a lo que Washington pretende ahora conseguir del Gobierno chino. La econom¨ªa japonesa, que crec¨ªa a una media aproximada del 6%, intent¨® afrontar el nuevo escenario deslocalizando empresas a otros pa¨ªses asi¨¢ticos de mano de obra barata y, a su vez, baj¨® tipos de inter¨¦s con una pol¨ªtica monetaria expansiva para incrementar la inversi¨®n interna. Sin embargo, los japoneses, en lugar de intentar mejorar la competitividad perdida aumentando la productividad de su tejido empresarial, compraron viviendas, cuyos precios empezaron a subir muy r¨¢pidamente, y canalizaron sus elevados ahorros hacia la compra de activos financieros, impulsando una fuerte subida de la Bolsa. Una vez que el precio de la vivienda y de los activos financieros fue subiendo, pidieron pr¨¦stamos a los bajos tipos de inter¨¦s existentes para aprovechar estas subidas especulativas y as¨ª la doble burbuja, del precio de la vivienda y del precio de las acciones, empez¨® a inflarse. Sin duda, hasta aqu¨ª el paralelismo entre la econom¨ªa japonesa de entonces y la econom¨ªa espa?ola de ahora es evidente. Monedas fuertes que restan competitividad, pol¨ªtica monetaria muy expansiva, como la realizada por el BCE para animar la econom¨ªa alemana, e inversi¨®n financiera y en viviendas con un fuerte endeudamiento, en lugar de hacer inversiones productivas en tecnolog¨ªa y conocimiento que mejoraran la productividad de las empresas y restaurara la competitividad perdida por la apreciaci¨®n de la moneda.
La inflaci¨®n en Jap¨®n empez¨® a subir, se inici¨® una pol¨ªtica monetaria restrictiva -el tipo de descuento subi¨® al 6%- y en 1990 estall¨® la burbuja financiera, desplomando el precio de la vivienda y la cotizaci¨®n de los activos financieros (algo parecido a lo ocurrido tras la subida de tipos del BCE de mediados de 2007). Esta p¨¦rdida de riqueza origin¨® que las familias y las empresas japonesas no pudieran devolver las deudas contra¨ªdas, y el sistema financiero se tambale¨®. La econom¨ªa entr¨® en crisis, aument¨® el paro y se produjeron numerosos cambios de Gobierno con pol¨ªticas err¨¢ticas en lo fiscal, pero generalmente muy expansivas, llevando la deuda p¨²blica emitida del 3% de PIB de 1990 al 200% del PIB que tiene en la actualidad. En general, y tras la subida del tipo de inter¨¦s inicial, la pol¨ªtica monetaria sigui¨® siendo muy expansiva con tipos de inter¨¦s casi nulos. A pesar de ello, el pueblo japon¨¦s opt¨® por ahorrar y no consumir. Los m¨¢rgenes empresariales cayeron y las empresas no hicieron inversiones productivas. La Bolsa y el precio de las viviendas nunca se recuperaron. El gasto p¨²blico junto con las exportaciones han sido los componentes de la demanda agregada que han tirado durante estos veinte a?os de una econom¨ªa que siempre fue aplazando afrontar la crisis de su sistema bancario y ha entrado en unas d¨¦cadas de deflaci¨®n, bajas tasas de crecimiento y estancamiento de su PIB por habitante. Seg¨²n los datos m¨¢s recientes, China ya ha superado a Jap¨®n, y mientras en 1985 el PIB japon¨¦s era la mitad del PIB norteamericano, hoy es menos de la tercera parte.
Indudablemente Espa?a no podr¨ªa mantener la lenta agon¨ªa de la econom¨ªa japonesa. El alto nivel de ahorro japon¨¦s, su sector exterior, que sigue siendo superavitario, la independencia de su pol¨ªtica monetaria de un ¨¢rea monetaria com¨²n y la posibilidad de fluctuaci¨®n de su moneda permiten esta permanente combinaci¨®n de pol¨ªticas fiscal y monetaria expansivas y promueven ahorros suficientes para financiar el d¨¦ficit p¨²blico, hoy del 8% del PIB, y la refinanciaci¨®n de la elevada deuda emitida. El resultado de los diversos intentos de recuperaci¨®n (Gobiernos de Miyazawa, Hosokawa, Muruyama, Hashimoto, Obuchi, Mori, Koizumi, Abe, Aso, Hatoyama y Naoto Han) ha sido un fuerte crowding out que ha dado lugar a un mayor peso al sector p¨²blico en la econom¨ªa, a la p¨¦rdida de liderazgo de las empresas tecnol¨®gicas y a la aparici¨®n de la generaci¨®n de los sue?os rotos -integrada por quienes piensan que consumir es una estupidez- tambi¨¦n denominada generaci¨®n de la supervivencia. Y en todos estos a?os, los intentos de salir de esta situaci¨®n, que han sido muchos, incluyendo el programa de profundas reformas estructurales del Gobierno de Koizumi (2001-2006), no han dado resultados. Los casos de corrupci¨®n que han aflorado han sido numerosos, y los cambios de Gobierno, permanentes. La pol¨ªtica econ¨®mica japonesa ha dado la impresi¨®n de ser como un m¨¦dico que prueba diferentes terapias sin saber cu¨¢l es realmente la enfermedad a la que se enfrenta.
?Qu¨¦ deber¨ªamos aprender de la gesti¨®n de la crisis japonesa? En primer lugar, que es mejor afrontar la crisis con toda su crudeza y con rapidez que intentar salir lentamente de ella ocultando los problemas o retrasando las reformas. Un largo periodo de tiempo en crisis sin ofrecer un horizonte de futuro termina generando un cambio de expectativas y finalmente un cambio cultural. En segundo lugar, que ocultar la crisis financiera hace que se pierda la eficacia de la pol¨ªtica monetaria. El dinero creado es absorbido ilimitadamente por los bancos para mantener la liquidez, y el cr¨¦dito -al consumo y a la inversi¨®n productiva- no se restablece. En tercer lugar, que querer mantener el crecimiento de un pa¨ªs con el gasto p¨²blico termina expulsando al sector productivo de la econom¨ªa y deslocalizando empresas y a las personas mejor formadas.
Finalmente, deber¨ªamos aprender de una vez para siempre que tenemos que diferenciar tres tipolog¨ªas de inversi¨®n: la inversi¨®n en activos financieros, la inversi¨®n en vivienda e infraestructura y la inversi¨®n en equipos, formaci¨®n y tecnolog¨ªa; y que los efectos que producen cada una de ellas en la productividad de la econom¨ªa y en el empleo que generan son distintos. Debemos incentivar la inversi¨®n productiva de un pa¨ªs porque es la que genera un empleo sostenible, algo que no ocurre con la vivienda o la infraestructura. Y las autoridades monetarias, al igual que vigilan que los precios de los bienes sean moderados, deber¨ªa hacer lo mismo con los precios de las viviendas y de los activos financieros.
Afortunadamente, Espa?a, en el entorno de la Uni¨®n Monetaria, no puede mantener una salida de la crisis tan lenta como la japonesa y como la que inicialmente hemos planteado, puesto que las exigencias comunitarias son mayores y ni su ahorro, ni el saldo de su cuenta corriente, le permite refinanciar con facilidad la deuda contra¨ªda. Es cierto que estamos acometiendo algunas reformas que puede que eviten el rescate financiero del pa¨ªs. Pero las ense?anzas de la crisis japonesa, al margen de nuestros propios problemas estructurales, deber¨ªamos tenerlas muy en cuenta. -
Jos¨¦ Mar¨ªa O'Kean es profesor de Econom¨ªa de IE Business School y catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad Pablo de Olavide.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.