Piedra y teja matan ligereza
Un ejemplo de vanguardia serrana disfrazado de chal¨¦ alpino en Miraflores
Es un edificio bonito. Serrano, forrado de piedra, con tejado escalonado de tejas y mucha maderita. Est¨¢ limpio y bien cuidado, como su jard¨ªn de flores. Es un edificio bonito, sin duda, pero antes era algo m¨¢s.
La residencia infantil de la Cristalera Espa?ola se construy¨® en dos veranos, a finales de los a?os cincuenta, porque entonces el invierno de Miraflores de la Sierra era duro como pocos. Ahora, las nevadas no son tan brutas y el paisaje se ha suavizado, la roca pelada de entonces est¨¢ repoblada con robles y pinos.
En el proyecto participaron tres de los mejores arquitectos de su generaci¨®n, De la Sota, Corrales y Molez¨²n. "Eran muy amigos, y se nota que lo pasaron bien haci¨¦ndolo", cuenta Jos¨¦ de la Sota, hijo del primero. "Hac¨ªan una arquitectura diferente a la oficial, eran cercanos al movimiento moderno y a las vanguardias escandinavas, pero al mismo tiempo trabajan en aquella Espa?a aut¨¢rquica, sin materiales, sin importaci¨®n, con tradiciones propias... Y supieron hacer de la dificultad una virtud".
"Antes era m¨¢s moderno y ligero, m¨¢s Lloyd Wright", dice la directora
El proyecto original es una s¨ªntesis de esas dos ideas. Por abajo ten¨ªa muros bastos de piedra, pegados a la tierra, levantados por obreros canteros del pueblo. Por arriba, sin embargo, era todo ligereza y prefabricaci¨®n, las dos obsesiones de De la Sota. La mitad superior del edificio se hizo por piezas en Madrid: fin¨ªsimas carpinter¨ªas met¨¢licas, grandes cristaleras, una cubierta de uralita. El resultado: mitad org¨¢nico, mitad t¨¦cnico, un edificio agarrado al terru?o que, sin embargo, volaba.
"Es necesario o¨ªr la voz del lugar", explica la memoria del proyecto, que describe la cubierta flotante como una "hidromadre" que protege a los ni?os "como pollitos". Aqu¨ª se alojaba los campamentos de verano de los hijos de los empleados de la Cristalera Espa?ola. "Los arquitectos pensaron mucho en c¨®mo juegan los ni?os", explica De la Sota, "crearon salas di¨¢fanas para poner literas, campos de f¨²tbol, lugares cubiertos para jugar al ajedrez y leer tebeos".
Hoy, la casa pertenece a la Fundaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma y sirve para celebrar seminarios y alojar a los participantes. Las literas han sido sustituidas por habitaciones, las salas de juegos por otras de conferencias. "Est¨¢ muy cambiado, antes era m¨¢s moderno y ligero, m¨¢s Lloyd Wright", dice la directora de la residencia, Ana Mart¨ªnez Bueno, se?alando con conocimiento los detalles originales: "Esta barandilla tan fina, esta escalera tan elegante, este precioso tragaluz... Esta rejer¨ªa como de cortijo no es, por supuesto, de De la Sota".
Antes de ser de la Universidad Aut¨®noma, el edificio fue del Ministerio del Interior (que lo us¨®, ya en democracia, como lugar de reposo para guardias civiles y pol¨ªticos). Fue entonces cuando se transform¨®. La reforma a?adi¨® un pabell¨®n en la parte trasera, pero fueron los detalles los que cambiaron totalmente el car¨¢cter del edificio.
Las paredes blancas se forraron de piedra, las ventanas limpias se dividieron en cuadraditos, las columnas y carpinter¨ªas met¨¢licas se cubrieron de madera, y sobre la uralita se puso teja. Es decir, el edificio se disfraz¨® de chal¨¦ alpino. Y con lo pintoresco, se perdi¨® la ligereza y la modernidad.
"Entendemos que los edificios tienen que cambiar de funci¨®n, pero es necesario que el arquitecto de la reforma sepa leer el original, que entienda de lo que va", opina el hijo de De la Sota, cuya familia cre¨® una fundaci¨®n que vela por su legado (www.alejandrodelasota.org). "Aqu¨ª no se entendi¨® para nada la obra original. Se hizo una reforma como Dios manda". "A mi padre le dar¨ªa mucha pena verlo as¨ª", contin¨²a, "¨¦l ya se quejaba de que en Espa?a no hay sensibilidad arquitect¨®nica, se conservan las cosas por viejas, no por buenas".
La Fundaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma vela por el edificio e incluso baraja una exposici¨®n sobre la obra del arquitecto, pero es dif¨ªcil que la residencia vuelva a tener su esencia ligera y limpia. "Est¨¢ demasiado nuevo y bien cuidado como para convencer a nadie de que conviene gastar dinero en desnudarlo de su disfraz", se lamenta De la Sota. Como con todo, poner m¨¢scaras siempre es m¨¢s sencillo que quitarlas.
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