El 'alter ego' femenino de Man Ray
A Coru?a acoge una retrospectiva de la fot¨®grafa estadounidense Lee Miller, corresponsal de la II Guerra Mundial e influyente artista del surrealismo
Chaplin la llamaba "mi surrealista preferida". Era amiga y retratista de Picasso, Mir¨®, Marx Ernst, Dubuffet o Jean Cocteau. Y el ¨¢lter ego femenino de Man Ray en aquel Par¨ªs del inicio de los a?os 30 que bull¨ªa de creatividad y talentos. Lee Miller fue una de las grandes damas de la fotograf¨ªa de la primera mitad del siglo XX, una corresponsal de guerra que reflej¨® como pocos la Segunda Guerra Mundial y una influyente artista del surrealismo con voz y obra propia pese a no ser tan conocida por el gran p¨²blico como su afamado compatriota norteamericano. Quiz¨¢s porque este, con los a?os, acabar¨ªa por omitir e incluso negar que una de las t¨¦cnicas fotogr¨¢ficas que le hizo famoso, la solarizaci¨®n o tambi¨¦n llamado efecto Sabattier, era cosa de dos: de Lee Miller y Man Ray.
Sus retratos de Mir¨®, Dietrich, Picasso o Cocteau son hoy iconos
No es casualidad que la retrospectiva sobre esta legendaria fot¨®grafa (1907-1977) que expone desde hoy la Fundaci¨®n Caixa Galicia en A Coru?a comience con un inhabitual por divertido retrato que ella hizo en 1929 de Man Ray, con una barba de espuma de afeitar, al poco de convertirse en amantes. Consolidada modelo de Vogue y Vanity Fair, la bell¨ªsima Miller acababa de cambiar Nueva York por Par¨ªs para continuar su carrera y sobre todo convertirse en disc¨ªpula de una de las figuras ya por entonces m¨¢s influyentes del movimiento surrealista.
Durante tres a?os, Miller y Man Ray compartieron en la capital francesa sus vidas profesionales y personales. R¨¢pidamente, la alumna se equiparar¨ªa al maestro, y naci¨® una intensa colaboraci¨®n art¨ªstica que hac¨ªa muy dif¨ªcil distinguir entre el trabajo del uno y la otra. La joven abri¨® su propio estudio. Y pese a que el artista se lo atribuyese a?os m¨¢s tarde en solitario, fue Miller la descubridora accidental de la solarizaci¨®n, esa t¨¦cnica que produce el efecto de un halo inverso alrededor de la imagen. Ocurri¨® cuando una rata le pas¨® por encima del pie, estando revelando en el cuarto oscuro unos negativos de placa de vidrio, y encendi¨® la luz.
En el primer apartado de la exposici¨®n sobre Lee Miller en A Coru?a resulta flagrante no solo la estrecha asociaci¨®n art¨ªstica con Man Ray, sino tambi¨¦n que la entonces joven fot¨®grafa tiene obra propia del mismo nivel que el afamado artista. Son muchos los ejemplos en el arte de parejas en las que el hombre domina en reconocimiento.
El ¨²nico hijo de Miller, Antony Penrose, revel¨® ayer, en la apertura de esta retrospectiva que llega por primera vez a Espa?a, que su madre, pese a tener ¨¦l ya 30 a?os cuando ella muri¨® en 1977 retirada en su granja de la campi?a brit¨¢nica en Sussex, era "pr¨¢cticamente una extra?a" para ¨¦l, en el sentido art¨ªstico. "Desconoc¨ªa por completo el volumen y calidad de su obra y fue tras su muerte cuando descubr¨ª sus fotograf¨ªas casi por casualidad". Y sin embargo, algunas de esas im¨¢genes, o los retratos de Picasso, Mir¨®, Cocteau o Marlene Dietrich, son hoy iconos. Aunque muchos desconozcan el nombre de su autora.
Lee Miller ten¨ªa una mirada surrealista que incluso explot¨® y trat¨® de compaginar con sus etapas m¨¢s comerciales, como cuando fue retratista venerada de la sociedad neoyorquina, sus a?os de vida indolente en el Cairo junto a su primer marido, o cuando tras separarse, lleg¨® a Londres para trabajar como fot¨®grafa de moda para Vogue.
All¨ª conoci¨® a su segundo marido, el pintor brit¨¢nico surrealista Roland Penrose. Pero antes de retirarse en 1947 a la granja en la que seguir¨ªa recibiendo y retratando a los m¨¢s grandes artistas del siglo XX, realiz¨® sus trabajos m¨¢s importantes: fotografiar como corresponsal la II Guerra Mundial, durante y despu¨¦s, con sus victorias y sus horrores, sus esperanzas y sus desenga?os. Es uno de los grandes legados que deja, im¨¢genes fundamentales que van desde los campos de batalla, la liberaci¨®n de Par¨ªs o los campos de concentraci¨®n, a la quema de la casa de Hitler o la ejecuci¨®n del primer ministro h¨²ngaro Lazlo Bardossy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.