Hitler o la paranoia por la imagen
El caso de Franz Krieger y su ¨¢lbum invita a revisitar la fotograf¨ªa oficial del nazismo: una factor¨ªa de im¨¢genes propagand¨ªsticas, nunca inocentes
"Nacidos para ver, encargados de mirar, consagrados a la c¨¢mara, nosotros somos los maestros del mundo". Esta, bien siniestra si se piensa en el contexto, era una de las divisas preferidas de Walter Frentz, uno de los fot¨®grafos favoritos de Hitler y miembro de su c¨ªrculo ¨ªntimo. Frentz realiz¨® sensacionales fotos en color del F¨¹hrer y sus secuaces, algunas de ellas tan c¨¦lebres como la del l¨ªder nazi paseando por el Berghof nevado seguido de Himmler y su negro s¨¦quito y luciendo gafas oscuras con todo el aspecto -desde luego no premeditado- de un ciego guiando a los nazis hacia los abismos de la historia. Frentz, que por retratar a todo el who's who del III Reich retrat¨® en primeros planos hasta a Blondie, la perra de Hitler, pero que tuvo tambi¨¦n que tragarse el marr¨®n de acompa?ar al Reichf¨¹hrer durante una matanza de los Einsatzgruppen en el Este, ejemplifica muy bien el mundo de la fotograf¨ªa oficial durante el nazismo. Un mundo que cobra apasionante actualidad con el misterio tan r¨¢pidamente resuelto de los dos centenares de fotos del ¨¢lbum de otro fot¨®grafo del r¨¦gimen, m¨¢s discretito, Franz Krieger.
Frentz retrat¨® a la perra 'Blondie' pero tambi¨¦n a los Einsatzgruppen
No era f¨¢cil acercarse a Hitler, como bien sab¨ªan los conspiradores
Hoffmann se hizo rico con los derechos de sus fotos del F¨¹hrer
El l¨ªder cuidaba hasta la obsesi¨®n su imagen y el uso que se le daba
El ¨¢lbum, de propiedad privada, que incluye nueve im¨¢genes in¨¦ditas de Hitler obtenidas desde la ins¨®lita distancia de unos pocos metros -no era f¨¢cil acercarse al F¨¹hrer como bien sab¨ªan los conspiradores del propio ej¨¦rcito alem¨¢n-, ha sido estos ¨²ltimos dos d¨ªas apasionante noticia al publicar las fotos The New York Times y pedir ayuda para descubrir qui¨¦n fue su autor. En pocas horas el enigma qued¨® resuelto gracias a una historiadora de Hamburgo, Harriet Schanberg, que desvel¨® no s¨®lo la identidad de Krieger sino las circunstancias en que fueron tomadas las fotos: un viaje oficial a Minsk, en Bielorrusia, en 1941, al poco de comenzar la invasi¨®n alemana de la URSS, la Operaci¨®n Barbarroja, una de las m¨¢s b¨¢rbaras campa?as de la historia, de la que este junio precisamente se cumplen 70 a?os redondos.
Las fotos, que incluyen adem¨¢s de algunas personales instant¨¢neas de soldados alemanes, prisioneros de guerra y las de Hitler, varias de ellas en un vag¨®n de tren saludando desde una ventana -junto a ¨¦l, asomado a otra, aparece Bormann-, son un testimonio hist¨®rico de enorme valor pero tambi¨¦n un recordatorio del trabajo a la sombra de la propaganda de los fot¨®grafos de los nazis, muy a menudo ellos tambi¨¦n eso, nazis.
Krieger (1914-1993) era un fotoperiodista de Salzburgo que se afili¨® al partido y a las SS y que colabor¨® con la oficina del r¨¦gimen en la ciudad austriaca. En 1941 dej¨® las SS y se convirti¨® en miembro de la unidad de propaganda (Propagandakompanie) de las fuerzas armadas alemanas. Eso explica su presencia en Minsk. De vuelta a Berl¨ªn coincidi¨® con Hitler y su s¨¦quito en Marenburgo -la actual Malbork polaca-, donde el l¨ªder nazi celebraba un encuentro oficial con su aliado h¨²ngaro, el almirante regente Mikl¨®s Horthy. El encuentro fue tambi¨¦n documentado por Heinrich Hoffmann, el fot¨®grafo personal de Hitler.
Hoffmann, Frentz y Krieger -podr¨ªamos a?adir otros nombres: Benno W¨¹ndshammer, Arthur Grimm, Hugo J?ger, Franz Gayk-, forman parte, a diferentes niveles, de la historia poco conocida de la fotograf¨ªa oficial y de guerra (como si ambas cosas pudieran ir separadas en el r¨¦gimen) del III Reich.
Hoffmann (1885-1957) fue no s¨®lo el retratista oficial de Hitler sino su amigo y confidente. Fue a trav¨¦s de Hoffmann que Hitler conoci¨® a Eva Braun, que trabajaba en su tienda. Miembro del partido desde 1920, era en principio el ¨²nico autorizado para retratar al l¨ªder nazi. Lo acompa?¨® en su camino hacia el poder y luego en las veces en que Hitler se acerc¨® al frente durante la II Guerra Mundial. Hoffmann tom¨® m¨¢s de dos millones y medio de fotograf¨ªas, y se hizo rico con los derechos de autor -parte de esa riqueza recay¨® en el propio Hitler, que cobraba un porcentaje-. Era un negocio boyante aunque a veces ten¨ªas que hacer desaparecer las fotos de alguien como R?hm.
Hitler fue siempre consciente del poder de la fotograf¨ªa, como lo fue del cine. Vigilaba cuidadosamente, hasta la paranoia, su imagen y el uso que se le daba.
Walter Frentz no era un tipo tan importante como Hoffmann, pero su carrera no est¨¢ nada mal, en el sentido nazi, se entiende. Fue camar¨®grafo de Leni Riefenstahl, que ya es aprendizaje est¨¦tico. Su primera foto de Hitler -observando atentamente un aeroplano, con intenciones probablemente poco pac¨ªficas- data de septiembre de 1933. Le encantaba retratar al F¨¹hrer: lo hizo cientos de veces. Sus retratos son menos estilizados que los de Hoffmann, con un toque ¨ªntimo. Y a diferencia de su colega utilizaba el color. Su serie de visitantes y residentes de los cuarteles generales de Hitler, de Canaris a Porsche y Krupp pasando por Otto Skorzeny, son un verdadero fotomat¨®n del III Reich. Le gustaba presentarse como apol¨ªtico, aunque eso casaba dif¨ªcilmente con su antisemitismo y a¨²n m¨¢s con su adhesi¨®n a las SS. La Gestapo, que no ten¨ªa precisamente la manga ancha, le juzgaba "fiable al cien por cien". No ten¨ªa tan buenas referencias ni Heydrich.
Hoffmann retrat¨® a Frentz con Hitler, y este hizo lo propio numerosas veces. En muchas fotos de Hoffmann -como en la c¨¦lebre de Hitler frente a la torre Eiffel en 1940- aparece Frentz filmando. Son significativos los silencios fotogr¨¢ficos de Frentz: entre los millares de fotos que realiz¨® de 1939 a 1945, raramente se ven heridos, alguna vez cementerios y ?una sola vez! un muerto. Como Krieger, fotografi¨® prisioneros rusos en julio de 1941. El 15 de agosto le hicieron presenciar una matanza de supuestos partisanos y jud¨ªos, unas 300 personas. Portaba c¨¢mara y m¨¢quina de fotos. Pero no ha quedado ninguna imagen del asesinato masivo. El silencio m¨¢s elocuente de Frentz.
El trabajo de Hoffmann, Frentz, Krieger y sus colegas invita a reflexionar. Sus fotos no eran en absoluto objetivas sino que pose¨ªan una enorme dimensi¨®n propagand¨ªstica. Nunca han sido tan necesarias las advertencias de Susan Sontag en Sobre la fotograf¨ªa como ante estas im¨¢genes. Son todas fuertemente ideol¨®gicas, llenas de mensajes que quiz¨¢ se nos escapan tras tantos a?os, pero nunca, jam¨¢s, en absoluto, neutras o inocentes. Buscaban seducir, convencer, adoctrinar. Comportaban toda una teor¨ªa de la ¨¦lite pol¨ªtica, de la raza, de la guerra. No dejaban de vehicular las teor¨ªas de Goebbels o Rosenberg.
Tambi¨¦n obligan, las fotos de los nazis, a una reflexi¨®n sobre nuestra fascinaci¨®n -?malsana?- por esas im¨¢genes.
Krieger guarda a¨²n un misterio. A diferencia de Hoffmann y Frentz, colg¨® la m¨¢quina y dej¨® su trabajo en la Propagandakompanie como fotorreportero para convertirse en simple soldado y servir como conductor de abastecimientos en Rusia. Tras la guerra no volvi¨® a hacer de fot¨®grafo. Su mujer, Frieda, que aparece en el ¨¢lbum, y su hija de dos a?os, murieron en el bombardeo aliado de Salzburgo. Las fotos desaparecieron. Dijo que quiz¨¢ su madre las hab¨ªa escondido. Probablemente las encontr¨® un soldado de EE UU y se las llev¨® sin comprender su significado. Ahora, como un viejo pecado, han salido a la luz para volver a poner la extraordinaria vida y destino de aquellos viejos fot¨®grafos alemanes en nuestras retinas, y, sin duda, tambi¨¦n para someterlas al an¨¢lisis de nuestras conciencias.
Austriaco y propagandista
- Franz Krieger es el misterioso autor del ¨¢lbum de fotograf¨ªas de dirigentes nazis, instant¨¢neas de prisioneros del r¨¦gimen nazi y el propio Hitler.
- Nacido en Salzburgo, muri¨® en 1993. Estuvo en el campo de concentraci¨®n de Minsk, en Bielorrusia, en calidad de miembro de una formaci¨®n pol¨ªtica del r¨¦gimen nazi conocida como Reichsautozug. Tom¨® las im¨¢genes en 1941.
- Su esposa, Frida Krieger, aparece en alguna de las fotos. Falleci¨® en el bombardeo estadounidense de Salzburgo, en noviembre de 1944.
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