Nostalgia del futuro
Antes de la jubilaci¨®n suele aparecer un s¨ªndrome curioso. Se trata de una especie de nostalgia del futuro. ?C¨®mo ser¨¢ el mundo sin nosotros? ?C¨®mo se regir¨¢ cuando quien est¨¦ sentado al volante no haya vivido las circunstancias hist¨®ricas en las que se crearon los artefactos que ahora habr¨¢ que seguir conduciendo? ?Qu¨¦ quedar¨¢ de nuestras ideas?
Helmut Kohl y Fran?ois Mitterrand expresaron esta nostalgia respecto a la reconciliaci¨®n franco-alemana, que clausur¨® un siglo de guerras entre Francia y Alemania y fue clave de la estabilidad y de la paz en Europa desde 1945 y, a la vez, uno de los fundamentos de la exitosa construcci¨®n europea. A la vista del estado actual de la Uni¨®n Europea, la nostalgia de futuro del presidente franc¨¦s y del canciller alem¨¢n iba m¨¢s all¨¢ de la mera sensaci¨®n subjetiva sobre la imprescindible presencia de quienes hab¨ªan sufrido la guerra europea para garantizar la buena marcha de Europa.
Europa no quiere hacer de gendarme; EE UU se ha cansado y, de momento, regresa a sus cuarteles
Robert Gates, el secretario de Defensa, acaba de ofrecernos otra muestra del mismo s¨ªndrome en su discurso de despedida ante el Consejo Atl¨¢ntico, el pasado 10 de junio en Bruselas. "En realidad, si no se frenan ni se revierten las actuales tendencias en el declive de las capacidades de la defensa europea, los l¨ªderes de Estados Unidos del futuro, que no han contado ni individual ni colectivamente con la guerra fr¨ªa como experiencia formativa, como lo fue para m¨ª, pueden considerar que los retornos de las inversiones estadounidenses en la OTAN no valgan la pena".
Las palabras de Kohl y Mitterrand ten¨ªan algo de advertencia prof¨¦tica, una se?al para futuras generaciones que, a la vista est¨¢, ha sido poco atendida por sus sucesores. El discurso de Gates a?ade una admonici¨®n m¨¢s inmediata, que interpela las actitudes y decisiones actuales de los aliados atl¨¢nticos de Washington, datos en mano.
Aunque los pa¨ªses miembros tienen dos millones de soldados en uniforme, son enormes sus dificultades para levantar y desplegar una fuerza de combate de entre 25.000 y 40.000 soldados. El gasto europeo en defensa desde el 11-S ha ca¨ªdo en un 15%, mientras Washington lo duplicaba. Durante la guerra fr¨ªa, EE UU aportaba la mitad del presupuesto de la OTAN, mientras que ahora, con la Alianza incluso ampliada y Francia integrada en la estructura militar, la aportaci¨®n es del 75%. Solo cinco de los 28 pa¨ªses socios cumplen con el m¨ªnimo del 2% del PIB en Defensa acordado en el marco de la OTAN.
Nada ha subrayado de forma m¨¢s dram¨¢tica las advertencias de Gates como la guerra inconclusa de Libia, donde la direcci¨®n de las operaciones est¨¢ en manos de los europeos. Los 28 socios estuvieron obligadamente de acuerdo en la intervenci¨®n, que de otra manera no hubiera podido hacerse dada la exigencia de unanimidad. Pero menos de la mitad han aportado fuerzas y solo un tercio ha participado en los bombardeos, las ¨²nicas acciones directamente b¨¦licas acordadas. Y ahora est¨¢n todos agotados, sin dinero e incluso sin munici¨®n y sin claro horizonte en cuanto a su desenlace.
Las grietas de la OTAN no se deben ¨²nicamente a las tensiones que vienen desde Europa. La advertencia de Gates se dirige tambi¨¦n a EE UU, donde a la obligada reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, con sus inevitables consecuencias en los presupuestos militares (400.000 millones de d¨®lares hay que ahorrar en los pr¨®ximos 12 a?os), se a?ade ahora una brutal decantaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica republicana, con la mayor¨ªa de los candidatos a las primarias incluidos, hacia posiciones aislacionistas.
Justo cuando Obama, estimulado por la primavera ¨¢rabe, se mueve hacia un intervencionismo democr¨¢tico que para muchos le convierte en un ¨¦mulo de Bush, los republicanos regresan a la inhibici¨®n en los asuntos del mundo y le piden explicaciones por su compromiso en la guerra libia. Ah¨ª est¨¢n esos futuros l¨ªderes que no han vivido la guerra fr¨ªa temidos por Gates. Si Europa no quiere hacer de gendarme, EE UU se ha cansado de hacer de gendarme y regresa, de momento, a sus cuarteles.
F¨¢cilmente la guerra de Libia puede convertirse en la ¨²ltima jugada con los actuales jugadores e instituciones. Para EE UU era una guerra optativa, aunque para los europeos, al menos algunos, apareciera como de necesidad. A partir de ahora, y con las arcas vac¨ªas, desde Washington habr¨¢ que concentrar todos los esfuerzos en las guerras absolutamente necesarias. No se sabe muy bien qu¨¦ habr¨¢ que hacer desde Europa, donde ninguna guerra se ver¨¢ como necesaria. Lo fue en su origen la de Afganist¨¢n; pero si atendemos al pacto con los talibanes buenos que se prepara, y el repliegue que se anuncia, ha dejado de serlo, aunque el vecino polvor¨ªn paquistan¨ª que la retroalimenta siga m¨¢s activo que nunca.
Gates quiso dejar el pabell¨®n de la OTAN bien alto, incluidos los socios europeos, declarando cumplida y acabada la tarea. Puede ser. La liquidaci¨®n de Bin Laden es un buen argumento en su ayuda. La pregunta que queda en el alero es si va a quedar algo de la disuasi¨®n convencional en caso de que la Alianza siga en esta pendiente. Leon Panetta, el sucesor de Gates formado todav¨ªa en la guerra fr¨ªa, quiz¨¢s tendr¨¢ ideas al respecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.