El frente ruso

Narrativa. Las novelas sobre el trabajo son escasas, y m¨¢s a¨²n las que tienen por escenario el mundo del funcionario. Es un tema espinoso y cargado de clich¨¦s. Entre el "preferir¨ªa no hacerlo" de Bartleby y el funcionario trepa hay una variada gama de matices. Con humildad y decisi¨®n, Jean-Claude Lalumi¨¨re (Burdeos, 1970) se atreve a narrar escenas de la burocracia francesa. El protagonista es un joven que creci¨® fascinado por las revistas Geo que un t¨ªo suyo le regalaba. All¨ª conoci¨® su destino, m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites del Garona y la bah¨ªa de Arcachon. Nombres como Samarcanda, Taskent y Ulan-Bator encendieron su imaginaci¨®n, Tint¨ªn hizo el resto. Acabada la universidad, ingresa en el cuerpo diplom¨¢tico y entonces se abren como un abanico esos lugares ex¨®ticos que tanto anhela. Pero su enorme malet¨ªn se interpone en el camino de Langlois, el jefe de personal del ministerio, y acaba destinado a una secci¨®n gris dedicada a Europa del Este y Siberia, lo que en la jerga se llama "el frente ruso". All¨ª se encuentra con una fauna selv¨¢tica en el centro de Par¨ªs. No hay nada que hacer, pero ¨¦l quiere hacer algo, aunque sea para salir de all¨ª. Organiza presentaciones de oscuros Gobiernos cauc¨¢sicos, viaja a Tiflis, y acaba ascendido a la secci¨®n de comunicaci¨®n, donde las cosas se tuercen. Pese a algunas exageraciones y ciertos tics de c¨®mic, Lalumi¨¨re sostiene el discurso del diplom¨¢tico con buen pulso y describe con iron¨ªa el paso del protagonista por la l¨ªnea de sombra. La novela tiene estructura y se lee bien con su fondo de f¨¢bula. El inevitable fracaso es el destino de la humanidad, tambi¨¦n del funcionario. Instalado por fin en la abulia, el diplom¨¢tico se lamenta de que no sucede nada: "Habr¨¦ vivido y nadie se habr¨¢ enterado".