Amy e Isabelle

Narrativa. Hace apenas unos cuantos meses coment¨¢bamos en estas mismas p¨¢ginas el libro de cuentos Olive Kitteridge -Premio Pulitzer 2009, Premio de Llibreters de Catalu?a y Premio de Libreros de Italia-, de Elizabeth Strout (Portland, Maine, 1956) y record¨¢bamos que aqu¨ª conoc¨ªamos a la autora por su primera novela, Amy e Isabelle, publicada por Muchnik en 2001. Ahora la recupera El Aleph. Amy e Isabelle constituye un claro precedente argumental e incluso estructural de Olive Kiteridge. En este caso, viajamos tambi¨¦n hasta una peque?a localidad de Nueva Inglaterra, Shirley Falls, cuyos habitantes se conocen, se cruzan y se entrechocan creando un mosaico de historias que funcionan como el engranaje que hace rodar cualquier maquinaria. El t¨ªtulo de la novela anuncia el eje tem¨¢tico alrededor del cual se teje el entramado completo: Isabelle es la madre severa y r¨ªgida (recuerda sin duda al personaje Olive Kitteridge) de la adolescente y bella Amy y Elizabeth Strout intenta y consigue llevarnos hasta los entresijos m¨¢s rec¨®nditos y descarnados de la relaci¨®n materno-filial. Los planteamientos narrativos pueden recordarnos, por ejemplo, a los del John Irving de Una mujer dif¨ªcil. Morosidad en la descripci¨®n, historias incluidas en el interior de otras historias y perfectamente ensambladas, im¨¢genes impactantes, reflexiones crudas, un humor ¨¢cido, momentos tiernos, di¨¢logos descarnados, un ramillete de t¨®picos tratados con una mirada particular y esa clase de final feliz -con un toque amargo proveniente del conocimiento que da la experiencia- que roza la inverosimilitud pero que, gracias al armaz¨®n impecable de la estructura, la supera y convence.