Exvotos de la madre naturaleza
Hundiendo sus ra¨ªces en lo profundo de la tierra e hincando sus ramas por en el a¨²n m¨¢s hondo e inabarcable cielo, el ¨¢rbol se sostiene como la met¨¢fora de ese af¨¢n vertical que anima y agobia al hombre, es ser estirado hasta quebrarse por pulsiones contradictorias. Sin reparar en su enjundia simb¨®lica, ha sorprendido que el rey Juan Carlos, algo quejoso por el morboso asedio medi¨¢tico acerca de sus dolencias, emplease la expresi¨®n castiza de "un pino en la barriga", perfecta descripci¨®n para definir la cruz que asedia el destino humano mortal. ?Me estoy yendo, nunca mejor dicho, por las ramas? En todo caso, si lo hago, es para centrarme en el tema sobre el que gira la obra del catal¨¢n Perejaume (Sant Pol de Mar, 1957), porque, desde sus comienzos, este artista no ha dejado de prestar atenci¨®n a la naturaleza en su dimensi¨®n m¨¢s org¨¢nica; o sea: m¨¢s vital, con lo que, por fuerza, se ha tenido que enfrentar con el ¨¢rbol, esa fuente de comunicaci¨®n entre lo entra?able y lo extra?able, entre la tierra y el cielo. En este sentido, revalidando su vocaci¨®n rom¨¢ntica, Perejaume ha seguido la senda de Piet Mondrian, que, a trav¨¦s del ¨¢rbol, hall¨® el ¨¢ngulo recto que signa el ideal por entre la contingencia terrenal. Tambi¨¦n es verdad que Mondrian parti¨® del ¨¢rbol y lleg¨® a la abstracci¨®n pura, mientras que la decantaci¨®n purista de Perejaume ha seguido un curso diferente. Ambos, sin embargo, muy rom¨¢nticos, se encuentran en la aspiraci¨®n de hallar la clave del universo, lo universal, en lo natural.
Perejaume Exvotos
Galer¨ªa Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid.
Hasta el 16 de julio
En la obra que ahora exhibe, Perejaume se vale de la fotograf¨ªa, el v¨ªdeo, la escultura y el dibujo para expresar su obsesi¨®n de siempre, que es la de comunicarse con la naturaleza. Pero antes, cuando lo hac¨ªa a trav¨¦s de la pintura, como ahora, a trav¨¦s de otros medios y soportes, insiste en una misma visi¨®n rom¨¢ntica y mediterr¨¢nea. En el v¨ªdeo titulado Surar (2011), t¨¦rmino catal¨¢n equ¨ªvoco que alude a "flotar" y al "alcornoque", escenifica la acci¨®n de la tala de un alcornoque y su transporte coral desde el monte hasta el mar. En la acci¨®n concertada de arrastrar el ¨¢rbol, vemos simult¨¢neamente un paso procesional, llevado en volandas por un cortejo de costaleros, pero vemos, sobre todo, el prodigioso avanzar en horizontal de lo vertical. En el v¨ªdeo Hab¨ªa un fuego delante de una fuente y ve¨ªa como resplandec¨ªa (2009) descubrimos progresivamente la escena de una peque?a fogata, cuya iluminaci¨®n nos revela una ca¨ªda contigua de un chorro de agua: lo ascendente y lo descendente, el fuego y el agua. Los cuatro elementos en su dram¨¢tica discordante concordia, la uni¨®n de los contrarios, al alma del mundo.
Hay ciertamente un aliento po¨¦tico, muy, en efecto, decantado, por toda esta obra ¨²ltima de Perejaume, cuyo t¨ªtulo gen¨¦rico es el de Exvotos. Etiol¨®gicamente, "exvoto" es lo que se extrae y queda de una promesa, que es, como no pod¨ªa ser menos, una promesa o voto a lo natural de la naturaleza. Pero tambi¨¦n, coloquialmente, un exvoto es un fragmento de algo sagrado. As¨ª -de ambas formas- se relaciona Perejaume con esa parte matricial de la naturaleza que es el ¨¢rbol, que es una conjugaci¨®n de brillos, una m¨²sica y un movimiento cimbreado, como lo subraya en sus fotograf¨ªas. En sus esculturas de cera o de corcho embreado, como en algunos de sus maravillosos dibujos, centra Perejaume su atenci¨®n en algo crucial: el ¨¢rbol de la vida es asimismo el ¨¢rbol de la sabidur¨ªa, desplegando ¨¦ste sus hojas vegetales como hojas de papel, el c¨®dice de una escritura, que se lee como una cifra alfab¨¦tica y tambi¨¦n, por qu¨¦ no, como una cifra gen¨¦tica. Por lo dem¨¢s, el montaje de la exposici¨®n es limpio casi hasta la exageraci¨®n, como muy despejado, lo cual ayuda a potenciar lo a¨¦reo de este pasaje por el paisaje, llevados de la gr¨¢cil mano de este rom¨¢ntico asombrosamente mediterr¨¢neo. Y todo para acabar en el mar.
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