La chispa adecuada
Ap¨¢ticos y apol¨ªticos. Dos adjetivos frecuentes hasta hace un mes que se han dejado de utilizar para definir a la juventud y a la poblaci¨®n espa?ola en general. Casi todo el mundo entiende ahora que buena parte de la desafecci¨®n pol¨ªtica no era pasotismo sino insatisfacci¨®n. "?Qu¨¦ sentido tiene votar cada cuatro a?os si, al final, siempre son los bancos los que ganan?", dec¨ªa una acampada hace unos d¨ªas en Madrid. Muchos piensan como ella. Seis de cada diez espa?oles creen que la econom¨ªa est¨¢ debilitando los sistemas democr¨¢ticos, seg¨²n un sondeo de Metroscopia. En una parte significativa de la ciudadan¨ªa existe cierta disonancia cognitiva entre c¨®mo ha visto desarrollarse la crisis y la idea que tienen de la democracia. No entienden que los Estados se hayan endeudado para rescatar a unos bancos que hoy reparten beneficios y les prescriben las pol¨ªticas sociales que deben seguir para salir de la crisis. As¨ª, a la tradicional insatisfacci¨®n ciudadana con la pol¨ªtica (o mejor, con la "clase pol¨ªtica"), se ha sumado la estupefacci¨®n ante lo que perciben como una subordinaci¨®n del sistema democr¨¢tico a los agentes financieros.
La cuesti¨®n no es tanto que esta insatisfacci¨®n haya eclosionado, sino por qu¨¦ no lo hab¨ªa hecho hasta ahora. El caldo de cultivo exist¨ªa desde hac¨ªa varios a?os -alejamiento de la clase pol¨ªtica, depresi¨®n econ¨®mica, frustraci¨®n social-, solo faltaba la chispa adecuada para que se inflamara. Y finalmente lleg¨®. Fue una convocatoria a la indignaci¨®n colectiva en plena campa?a electoral, cuando las sensibilidades pol¨ªticas est¨¢n m¨¢s a flor de piel, lo que uni¨® a miles de personas en un proceso de bola de nieve. Casi todos los ciudadanos, de cualquier ideolog¨ªa, tuvieron la impresi¨®n de compartir alguno de sus planteamientos. Casi todos tuvimos la ilusi¨®n de que, quiz¨¢s s¨ª, pudieran promover una mejor pr¨¢ctica democr¨¢tica. Ese sentimiento com¨²n fue, y todav¨ªa es, su mejor aval. Tras el 15-M, se entiende mejor por qu¨¦ tradicionalmente la Encuesta Social Europea identifica en Espa?a dos hechos aparentemente contradictorios: por un lado, es uno de los pa¨ªses donde m¨¢s ciudadanos afirman que "no les interesa nada la pol¨ªtica" y, al mismo tiempo, donde m¨¢s afirman acudir a manifestaciones. Sin embargo, un hecho casa con el otro. Una parte importante de la ciudadan¨ªa asocia "la pol¨ªtica" con la actividad de los pol¨ªticos, de la que se alejan, pero en cambio exigen, necesitan, participar de los asuntos p¨²blicos. Las movilizaciones son una expresi¨®n de esa contradicci¨®n frustrante para muchos. ?Ap¨¢ticos y apol¨ªticos? De un pa¨ªs en el que se manifiestan hasta los obispos no se puede decir que se "pase" de la pol¨ªtica.
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