Muertos, pero indignados
Los muertos est¨¢n organizando una movida similar a la del XV-M para protestar contra el cardenal arzobispo de Madrid, monse?or Rouco-Varela. Muchos de ellos acabaron sus vidas de forma indigna y los dem¨¢s les apoyan en sus protestas. No es normal (?o s¨ª?) que la Iglesia est¨¦ poniendo todo tipo de trabas a los proyectos gubernamentales de conseguir una muerte digna para todos los ciudadanos. Lo mires por donde lo mires, no se entiende ese empe?o de los obispos por jorobarnos el momento de decir adi¨®s a la existencia. Los animales, por ejemplo, tienen derecho a morir dignamente y no prolongar su vida in¨²tilmente como vegetales vivientes, doloridos y sin ninguna esperanza.
La Iglesia da la impresi¨®n de que est¨¢ puesta para amargarnos la vida y casi todo lo bueno que hay en ella. Hace a?os, cuando el sida estaba haciendo estragos en ?frica, el Papa fue a Tanzania lanzando pestes contra el uso del preservativo. De juzgado de guardia, dicho sea con todos los respetos. ?Es eso lo que el catecismo llama una buena muerte? ?Cu¨¢l es el oficio del Cristo de la Buena Muerte? Con toda seguridad, Dios, que es la misma bondad, est¨¢ cabreado con sus representantes en la Tierra.
Con los muertos no se juega. Y con los medio muertos, tampoco. Por eso no ser¨ªa de extra?ar que la explanada de la catedral aparezca un d¨ªa abarrotada de acampados zombis o moribundos indignados y dolientes.
?Qu¨¦ intereses tiene la Iglesia en todo este importante asunto? ?Qu¨¦ intereses tiene en tantas cosas en las que nadie les ha dado ni voz ni voto ni vela en el entierro? Son misterios insondables que ellos mismos tendr¨ªan que aclarar cuando antes. No es extra?o que la gente les haga menos caso cada d¨ªa que pasa.
La muerte digna deber¨ªa ser un cap¨ªtulo obligatorio en la Ley de los Derechos Humanos.
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