Gracias, Federico S¨¢nchez
La Fundaci¨®n Amigos del Museo del Prado celebra hoy un homenaje al autor de 'La escritura o la vida', fallecido el pasado d¨ªa 7. Con ese motivo, el escritor italiano Claudio Magris le rinde tributo en este texto que adelanta EL PA?S
La escritura -la verdadera escritura, que de uno u otro modo mira siempre a la cara a la Medusa- es como el rostro de Jano, bifronte: mira a la vida y, con igual necesidad, a la muerte. Son muy pocos los escritores que, como Jorge Sempr¨²n, obligan a ajustar cuentas con esta descarnada verdad. La escritura sustrae del oscuro, obtuso y necesario impulso de vivir en cualquier caso, aunque se haya pasado a trav¨¦s del infierno del lager. La escritura, ha dicho Sempr¨²n en un di¨¢logo con Elie Wiesel, "me encierra en la muerte asfixi¨¢ndome"; lo envuelve de nuevo en aquel "extra?o olor" a carne quemada que sal¨ªa de la chimenea de Buchenwald. Ese olor es la muerte, que Jorge Sempr¨²n ha afrontado y atravesado con indomable coraje por amor a la libertad de todos. Para continuar viviendo, quien ha regresado tiene tambi¨¦n en parte que olvidarlo; tiene que actuar, pensar, amar, luchar como si aquel hedor no se hubiese quedado para siempre en su sentido del olfato, como si su mirada no conservase para siempre las im¨¢genes del horror del lager. Pero ese imp¨¢vido combatiente por la humanidad que es Sempr¨²n solo puede continuar viviendo si contin¨²a hablando tambi¨¦n en nombre de quien, a diferencia de ¨¦l, no ha regresado del infierno del lager y no puede hablar: "No puedo vivir si no me hago cargo de esa muerte a trav¨¦s de la escritura, pero la escritura me impide literalmente vivir".
La escritura sustrae del oscuro, obtuso y necesario impulso de vivir
'El largo viaje' nos ense?a a mirar a la abominaci¨®n y a la magnanimidad
El movimiento de la escritura acompa?a e ilumina al de la vida
En nombre de la justicia y la dignidad critic¨® la perversi¨®n del comunismo
Jorge Sempr¨²n, en la m¨¢s dif¨ªcil cuadratura del c¨ªrculo, ha conseguido conciliar una radical, extrema fidelidad a la muerte que ¨¦l ha atravesado, y en la que muchos de sus compa?eros se quedaron, con una c¨¢lida, fraterna y sangu¨ªnea fidelidad a la vida. Su existencia de hombre que se ha "librado de la muerte" -como ¨¦l escribe-, siempre en peligro de ser "un superviviente de servicio", encuentra un sentido en el testimonio de quienes no se han librado ni han sobrevivido; pero a la vez es puesta sin embargo continuamente en peligro al volver a sumergirse en aquel horror, neg¨¢ndose a que conste en acta.
Sempr¨²n da la respuesta m¨¢s alta, m¨¢s aut¨¦ntica y convincente a la famosa frase de Adorno, seg¨²n el cual despu¨¦s de Auschwitz es imposible escribir poes¨ªa, frase que plantea impl¨ªcitamente el problema de la necesidad de escribir a pesar de ese irrefutable diagn¨®stico. Ha respondido con El largo viaje, un libro fundamental para la condici¨®n humana, que forma parte para siempre de nuestra vida y nos ense?a a mirar cara a cara a la abominaci¨®n y a la magnanimidad de las que es capaz el hombre. Ha respondido tambi¨¦n con muchas otras obras -novelas, escritos autobiogr¨¢ficos, ensayos, guiones de cine-.
Su modo de escribir est¨¢ impregnado de un compromiso ¨¦tico-pol¨ªtico capaz de renovarse, de regenerarse, de ponerse en solfa y crecer. El suyo es el ejercicio, extraordinariamente creativo, de una escritura permanentemente abierta e interminable al igual que el an¨¢lisis del que hablaba Freud; siempre dispuesta a reconsiderarse y ponerse en entredicho, con empedernida fidelidad a sus propios valores y l¨²cidamente atenta a la transformaci¨®n de los sentimientos con los que esos valores son vividos y puestos a prueba por los sucesos que tienen lugar entretanto. Ese trabajo de Pen¨¦lope en la tela de la escritura caracteriza ya a El largo viaje y est¨¢ presente, infatigable y creativo, en sus siguientes obras.
De esta forma, Sempr¨²n ha conseguido vencer al olvido -que tan a menudo reclama su propia necesidad para poder sobrevivir- y no dejar a un lado la presencia del Mal radical, de lo absolutamente inhumano, y a la par ha logrado impedir tambi¨¦n que la vida quedase atrancada en la obsesiva repetici¨®n de esa experiencia del Mal, y que las indecentes mutilaciones infligidas a la humanidad por el lager ahogasen para siempre la dignidad, la valent¨ªa, la vitalidad y hasta incluso la capacidad de tender a la felicidad. Poes¨ªa despu¨¦s de Auschwitz que asume en s¨ª misma integralmente el horror de Auschwitz.
As¨ª es como Jorge Sempr¨²n, n¨²mero 44904 de Buchenwald, fichado como "rojo espa?ol", pone el dedo en la llaga de la aniquilaci¨®n del yo y de la "novela del horror" en la que tan a menudo se presenta la vida, pero es as¨ª tambi¨¦n como atraviesa esos tremendos v¨®rtices, marcado para siempre pero tambi¨¦n para siempre capaz de gallarda fraternidad, un amigo que uno querr¨ªa tener a su lado tanto cuando se est¨¢ de fiesta como cuando arrecia el leviat¨¢n. Como ¨¦l mismo escribe, es capaz de "desahuciarse" de su relato, superando todo resentimiento, pesadumbre o narcisismo subjetivos y restituyendo de ese modo al yo su concreta universalidad, que ning¨²n horno crematorio puede reducir a cenizas.
Sempr¨²n sabe muy bien que la "c¨¢lida vida", como la llamaba Saba, hay que buscarla y encontrarla a trav¨¦s de los laberintos de la ambig¨¹edad y de la nada. Su grandeza consiste en la capacidad de afrontar las irreparables laceraciones que el mal inflige a la existencia con una denodada fidelidad a lo humano, a la fraternidad, al coraje. En este sentido, Sempr¨²n es -como escritor y antes aun como hombre- un cl¨¢sico. Pero un cl¨¢sico sabedor de que se encuentra en el ojo del hurac¨¢n de la Babel contempor¨¢nea y de su literatura, que exige tener que v¨¦rselas con el desdoblamiento, con la p¨¦rdida de identidad, con la ficci¨®n necesaria para hacer veros¨ªmiles cosas espantosamente verdaderas (como las que han acaecido en el lager, pero no solo esas) que de otra forma resultar¨ªan incre¨ªbles.
Jorge Sempr¨²n, alias Federico S¨¢nchez -en cuyo nombre ha escrito incluso una autobiograf¨ªa, escritor espa?ol pero tambi¨¦n franc¨¦s que, por tanto, conoce por experiencia el desplazamiento y el desarraigo ling¨¹¨ªsticos que son tan esenciales en la literatura contempor¨¢nea-, narra tambi¨¦n la vida desdobl¨¢ndose, desplazando episodios y personajes, disimulando invenciones en memorias y memorias en invenciones, pero restableciendo al final la verdad de los hechos, una verdad que se ha encontrado a trav¨¦s de la odisea narrativa que se adentra en los meandros de la existencia y de la mente, en las mara?as en las que el recuerdo se mezcla a la realidad del momento en el que vuelve a aflorar y en el que memoria y olvido combaten una reticente batalla, cada uno con las razones que le son propias. El movimiento de la escritura acompa?a e ilumina al de la vida, ya sea despojando a este ¨²ltimo de la costra de sus muchas escorias ya sea corriendo el riesgo de falsearlo; pocos escritores se muestran tan conscientes como ¨¦l de esa doblez de la escritura, de su decir la vida trag¨¢ndose la vida, como quien la ha puesto en evidencia en p¨¢ginas inolvidables dedicadas a la grandeza de Kafka y a la falsedad de su relaci¨®n, "literaria" y no vital, con Milena.
Sempr¨²n ha desempe?ado un relevante papel pol¨ªtico, desde su militancia clandestina antifranquista a su cargo de ministro de Cultura del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. Ha atravesado el comunismo, en un principio militando en ¨¦l con pasi¨®n y desempe?ando funciones eminentes y despu¨¦s separ¨¢ndose del mismo con una dur¨ªsima cr¨ªtica, pero -a diferencia de tantos otros arrogantes excomunistas convertidos, tan prestos al f¨¢cil escarnio- sin olvidar ni renegar, aun en el rechazo de la osteoporosis pol¨ªtica y de las muchas falsificaciones ideol¨®gicas del partido, el "coraje y la fraternidad" y "la atenci¨®n a la idea del hombre" que el comunismo le infundi¨® a ¨¦l igual que a muchos otros, dando de esa forma el impulso para combatir por la libertad, la justicia y la dignidad. En nombre de estas ¨²ltimas, que fue el comunismo sobre todo quien le ense?¨® a amar, es como Sempr¨²n critica despiadadamente la perversi¨®n que el propio comunismo puso en pr¨¢ctica. Hay una virtud que Jorge Sempr¨²n nunca ha perdido, ni en la pol¨¦mica ni en los momentos de desolaci¨®n, una virtud que Kant considera la premisa fundamental de todas las dem¨¢s: el respeto. Es tambi¨¦n este, junto a su fuerza po¨¦tica, el que hace de ¨¦l humanamente un gran hombre. Gracias, Federico S¨¢nchez.
Traducci¨®n de J. ?. Gonz¨¢lez Sainz.
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