Presente bochornoso, futuro incierto
El River Plate ha pasado de ser el club de 'los millonarios' a uno de los m¨¢s endeudados de Argentina - 89 heridos y 50 detenidos en los altercados tras su descenso a Segunda
De un pasado glorioso, a un presente bochornoso y un futuro incierto. El River Plate, el equipo que ha ganado m¨¢s veces (33) la Liga argentina, descendi¨® el pasado domingo a la Segunda Divisi¨®n por primera vez en sus 110 a?os, algo inimaginable para sus hinchas, muchos de los cuales regaron de violencia el Monumental y sus alrededores. Ochenta y nueve personas resultaron heridas. Entre ellas, siete polic¨ªas permanec¨ªan ayer hospitalizados, uno grave. Cincuenta seguidores de los millonarios fueron arrestados despu¨¦s de que destrozaran butacas del estadio y la sede social del club, golpearan a agentes y dirigentes del River y saquearan comercios aleda?os. Ayer, unos 37 segu¨ªan tras las rejas.
Con 36,6 millones de deuda, tendr¨¢ que renegociar los derechos televisivos
Las 'barras bravas' se han ense?oreado del Monumental y se pelean por el poder
De ser apodados los millonarios, los riverplatenses han pasado a tener el club m¨¢s endeudado del pa¨ªs, con 36,6 millones de euros en el balance de 2010, cuando perdi¨® 13,4 millones. El despilfarro del anterior presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aguilar (2001-2009), hundi¨® la instituci¨®n y su sucesor, el exdefensa bicampe¨®n mundial Daniel Passarella, no ha sabido recuperarla. El club debe a sus jugadores 3,3 millones en concepto de remuneraciones atrasadas desde el curso pasado.
El futuro puede ser peor. En Primera, el River cobraba 5,4 millones anuales por los derechos televisivos, pero en Segunda no hay club que cobre m¨¢s de 710.000. Seguramente negociar¨¢ una tajada mayor y el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner anunci¨® ayer que la televisi¨®n p¨²blica seguir¨¢ transmitiendo los partidos de la banda roja. Pero tambi¨¦n pueden caer los ingresos por patrocinios y entradas, que cuestan m¨¢s baratas en la categor¨ªa inferior.
De distinguirse por un juego con clase, el River se ha hundido con un f¨²tbol que, de tanto conformarse con ganar por 1-0 para sobrevivir, acab¨® perdiendo la promoci¨®n ante el Belgrano de C¨®rdoba, una situaci¨®n a la que nunca previ¨® que pod¨ªa llegar, quiz¨¢ enceguecido por la soberbia.
La bajada del River demuestra que en la Liga argentina puede suceder cualquier cosa, a diferencia de algunas europeas, en las que existen multinacionales del f¨²tbol. Tambi¨¦n es el caso extremo de c¨®mo han desbarrancado por sus malas gestiones los cinco clubes grandes de Argentina (incluidos el Boca Juniors, el Independiente, el San Lorenzo y el Racing), que solo ganaron tres de las ¨²ltimas 10 Ligas. Los grandes, y sobre todo el River, desatendieron las canteras, despilfarraron el dinero en fichajes errados y la ansiedad por el ¨¦xito en los torneos nacionales, de solo 19 jornadas,les impidi¨® desarrollar proyectos a largo plazo.
De jactarse de contar con un p¨²blico refinado, el River ahora es el club de las barras bravas. Las facciones de los ultras, muchas veces vinculados a dirigentes pol¨ªticos o deportivos, se pelean entre s¨ª para dirimir qui¨¦nes regentan la reventa de entradas, cobran una propina por aparcar cerca del estadio o dominan el fondo en el que circula sin complejos la marihuana.
De haber ganado una Copa Intercontinental y dos Libertadores de Am¨¦rica, el River acaba de bajar porque tuvo uno de los cuatro peores promedios de puntos de las ¨²ltimas tres temporadas, que son los que se tienen en cuenta en Argentina para definir descensos y promociones. De destacarse por grandes planteles en los que brillaron Di St¨¦fano, Fillol, Passarella, Luque, Tarantini, Kempes, Olarticoechea, Gallego, Houseman, Pumpido, Francescoli, Ruggeri, Caniggia, Ortega, Crespo, Solari, Aimar y Sor¨ªn, ha pasado a contar con demasiados j¨®venes que son m¨¢s promesa que presente y jugadores que ya han regresado de su aventura europea.
Es un misterio c¨®mo, con recursos m¨¢s ajustados que antes, el club podr¨¢ armar un plantel competitivo en una divisi¨®n en la que juegan equipos varias veces campeones de Argentina, como el Rosario Central o el Ferrocarril Oeste, y otros de menos renombre, como el Desamparados de San Juan o el Defensa y Justicia.
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