El Ayuntamiento comienza por fin a limpiar el poblado de El Gallinero
Las ONG logran que Medio Ambiente cumpla un compromiso de 2010
Eran las ocho de la ma?ana cuando el rugido de las excavadoras despert¨® a los habitantes de El Gallinero, la zona m¨¢s degradada de la Ca?ada Real Galiana, uno de los asentamientos ilegales m¨¢s grandes de Europa. La maquinaria y los operarios del Servicio de Limpieza Urgente del Ayuntamiento de Madrid (Selur) comenzaron entonces a mover las toneladas de basura y escombros entre los que viven alrededor de 400 familias, con cerca de 180 ni?os, junto a la carretera de Valencia a la altura de Rivas Vaciamadrid.
El movimiento en El Gallinero comenz¨® la semana pasada, cuando se desratiz¨® el espacio en el que juegan los ni?os del poblado. Las reivindicaciones de las dos parroquias de la zona, Santo Domingo de la Calzada y San Carlos Borromeo, fueron escuchadas y se ba?¨® en raticida la zona. El p¨¢rroco de San Carlos, Javier Baeza, que estaba en el poblado desde primera hora, explicaba que el acuerdo con la Concejal¨ªa de Medio Ambiente "se est¨¢ cumpliendo".
El Ayuntamiento ha tardado a?o y medio en poner en marcha la campa?a
Cuando se adecent¨® la zona en 2008 se extrajeron 130 toneladas de basura
M¨®nica tiene 19 a?os y lleva viviendo en El Gallinero desde hace cuatro y medio, cuando lleg¨® de Portugal. Con un vientre que revela que un miembro m¨¢s de la familia llegar¨¢ en pocas semanas, M¨®nica destripa un pollo para el almuerzo en una mesa de madera a pleno sol, rodeada de estructuras de madera a punto de venirse abajo, y mientras sus hijos semidesnudos corren descalzos frente a la chabola. "Hab¨ªamos pedido a los voluntarios [de las ONG] que limpiaran esto", explica la joven, de etnia gitana y rumana de procedencia, como la mayor parte de los habitantes del poblado.
A pocos metros, tras las paredes de las casas, los cad¨¢veres de las ratas se pudren bajo el sol del mediod¨ªa, que convierte el olor de la basura en un insoportable hedor nauseabundo. El raticida cumpli¨® con su cometido, pero ahora los animales muertos se reparten por las calles del campamento.El reino de las ratas. Una ciudad de basura repleta de botellas, ropa, maderas medio quemadas tras ser usadas para prender fogatas. Y pl¨¢stico de colores, toneladas de tubo de pl¨¢stico del que recubre los cables de cobre. Ese es el paisaje que ven desde sus ventanas los moradores de El Gallinero. Lo que hab¨ªa bajo esas monta?as -y lo que a¨²n hay: ayer se ve¨ªan ratas corriendo entre las casas- era una aut¨¦ntica plaga provocada por la basura acumulada en los alrededores de las infraviviendas. Una situaci¨®n que requer¨ªa una actuaci¨®n "urgente", seg¨²n el plan aprobado en el pleno del Ayuntamiento de Madrid para dar a la zona "los servicios de salubridad, dignidad y seguridad". Esta medida se aprob¨® el 27 de enero de 2010. Hace ya casi un a?o y medio.
Ayer, los 20 operarios del Ayuntamiento que manejan la maquinaria -nueve veh¨ªculos entre excavadoras, palas y camiones- llenaban camiones enteros con la basura acumulada durante a?os por los habitantes del poblado. Por los lados de los veh¨ªculos colgaban los recubrimientos de pl¨¢stico que protegen los cables de cobre. Algunos de los que viven en El Gallinero se dedican al robo de estos conductos, y otros recogen chatarra, como el suegro de M¨®nica.
Para Mar¨ªa, una mujer de 24 a?os que vive en el poblado desde hace cuatro meses, las ratas son una preocupaci¨®n. Tiene tres ni?os peque?os que corretean por las calles de tierra y ceniza, y ense?a la ruta que usan las ratas para cruzar la casa por la noche mientras su familia duerme. "Est¨¢ muy bien lo que est¨¢ haciendo el Ayuntamiento, aqu¨ª estamos todos contentos con que nos limpien esto", explica mientras acarrea una enorme garrafa de agua. Es su ritual de cada d¨ªa. Lentamente arroja el contenido de la garrafa en unas ratoneras que se reparten por los mont¨ªculos que tiene a escasos metros de su casa. Es su maniobra para hacer que las ratas huyan despavoridas por las otras entradas de la madriguera. Hoy no sale ninguna. "Ahora ya da igual que eches agua, porque est¨¢n muertas dentro y ya no se pueden sacar", explica. Seg¨²n denunciaron los voluntarios de las parroquias de la zona, los roedores viven en los montones de basura y ya han mordido a algunos ni?os que habitan el poblado. Se calcula que los menores son m¨¢s de 180, seg¨²n un informe del Defensor del Menor.
La ¨²ltima vez que se limpiaron las monta?as de basura infestadas de ratas fue en 2008, y se retiraron 130 toneladas de desechos. El Ayuntamiento puso contenedores a la entrada del poblado, pero la basura volvi¨® a los montones que rodean las casas. "Nosotros lo estamos limpiando, pero exigimos el compromiso de mantenerlo limpio", ha dicho la concejal de Medio Ambiente, Ana Botella. La limpieza durar¨¢, seg¨²n Botella, "los d¨ªas que sean necesarios". Seg¨²n el p¨¢rroco de San Carlos, Javier Baeza, tardar¨¢n un mes en limpiar la zona, y lo har¨¢n solo por las ma?anas, ya que hay que cortar la electricidad en el poblado para poder trabajar. Seg¨²n la concejal, ahora es el turno de los voluntarios, ya que "all¨ª hay personas que desgraciadamente no tienen una serie de h¨¢bitos" y ellos tendr¨¢n que ense?arles a "depositar los residuos en la zona habilitada". Los voluntarios se reunieron el pasado mes de mayo con Botella para exigir al Ayuntamiento que diera una soluci¨®n inmediata a la situaci¨®n del poblado. Ahora se limpian las calles una vez por semana y se recoge la basura de los contenedores, pero los voluntarios piden m¨¢s: limpieza m¨¢s continuada, letrinas y puntos de agua potable.
Mientras tanto, la vida sigue en el poblado. Las lavadoras centrifugan en el exterior de las chabolas y las ratas supervivientes atacan a aquellos que las molestan. Ellas son las que mandan en este poblado. "No creo que puedan matarlas a todas", concluye M¨®nica, mientras su marido pretende acabar con un roedor que intenta entrar en su casa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.