P¨®quer para ventajistas
La decisi¨®n tomada el pasado abril por Zapatero de no concurrir a las elecciones legislativas y la posterior designaci¨®n de Rubalcaba como candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno dieron al pleno del Congreso sobre pol¨ªtica general -el llamado debate sobre el estado de la naci¨®n- iniciado ayer el aire melanc¨®lico de una despedida. En la pr¨®xima legislatura, Mariano Rajoy, su antagonista en la sesi¨®n parlamentaria, cambiar¨¢ con alt¨ªsima probabilidad el esca?o de l¨ªder de la oposici¨®n por la cabecera del banco azul. Ya sabemos, sin embargo, con toda certeza que Zapatero no repetir¨¢ como presidente ni ser¨¢ el portavoz de los socialistas en la C¨¢mara baja.
La barrida electoral del PP en las elecciones municipales y auton¨®micas del 22-M fue el tel¨®n de fondo del debate. Para acentuar todav¨ªa m¨¢s el color sepia del daguerrotipo, los d¨ªas anteriores parecieron conjurarse para desmentir o empa?ar las promesas y apuestas de Zapatero. Los soldados espa?oles alistados bajo bandera de la OTAN muertos y heridos recientemente en Afganist¨¢n borra o difumina el recuerdo de la retirada de las tropas de Irak con que el presidente del Gobierno inici¨® su mandato en 2004. Las multitudinarias manifestaciones el pasado 19 de junio de los indignados del 15-M, negando representatividad a los grandes partidos de ¨¢mbito estatal, reducen considerablemente las posibilidades de que el PSOE pueda beneficiarse en las urnas del temor al triunfo del PP del abstencionismo juvenil contestatario. Abstracci¨®n hecha de la conveniencia de dar tiempo al tiempo hasta que la polvareda del ¨¦xito de Bildu en las elecciones del 22-M se asiente, la beligerancia ret¨®rica de algunos de sus cargos p¨²blicos -como el alcalde de San Sebasti¨¢n y el presidente de la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa- est¨¢ siendo deslealmente aprovechada para criticar a los socialistas por no impedir esos gestos y expresiones. Las contrapartidas arrancadas al Gobierno en el Congreso por el PNV a cambio de su abstenci¨®n en la votaci¨®n del decreto ley de negociaci¨®n colectiva contrastan con su oscura estrategia de alianzas municipal y provincial favorable a Bildu. Finalmente, la ca¨®tica pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea en lo que se refiere al rescate de Grecia y la crisis de la eurozona est¨¢ empujando peligrosamente a la econom¨ªa espa?ola hasta el borde de una zona de m¨¢ximo riesgo.
Las r¨¦plicas entre Rajoy y Zapatero fueron del trazo grueso que aleja de la vida pol¨ªtica a los j¨®venes
Los debates del estado de la naci¨®n mantenidos por Zapatero y Rajoy han parecido una extra?a variante del p¨®quer que exigiera a uno de los jugadores descubrir los naipes al final de la partida, pero permitiese en cambio a su rival mantener tapada su jugada y declararla solo verbalmente sin comprobaci¨®n ulterior. De acuerdo con esas reglas, el l¨ªder de la oposici¨®n siempre ganar¨¢ a la m¨ªsera pareja de cuatros ense?ada sobre la mesa por el presidente del Gobierno: le basta con anunciar bajo palabra de honor que tiene una imaginaria escalera de color al as, esto es, un milagroso programa de creaci¨®n de empleo que solo mostrar¨¢ al acceder a la presidencia.
El pleno de ayer fue una repetici¨®n de esa desigual partida de p¨®quer imaginario. La intervenci¨®n inicial de Zapatero suministr¨® una severa dieta estad¨ªstica a los diputados para informarles tanto de los progresos ya realizados para salir de la crisis como de los obst¨¢culos a¨²n no superados. La necesidad de completar las reformas pendientes y de introducir otras nuevas justifica a su juicio la conveniencia de agotar la legislatura; el anuncio de la inmediata aprobaci¨®n de mecanismos de protecci¨®n a favor de los deudores de los bancos amenazados por ejecuciones hipotecarias devolvi¨® a los diputados socialistas el antiguo entusiasmo por su secretario general. El recuerdo de los debates del estado de la naci¨®n en que ha intervenido ofreci¨® a Zapatero la oportunidad de despedirse de forma cre¨ªble, digna y emotiva.
En su r¨¦plica previamente escrita, Rajoy ech¨® sal y vinagre sobre las heridas abiertas en la sociedad espa?ola por los errores o insuficiencias del Gobierno frente a la crisis econ¨®mica. Tambi¨¦n aprovech¨® el provocador comportamiento de Bildu para acusar a los socialistas de cobard¨ªa o connivencia. Tampoco falt¨® la exigencia de elecciones anticipadas, aunque resulte dif¨ªcil saber en este momento si esa decisi¨®n no beneficiar¨ªa m¨¢s a los socialistas que a los populares.
El posterior cruce de intervenciones improvisadas entre Zapatero y Rajoy discurrir¨ªa por los cauces de dicterios hirientes, trazos gruesos y descalificaciones afiladas propias de la actual contienda de partidos, que est¨¢ alejando peligrosamente de la vida democr¨¢tica institucional a las nuevas generaciones simb¨®licamente representadas por los manifestantes del 15-M.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.