La fortaleza h¨²ngara
Euroescepticismo, control estatal de los medios y una nueva Constituci¨®n que mezcla un rom¨¢ntico nacionalismo con la ret¨®rica cristiana, son los pilares de la Hungr¨ªa que Viktor Orban construye a su medida
Desde el extranjero nos siguen llegando cr¨ªticas y furiosos ataques por la nueva Constituci¨®n y por nuestra pol¨ªtica econ¨®mica. Tenemos que decir sin pesta?ear que no es asunto suyo: ?es cosa de los h¨²ngaros! O si no, tenemos que decirles a la cara con maneras europeas: subsidiariedad". (Viktor Orban, primer ministro de Hungr¨ªa, 31 de mayo de 2011).
Probablemente, la caracter¨ªstica m¨¢s llamativa de la populista revoluci¨®n "constitucional" en la Hungr¨ªa de hoy es la ausencia de cualquier fundamento ideol¨®gico oficial. El Gobierno del partido en el poder introduce sus medidas y sus acciones apelando sencillamente a su mayor¨ªa, abrumadora y sin precedentes -al poseer m¨¢s de dos tercios de los esca?os del Parlamento-, diciendo: tenemos el apoyo del pueblo, hacemos lo que ellos quieren que hagamos, lo hacemos porque es nuestro deber moral cumplir con su deseo y usar nuestro poder pol¨ªtico para cambiar las cosas, y as¨ª sucesivamente. No hay una expresi¨®n al uso o una categor¨ªa ideal que proceda de la ciencia pol¨ªtica con la que captar la esencia del r¨¦gimen que se ha estado construyendo desde hace ahora un a?o. Entre 1998 y 2002, cuando Viktor Orban y su partido Fidesz tuvieron en sus manos por primera vez el poder ejecutivo, el pressing, el concepto tomado del f¨²tbol, describ¨ªa con precisi¨®n la mentalidad de los j¨®venes pol¨ªticos que quer¨ªan "servir de contrapeso" al presunto monopolio de fuerzas de izquierda y liberales en las esferas pol¨ªticas, econ¨®micas y culturales del pa¨ªs.
La tradici¨®n de la autocensura es muy fuerte en un pa¨ªs que fue comunista
En las elecciones de 2014, un nuevo sistema electoral favorecer¨¢ al ala derecha del Fidesz
Diez a?os despu¨¦s del primer experimento, el campo de batalla se ha ensanchado. Al tener unos d¨¦biles rivales en la arena dom¨¦stica, como consecuencia de un largo periodo de ocho a?os de Gobiernos de socialistas y liberales y de socialistas en minor¨ªa, que no lograron gobernar con eficiencia y que finalizaron entre sonoros esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, Orban abri¨® varios nuevos frentes. Durante un par de meses, el p¨²blico asisti¨® al Sturm und Drang de los victoriosos pol¨ªticos que hab¨ªan obtenido el poder tras la "revoluci¨®n en las urnas": mientras gran parte de los ciudadanos parec¨ªan confiar en el dinamismo de los nuevos gobernantes, otros se quedaban totalmente petrificados por los m¨¦todos pol¨ªticos del Gobierno, entre los que se inclu¨ªan una "lucha por la libertad" contra el FMI, la renacionalizaci¨®n de facto de los fondos privados de pensiones, un dr¨¢stico corte de competencias del Tribunal Constitucional, as¨ª como una campa?a en los medios contra destacados intelectuales liberales. La aprobaci¨®n de la ley de medios antes de la ¨²ltima Navidad produjo una amplia reacci¨®n internacional de protesta y las tendencias autoritarias h¨²ngaras fueron objeto de un tratamiento crudamente negativo en la esfera p¨²blica europea. Las nuevas regulaciones de los medios de comunicaci¨®n eran la gota que colmaba el vaso a los ojos de numerosos viejos amigos y socios de Hungr¨ªa, que iniciaba su presidencia del Consejo Europeo el 1 de enero de 2011.
El asunto de si, por lo dem¨¢s, Hungr¨ªa haya sido capaz de demostrar un desempe?o profesional como fuerza motriz de los asuntos europeos durante un semestre parece irrelevante a causa de los esc¨¢ndalos pol¨ªticos patrios. El propio Orban reaccion¨® con un desafiante discurso en el D¨ªa Nacional de Hungr¨ªa comparando a "Bruselas" con la Viena de los Habsburgo y con el Mosc¨² de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, al decir que los h¨²ngaros nunca aceptaron los dictados de ninguno de ellos. Adem¨¢s de eludir el hecho b¨¢sico de que formar parte de la Uni¨®n Europea fue una decisi¨®n voluntaria de la naci¨®n confirmada por un refer¨¦ndum, tampoco tuvo en cuenta el hecho de que algunos elementos de la "controvertida" ley sobre los medios de comunicaci¨®n fueron finalmente enmendados siguiendo las propuestas de la Comisi¨®n Europea. El primer ministro explic¨® tambi¨¦n su posici¨®n en el Parlamento nacional al decir que no cre¨ªa en la Uni¨®n Europea, que cre¨ªa en Hungr¨ªa. Es muy probable que el gobernante partido Fidesz salga de los seis meses de aventura europea con una visi¨®n ideol¨®gica todav¨ªa m¨¢s euroesc¨¦ptica que la que ten¨ªa antes de ese periodo.
A pesar del ajuste a las recomendaciones de la Comisi¨®n Europea en el caso de la ley de los medios, hecho a rega?adientes por el Gobierno, el ruido suscitado por esas problem¨¢ticas regulaciones no se ha extinguido. Adem¨¢s de que el Parlamento Europeo aprobara una resoluci¨®n condenando la ley -no a Hungr¨ªa, como a menudo tergiversa el Gobierno-, incluso despu¨¦s de las enmiendas "t¨¦cnicas", tanto Dunja Mijatovic, representante de la OSCE para la libertad de expresi¨®n, como Frank La Rue, relator especial de la ONU, siguen criticando todo el procedimiento legislativo as¨ª como su contenido. Uno de los rasgos m¨¢s inaceptables del mismo ha sido la creaci¨®n de una poderosa autoridad cuyos miembros son delegados del partido gobernante en posesi¨®n de potenciales competencias, tanto para controlar a los medios impresos y electr¨®nicos como para sancionarlos con enormes multas. La tradici¨®n de la autocensura en un antiguo pa¨ªs comunista es particularmente fuerte en los medios p¨²blicos, donde el Gobierno ha cambiado la gesti¨®n de todos los entes y ha concentrado la producci¨®n de noticias en las manos de su fiel Agencia H¨²ngara de Noticias.
Ahora es la "ley b¨¢sica" unipartidista, la nueva Constituci¨®n, la que ocupa el foco de la atenci¨®n internacional. Del mismo modo que la presidencia h¨²ngara del Consejo dio comienzo con una ruidosa protesta en la sesi¨®n plenaria del Parlamento Europeo, bien podr¨ªa terminar con un debate no menos acalorado el 17 y 18 de junio, tras las conclusiones de la Comisi¨®n de Venecia, el ¨®rgano asesor del Consejo de Europa sobre asuntos legislativos. La Comisi¨®n ya expres¨® su preocupaci¨®n tanto sobre la naturaleza del procedimiento constitucional como sobre el contenido de los textos aprobados, incluida la problem¨¢tica consideraci¨®n legal del pre¨¢mbulo (ampliamente criticado por su rom¨¢ntico nacionalismo y su ret¨®rica cristiana) y las soluciones legales que podr¨ªan limitar el margen de maniobra de cualquier futuro Gobierno que no tuviera dos tercios de la mayor¨ªa constitucional. El partido introdujo la declaraci¨®n de que la moneda oficial de Hungr¨ªa es el flor¨ªn: toda una demostraci¨®n de chantaje si otro futuro Gobierno es capaz finalmente de introducir el euro en el pa¨ªs. La Comisi¨®n de Venecia tambi¨¦n es consciente de los serios riesgos de una gran cantidad de leyes fundamentales (que requieren dos tercios de los votos en el Parlamento), que podr¨ªan suponer que disposiciones pol¨ªticas coyunturales, como la tasaci¨®n proporcional de la renta, queden establecidas para siempre conforme a la voluntad del actual r¨¦gimen.
En cuanto a la Uni¨®n Europea y sus instituciones, la lecci¨®n que debe aprenderse de la experiencia h¨²ngara es la de que se debe crear un sistema precautorio que escuche a las fuerzas de oposici¨®n y a los grupos de la sociedad civil en caso de surgimiento de tendencias autoritarias en un Estado miembro. Es urgente tomar la Carta de Derechos Fundamentales, que el Tratado de Lisboa ha hecho vinculante, como una base firme cuando exista un potencial peligro de violaci¨®n de derechos humanos en cualquier lugar de la Uni¨®n Europea.
Entretanto, las reglas del juego est¨¢n cambiando en Hungr¨ªa otra vez. Ya no son solo los intelectuales liberales los que pertenecen al enemigo. A comienzos de junio, una delegaci¨®n de manifestantes de los sindicatos de polic¨ªas y bomberos invit¨® al primer ministro a salir a hablarles a la plaza, fuera del Parlamento, pero Orban les remiti¨® a la "Secretar¨ªa de Estado de Asuntos de Payasos". En respuesta, los l¨ªderes de los manifestantes han organizado una "revoluci¨®n de los payasos": los ciudadanos pueden ahora votar "retract¨¢ndose" de su voto equivocado a Fidesz, por supuesto retroactivamente... Se supone que las siguientes elecciones reales ser¨¢n en 2014, probablemente bajo un nuevo sistema electoral que favorecer¨¢ a la gran ala derecha del partido frente a una oposici¨®n dividida. Para entonces, todav¨ªa seguir¨¢ pasando mucha agua Danubio abajo.
Istv¨¢n Heged¨¹s es presidente de la Hungarian Europe Society, miembro del grupo parlamentario de Fidesz en 1990-1994. Traducci¨®n del ingl¨¦s de Juan Ram¨®n Azaola.
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