Contador contra el Tour
El campe¨®n, preparado para ganar en la carretera y en la sala de prensa su cuarta corona
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Hijo de d¨ªas turbulentos, Alberto Contador se ha acostumbrado a una normalidad nacida de lo extraordinario. Por eso es, debe ser, un hombre templado y decidido.
Naci¨® ciclista de las cenizas de la Operaci¨®n Puerto, el joven que representaba el futuro limpio, el presente ya tras la eliminaci¨®n forzosa de la generaci¨®n anterior -Ullrich, Basso, Beloki...-, manchada. El primer Tour, el de 2007, a los 24 a?os, le cay¨® del cielo, la fortuna de la expulsi¨®n del l¨ªder Michael Rasmussen a tres d¨ªas del final. El segundo, al que solo tuvo derecho dos a?os m¨¢s tarde -a su equipo, el Astana, no le dejaron correr en 2008-, lo gan¨® contra su compa?ero de equipo, Lance Armstrong. "Fue m¨¢s dif¨ªcil aguantar la vida en el hotel que los puertos", dijo entonces; en el tercero, el del chantaje emocional, explot¨® la debilidad sentimental de Andy Schleck y gracias a un v¨ªdeo nocturno de disculpas cuando el caso de la cadena. Schleck dijo luego que perdonaba pero no olvidaba y que el chico de Pinto hab¨ªa hecho un gran parip¨¦ cuando le dio los golpecitos en la espalda tras dejarle ganar en el Tourmalet. Todo ello suena a nada comparado con lo que le espera a Contador en el Tour que hoy (Teledeportes, 12.15; y Eurosport, 14.00) empieza en el mism¨ªsimo pasaje del Gois, carretera habitualmente cubierta por el mar, en el que Z¨¹lle perdi¨® las gafas y el Tour del 99, Mancebo la radio y muchos la inocencia.
La opini¨®n p¨²blica puede ser m¨¢s dura que las cuatro grandes llegadas en alto
En 2011 Contador, acostumbrado a ganar el Tour en el hotel, en la carretera, deber¨¢ ganar el Tour en la sala de prensa. M¨¢s duras, m¨¢s dif¨ªciles que los d¨ªas de carretera que lo esperan, que son muchos y duros -cuatro grandes llegadas en alto: dos en los Pirineos, Luz Ardiden y el terrible Plateau de Beille; dos en los Alpes, el centenario Galibier, el cl¨¢sico Alpe d'Huez de las 21 curvas de herradura; dos etapas m¨¢s de alta monta?a; una contrarreloj simb¨®lica la v¨ªspera del final en Grenoble, unas cuantas etapas la primera semana abiertas a los vientos y a los abanicos-, m¨¢s aguerridas que los rivales, quienes, en el fondo, una vez establecida la jerarqu¨ªa el primer d¨ªa de monta?a utilizar¨¢n la calculadora y el posibilismo para moverse sin poner en peligro sus m¨ªnimas conquistas, m¨¢s complicadas de interpretar, de manejar, las situaciones t¨¢cticas que en la carretera se pueden resolver simplemente con la aplicaci¨®n del principio de superioridad, m¨¢s desconcertantes que cualquier otra circunstancia, ser¨¢n las preguntas de los periodistas convencidos de la ilegitimidad de la participaci¨®n del campe¨®n en el Tour, que son muchos e influyentes sobre la opini¨®n de los aficionados que llenan las cunetas, gentes, como se sabe, predispuestas a apoyar antes al segundo de siempre que al que siempre gana.
Ayer mismo, L'?quipe, diario que marca la ideolog¨ªa de la carrera, conclu¨ªa que ser¨ªa terrible que se representara el guion previsto -esto es, que Contador alcanzara el maillot amarillo en la etapa 12?, la de Luz Ardiden, para no soltarlo- y que, en el fondo, la revancha Contador-Andy est¨¢ desnaturalizada pues el espa?ol perder¨¢ el Tour en el TAS y el luxemburgu¨¦s quedando segundo ganar¨¢.
En otras ocasiones, llegados al punto en el que un grande asaltaba una cuarta victoria en el Tour, se dec¨ªa que su mayor rival era ¨¦l mismo. Este a?o, el gran rival de Contador ser¨¢ el propio Tour y sus circunstancias. Ser¨¢, pues, m¨¢s que nunca, Contador contra el Tour, a por el Tour.
Por eso, para Contador, el Giro, tan sencillo de gestionar, visto as¨ª en la distancia, ha sido una magn¨ªfica preparaci¨®n mental. All¨ª, en Italia, ensay¨® hasta hacerlo suyo el estilo de hablar poco y no decir nada. Es el consejo de su director, Bjarne Riis, uno que ha pisado antes estos territorios. Es la defensa templada, cl¨¢sica, que deja insatisfechos a los que preguntan, relajado al que responde. La puso en pr¨¢ctica en la rueda de prensa inaugural -celebrada el jueves pues pens¨® que habr¨ªa menos periodistas y organizada de tal manera que el micr¨®fono lo repart¨ªa su jefe de prensa y la traductora se esmer¨® en traducir con lentitud y en dos idiomas, franc¨¦s e ingl¨¦s, para que no hubiera tiempo para muchas preguntas- y, seguramente, no volver¨¢ a necesitarla hasta que se vista de amarillo, pues hasta entonces no tendr¨¢ obligaciones con la prensa.
En la sala de prensa, ayer la pantalla de televisi¨®n que repet¨ªa sin cesar las noticias del cambio de viento en el asunto de Strauss-Kahn, en libertad ya, recordaba que los hechos son a veces m¨¢s volubles, m¨¢s complejos, que lo que desear¨ªan.
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