La Instituci¨® de les Lletres Catalanes mantendr¨¢ su autonom¨ªa pero pierde en ayudas y territorio
De desaparecer subsumido en una m¨¢s de las funciones del Departamento de Cultura (se apuntaba que v¨ªa el Instituto Catal¨¢n de Industrias Culturales, ICIC) a mantenerse como organismo aut¨®nomo, si bien con menos ¨¢mbito geogr¨¢fico de influencia y con la inc¨®gnita de hasta d¨®nde se recortar¨¢ su capacidad de otorgar becas y ayudas. Este el vertiginoso viaje que ha realizado la veterana Instituci¨® de les Lletres Catalanes (en seis meses la ILC cumplir¨¢ 75 a?os de su creaci¨®n y 25 de su reinstauraci¨®n en democracia) desde enero, con la llegada de Ferran Mascarell al Departamento de Cultura y la posterior inclusi¨®n de la reestructuraci¨®n de la ILC en la ley ¨®mnibus, hasta hace unos d¨ªas, cuando se pactaron las modificaciones del organismo.
Como en todo acuerdo, algo se pierde y algo se gana. De lo primero, las modificaciones realizadas tanto en el objeto como en las funciones del ILC desaparece pr¨¢cticamente la promoci¨®n de la literatura catalana en otras ¨¢reas ling¨¹¨ªsticas (algo que ya cae de lleno en las funciones del Instituto Ramon Llull). La concesi¨®n m¨¢s dolorosa es la que hace referencia a las ayudas que ha ido otorgando la ILC a trav¨¦s de becas (1,5 millones en 2010, el 45% de su presupuesto) y que en el nuevo redactado de las funciones queda reducido a un difuso apartado que reza: "Definir y evaluar las l¨ªneas de apoyo, difusi¨®n y fomento relacionadas con el hecho literario, de acuerdo con las funciones que le corresponden". "Deber¨ªamos intentar mantener alg¨²n papel en la futura ventanilla ¨²nica", apuntan fuentes del ILC como objetivo de mal menor de unas funciones que podr¨ªan ser asumidas por el ICIC.
En el haber de la remodelaci¨®n del anteproyecto de ley (pactada entre Mascarell y el consejo asesor de la entidad, a la que ma?ana el Gobierno podr¨ªa dar salida y que el Parlament intentar¨¢ aprobar antes de Navidad) figura para la ILC una mayor visibilidad, a partir de un reconocimiento de la figura del decano de la instituci¨®n, siempre un escritor reconocido (actualmente, el poeta Francesc Parcerisas). Con los cambios introducidos, el decano -un cargo honor¨ªfico, no pol¨ªtico- deber¨¢ acudir al Parlament como m¨ªnimo una vez durante la legislatura para presentar "un dictamen sobre la presencia p¨²blica de la literatura y el reconocimiento social de las letras catalanas".
La riqueza de pol¨ªticas y actividades que lleva a cabo la ILC m¨¢s all¨¢ de las ayudas, as¨ª como las protestas de exdecanos, premios de honor de las Lletres Catalanes y otras personalidades literarias contrarios a la desaparici¨®n de la ILC, habr¨ªan hecho desistir a los responsables de Cultura de abrir otro gran frente ante el calado de los otros que mantiene abiertos, como el de la remodelaci¨®n del Consejo de las Artes (Conca).
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