El esp¨ªritu de Mar del Plata

Esto es Austin, un oasis en el Estados Unidos m¨¢s profundo. Desde el hotel, los tenistas de la selecci¨®n espa?ola ven todas las tardes c¨®mo negras nubes de murci¨¦lagos se abalanzan sobre el puente de la Avenida del Congreso, que es un nido de insectos y una de las mayores atracciones tur¨ªsticas de la ciudad.

Esto es Texas, una de las cunas del country. Desde el estrado, antes del sorteo de la eliminatoria de cuartos entre Estados Unidos y Espa?a de la Copa Davis, que abrir¨¢ hoy (21.00, Teledeporte) Mardy Fish contra Feliciano L¨®pez, los jugadores escuchan tocar a los Asleep at the Wheel y sus lamentos bajo sombreros vaqueros. Esto son los cuartos de final, no est¨¢ Rafael Nadal y la selecci¨®n piensa en aquel fin de semana m¨¢gico de 2008, cuando L¨®pez comand¨® el asalto a la primera Ensaladera ganada a domicilio. Fue en Argentina. Esto es Texas, pero Espa?a juega con el esp¨ªritu de la final de Mar del Plata.

EE UU es el mejor de la historia con 32 t¨ªtulos y Espa?a lidera el siglo XXI con cuatro

"Es una misi¨®n dif¨ªcil, pero no imposible. Hacen falta jugadores valientes", dice Costa

"Aquello fue especial por muchas circunstancias y esto es parecido, pero no igual, porque all¨ª era una final y el p¨²blico era muy caliente", explica Feliciano, que hace unos d¨ªas, en Wimbledon, elimin¨® en tercera ronda a Andy Roddick, el h¨¦roe local, que hoy se enfrentar¨¢ a David Ferrer en el segundo partido individual. "La atm¨®sfera de la Copa Davis te hace sentir bajo presi¨®n. Esta pista es un poco m¨¢s r¨¢pida de lo normal, aunque podemos jugar desde el fondo", cerr¨® el n¨²mero 31, que en igual situaci¨®n, pero en Argentina, venci¨® a Juan Mart¨ªn del Potro y lider¨® el dobles.

La pista indoor del bonito Frank Erwin Center, dicen los m¨¢s observadores, contrasta con la presencia de tres de los mejores tenistas del planeta. Fish y Roddick, el n¨²mero ocho y el 10, respectivamente; y Ferrer, el seis, competir¨¢n sobre una superficie "abombada en los fondos", seg¨²n los federativos espa?oles. "Es una pista mala", dijo Tom¨¢s Carbonell, extenista y representante de Fernando Verdasco, que jugar¨¢ ma?ana el dobles con L¨®pez y contra los hermanos Bryan, la mejor pareja del mundo, campeona en Wimbledon. "Y adem¨¢s", concluy¨® Albert Costa, el seleccionador espa?ol, "la bola es muy ligera, lo que a?ade velocidad".

Estados Unidos es el mejor equipo de la historia de la Davis, con 32 t¨ªtulos. Espa?a es el mejor conjunto del siglo XXI: le alumbran cuatro t¨ªtulos y otra final en 10 temporadas. El pasado curso, sin embargo, cerr¨® su participaci¨®n con un sonrojante 5-0 en su visita a Francia, resultado que no se hab¨ªa producido en m¨¢s de 50 a?os. Austin es una oportunidad para medir hacia d¨®nde va este grupo que tantos triunfos ha logrado: unido en el plan com¨²n de intentar asaltar de nuevo el t¨ªtulo a medio plazo, o convencido de que las dificultades del exigente calendario del tenis obligan a priorizar y concentrarse en sus carreras individuales.

Se juega en Austin. Se piensa en Mar del Plata. Esto es la Copa Davis. Resuenan las guitarras, calientan las gargantas los 15.000 espectadores que acabaron con las entradas en menos de una hora y se prepara una tormenta de pasiones con la Ensaladera como meta. Como dijo Costa, seleccionador desde 2009, quiz¨¢s recordando aquellos d¨ªas locos de Argentina 2008: "Es una misi¨®n dif¨ªcil, pero no imposible. Hace falta que los jugadores sean valientes".