Tiempo de claridad
Me temo que solicitar a los concejales de Bildu en los Ayuntamientos que condenen a ETA y toda su historia de cr¨ªmenes, no solo es una p¨¦rdida de tiempo, sino tambi¨¦n de energ¨ªa en un empe?o que ni ataca la ra¨ªz del problema pol¨ªtico m¨¢s grave e insidioso que padecemos, ni sirve de mucho para clarificar la situaci¨®n pol¨ªtica que estamos viviendo. Estar¨ªa muy bien que de repente se hiciera la luz y aquellos que han sido parte de ETA, o han seguido sus ¨®rdenes, y les han jaleado y apoyado, abjuraran de su propio pasado. Pero, ?cambiar¨ªan en algo las cosas si este milagro ocurre, que no va a ocurrir?. ?Bastar¨ªa para conseguir no ya la paz, sino la libertad para todos y cada uno?. Si de verdad queremos una profunda y aut¨¦ntica normalizaci¨®n de nuestra dividida sociedad, m¨¢s importante y decisivo ser¨ªa, en palabras de Martin Luther King, que nuestra generaci¨®n se arrepintiese, no tanto de las odiosas palabras y acciones de las malas personas, como del clamoroso silencio de la buena gente.
Estamos ante un rebrote del independentismo. Que los adversarios no nos impongan el relato
Yo s¨ª me creo que la creaci¨®n de Sortu, y entre tanto se produce su legalizaci¨®n la de Bildu, representa el fin de ETA como vanguardia del movimiento independentista y la emancipaci¨®n de quienes hab¨ªan sido su brazo pol¨ªtico. La pira?a se ha quedado sin agua en la pecera y por tanto su muerte es inexorable. Hemos pasado d¨¦cadas desando que ETA perdiera el liderazgo f¨¦rreo del mundo batasuno y apoyo social, pero cuando cada d¨ªa aparecen signos de que esta p¨¦rdida se est¨¢ produciendo, nos resistimos a reconocer que lo hemos conseguido, y seguimos como hipnotizados por la serpiente, atribuy¨¦ndole una capacidad pol¨ªtica y una influencia sobre la izquierda radical que ya no tiene y que nunca probablemente podr¨¢ recuperar.
En cuanto organizaci¨®n terrorista ETA est¨¢ derrotada, marginada y condenada a desaparecer, por m¨¢s que pueda en el futuro cometer algunos atentados, que ser¨¢n rechazados tambi¨¦n por Sortu y por Bildu. Hoy m¨¢s que nunca ETA es una banda criminal y un problema meramente policial. Hoy, el que ETA anuncie que se disuelve definitivamente ser¨ªa algo deseable, pero no resolver¨ªa el problema real de muchos ciudadanos vascos: la falta de libertad.
El verdadero mal radica en la herencia de ETA: la forma en que ha pervertido el sistema de valores en Euskadi, el mantenimiento de unos fines independentistas incompatibles con el pluralismo de esta sociedad, la manipulaci¨®n del lenguaje y el uso de una simbolog¨ªa al servicio de un proyecto totalitario, impuesto y excluyente. Pero esta herencia tampoco existir¨ªa si no fuera porque coincide con la simbolog¨ªa, los mitos, el lenguaje y los fines del nacionalismo. Yo s¨ª creo que al nacionalismo, y dentro del mismo a los que se consideran patriotas de izquierda, le estorba hoy ETA, no por un escr¨²pulo moral o por convicci¨®n democr¨¢tica, sino porque han percibido que sin ETA pueden acumular su fuerza para conducirnos a una Euskadi independiente y euskald¨²n. Por eso hablan ahora de paz, pero olvidan lo m¨¢s importante: la libertad de todos los individuos.
Esta sociedad no necesita a un mes¨ªas que nos traiga la paz, entendida como la ausencia de pistoleros y matones. Necesitamos estadistas, l¨ªderes y partidos que nos devuelvan la libertad, sin la que la paz es solo una apariencia o suced¨¢neo de tal concepto. Necesitamos ser libres para vivir, expresarnos y votar sin miedo. Ser libres para utilizar la lengua que queramos para adquirir conocimientos y relacionarnos con los otros. Poder elegir c¨®mo, d¨®nde y en qu¨¦ idioma educamos a nuestros hijos. Tener las mismas oportunidades para acceder a la funci¨®n p¨²blica y al trabajo, sin que razones ling¨¹¨ªsticas o ideol¨®gicas discriminen a nadie. Que se perciba una voluntad com¨²n de acabar con el fanatismo, con la estigmatizaci¨®n social de los que no comulgan con la ideolog¨ªa y el sentimiento de identidad nacionalista. Si no se logra todo esto, de nada o muy poco servir¨¢ una apariencia de tranquilidad social.
No es cierto que en Euskadi estemos ante un nuevo tiempo. Sigue estando en juego la batalla entre quienes buscan cambiar las fronteras exteriores y los que nos resistimos a que ello se consiga a costa de crear de barreras y fronteras interiores entre vascos. Entre los que hablan de derechos colectivos de un sujeto inventado, y los que defendemos que los ¨²nicos titulares de los derechos fundamentales, que prevalecen sobre cualquier otro derecho, inter¨¦s o pretensi¨®n, son cada uno de los ciudadanos. Ahora bien, tampoco podemos ignorar que se han producido cambios en el campo de batalla, y que, si bien la partida es la misma, tenemos que jugarla con nuevos planteamientos. Estamos ante un rebrote evidente del independentismo, precisamente porque el terrorismo est¨¢ en v¨ªa de extinci¨®n. Y en esta coyuntura no cabe jugar a defender. Hay que tomar la iniciativa, sin que sean los adversarios los que nos impongan los tiempos, el lenguaje y el relato. Hay que saber explicar claramente a los ciudadanos las consecuencias pol¨ªticas, sociales y econ¨®micas que podemos sufrir si no sabemos reducir una fractura social que no tiene ninguna justificaci¨®n democr¨¢tica y nos empe?amos en obtener un Estado propio que s¨®lo con la fuerza y sobre la divisi¨®n podr¨ªa nacer. Esta es la partida a jugar. Y no podemos enredarnos en discusiones est¨¦riles, y malgastar la fuerza atacando a los se?uelos. Es tiempo de claridad.
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