?ltima funci¨®n en la casa del teatro
Gerardo Vera deja en enero el Centro Dram¨¢tico Nacional tras 12 a?os marcados por un 'boom' de p¨²blico
Gerardo Vera tiene entre manos demasiados proyectos como para sentir nostalgia, pero dice que, hace tres semanas, cuando present¨® su ¨²ltima temporada al frente del Centro Dram¨¢tico Nacional (CDN) se emocion¨®. Flanqueado por Josep Maria Flotats y Llu¨ªs Pasqual, ten¨ªa enfrente a N¨²ria Espert y a Amparo Bar¨®; y a medio metro, a Llu¨ªs Homar, Carmen Machi y hasta una cuarentena de lo que ¨¦l llama "teatreros". Todo un s¨ªmbolo para un hombre que habla del CDN como de "la casa del teatro" y que subraya sus dos prioridades desde que en 2004 se hizo cargo de la instituci¨®n: "Abrir el teatro espa?ol al mundo y atender a la nueva dramaturgia", algo que resume con una cifra: 43 autores estrenados.
"La soluci¨®n para despolitizar el CDN es una fundaci¨®n. Lo intent¨¦. No sali¨®"
En el despacho del teatro Mar¨ªa Guerrero, que deja en enero, Gerardo Vera (Miraflores de la Sierra, 1947) explica que repasando la programaci¨®n con la que se despide repar¨® en lo que tiene de "sensibilidad" social: "Cada espect¨¢culo retoma un problema frecuente en los telediarios". Ah¨ª est¨¢n el terrorismo islamista (Product, de Mark Ravenhill), el cambio clim¨¢tico (M¨¢s menos cero, con Christoph Marthaler) o el capitalismo salvaje (Quit, de Peter Handke y dirigida por Pasqual). Pero Vera matiza: "No somos pol¨ªticos sino gente de teatro, y el v¨ªnculo que lo unifica todo es Luces de bohemia, el gran estudio del lenguaje y del sufrimiento humano. Es lo que hemos tratado de hacer estos 12 a?os: atender a la actualidad y a los grandes autores. El p¨²blico ha respondido. Empezamos con una ocupaci¨®n del 50% y estamos por el 80%".
Vera, que dice adi¨®s dirigiendo dos obras (Agosto, de Tracy Letts, y La loba, de Lillian Hellman), resume as¨ª su evoluci¨®n: "Entr¨® un artista y sale un hombre comprometido con la funci¨®n p¨²blica del teatro. La primera temporada tend¨ªa a darle a todo un toque art¨ªstico, por desconocimiento de la Administraci¨®n". Ahora no concreta sobre su futuro, pero admite que tendr¨¢ que ver con la gesti¨®n privada: "No quiero que esta experiencia se resuma en dirigir una obra. Ahora conozco mejor la profesi¨®n. Esto es un gabinete de psicolog¨ªa".
Adem¨¢s de psicolog¨ªa, el artista ha tenido que aprender econom¨ªa: "Esto empez¨® siendo una fiesta, con un gran presupuesto. Ahora tenemos casi un 40% menos. No se nota en la programaci¨®n porque aprendes a gestionar los recursos en la adversidad". Por ejemplo, reduciendo los repartos: "Luces de bohemia tendr¨¢ un reparto importante pero no ser¨¢ como hace cinco a?os". Sin salir de la econom¨ªa, Vera destaca la importancia de las coproducciones: "Nos han dado la vida. Sobre todo para sacar de gira espect¨¢culos que, con los convenios del Inaem, ser¨ªan ruinosos". De ah¨ª su elogio a empresas privadas -Animalario, las de Juan Seoane o Andrea D'Odorico...- que "buscan el beneficio desde planteamientos intelectuales muy rigurosos".
Para el director del CDN, el peligro es identificar privado con comercial: "En nuestra programaci¨®n hay un 30% que nunca estar¨ªa en un teatro comercial. Es fundamental lo p¨²blico para que el espectador sea m¨¢s libre, m¨¢s sensible y m¨¢s culto. Aunque har¨ªan falta 200 teatros nacionales para contrarrestar la zafiedad de cierta televisi¨®n. ?Rentabilidad? Cuando programas a un autor espa?ol vivo sabes que la gente no va a venir. Igual que llenas con Ch¨¦jov, pero no vas a hacer Ch¨¦jov toda la vida". Otro peligro es la relaci¨®n entre lo p¨²blico y la pol¨ªtica. Nadie sabe qu¨¦ espera tras las elecciones de marzo al que en enero ocupe el despacho del Mar¨ªa Guerrero. La costumbre de que el cambio de Gobierno se lo lleve todo por delante tiene que ver, dice su inquilino actual, con la "dicotom¨ªa" de la sociedad espa?ola entre izquierda y derecha: "La derecha no es homologable a la europea. Cree que el pa¨ªs es suyo. En Europa, cambia el Gobierno y lo m¨¢s que hace es no renovarte el contrato. Aqu¨ª hay algo cainita". ?Y si hay un giro conservador? "Con 65 a?os podr¨ªa jubilarme, pero seguir¨¦ dando ca?a".
Para contrarrestar la tentaci¨®n de Ca¨ªn, Vera propuso para el CDN un cambio de estatuto que no prosper¨®: "La soluci¨®n para un teatro como este es una fundaci¨®n, como en La Abad¨ªa o el Real. Con auditor¨ªas y un director que rinde cuentas al patronato pero que no est¨¢ sometido a los pol¨ªticos. Lo intent¨¦ y fue imposible". Pol¨ªtica aparte, el premio Nacional de Teatro de 1988 se va con dos frustraciones: que directores extranjeros dirijan a actores espa?oles -"se resisten; creo que es el idioma; solo lo he conseguido con Pandur"- e integrar la sala Valle-Incl¨¢n en Lavapi¨¦s: "Habl¨¦ con Fernando Le¨®n de hacer algo enraizado en el barrio, pero no cristaliz¨®". Gerardo Vera se demora m¨¢s en lo pendiente que en lo conseguido y cuando hace memoria recuerda a sus predecesores. ?Y tres hitos de sus 12 a?os? "Han sido tantos... Pero tres es un buen n¨²mero: Divinas palabras, Urtain y Barcelona, mapa de sombras".
Babelia
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