"A veces me llevo el muerto a casa"
La m¨¦dica trabaja desde hace 19 a?os en los juzgados de Colmenar Viejo
Cristina Garc¨ªa-Andrade, de 53 a?os, es una forense "a la antigua usanza". Cada vez que termina una autopsia, se quita la bata y se dirige a la sala a hablar con los familiares de la persona fallecida. Les explica cu¨¢les han sido las causas de la muerte, o si por ejemplo no ha sufrido, o que las lesiones eran de tal gravedad que no se habr¨ªa salvado aun estando delante de un hospital. "Los familiares sienten mucho alivio y mucha tranquilidad al o¨ªr este tipo de cosas", reconoce la m¨¦dica. A sus espaldas lleva ya 23 a?os dentro de la forens¨ªa, una profesi¨®n que la ha vivido desde peque?a. Su padre, Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa-Andrade, fue "el n¨²mero uno de la profesi¨®n en Espa?a".
La forense es la decana de los cuatro m¨¦dicos que hay en los juzgados de Colmenar Viejo y Torrelaguna. Comenz¨® como interina en los juzgados de Plaza Castilla. Cuando aprob¨® la oposici¨®n, su primer y ¨²nico destino fue el municipio colmenare?o. "No lo cambio por nada. En Madrid ganar¨ªa m¨¢s dinero y tendr¨ªa guardias m¨¢s cortas, pero no podr¨ªa tratar los casos con el mismo cuidado y mimo que aqu¨ª", explica la forense, que tambi¨¦n da clases en la Escuela de Medicina Legal.
"Somos los peritos para jueces y fiscales que no saben de medicina"
Asisti¨® en los atentados del 11-M y en el accidente de Spanair
Y es que una de las cosas en las que m¨¢s incide Garc¨ªa-Andrade es en que el forense no es un m¨¦dico que solo se dedique a los muertos. Ese es el mito, la parte m¨¢s desconocida de su profesi¨®n. "Afortunadamente, la realidad es que gran carga de su trabajo son los vivos. Nosotros somos los peritos para jueces y fiscales que no entienden de medicina. Se lo traducimos a su lenguaje para que lo entiendan".
Eso les supone ver a personas accidentadas, lesionadas o agredidas, v¨ªctimas de toda clase de delitos. Eso en la parte penal, porque en la civil sus competencias son a¨²n m¨¢s amplias. Van desde inhabilitaciones a internamientos involuntarios. "Redactamos un informe y luego tenemos que defenderlo en los juicios. Si algo nos caracteriza es la imparcialidad", resume.
Garc¨ªa-Andrade es una gran conversadora. Transmite pasi¨®n por su profesi¨®n y ser¨ªa capaz de charlar sobre ella durante horas y horas. Prefiere quedar en la sala de autopsias del tanatorio de Colmenar Viejo que en cualquier otro lugar. Es su zona de trabajo, un ¨¢rea impoluta e inodora, al contrario que otras salas de autopsias. "Cuando empec¨¦ aqu¨ª, mi intenci¨®n era llevarme los cuerpos que necesitaban mayor estudio al Instituto Anat¨®mico Forense, en la Ciudad Universitaria. Una juez me quit¨® la idea y ahora la verdad es que aqu¨ª es donde me encuentro m¨¢s c¨®moda", reconoce.
Inici¨® sus estudios en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares; luego se traslad¨® a la Complutense. Casada con el psiquiatra forense Enrique Fern¨¢ndez-Rodr¨ªguez, ambos hacen autopsias juntos cuando se trata de homicidios. Una de las ¨²ltimas fue la de ?lvaro Uss¨ªa, que muri¨® tras ser agredido por un portero de la discoteca Balc¨®n de Rosales. En pleno juicio, Garc¨ªa-Andrade sac¨® su genio y abronc¨® a una abogada que le quer¨ªa prohibir hablar, pese a que ella tambi¨¦n hizo el estudio del cuerpo. "Los juicios no me ponen nerviosa; los que a veces me sacan de quicio son algunos abogados que hacen preguntas que pueden perjudicar a sus clientes", explica.
Garc¨ªa-Andrade recuerda a la perfecci¨®n la primera autopsia a la que acudi¨®. Fue con su padre y unos compa?eros de clase en la calle de Santa Isabel, donde estaba antes el antiguo Instituto Anat¨®mico: "Es como si las viera ahora. Eran dos ni?as que murieron carbonizadas en un accidente de tr¨¢fico. Fue un trago muy duro". El primer an¨¢lisis posmortem que hizo de un cad¨¢ver ya como forense tambi¨¦n fue a un accidentado de tr¨¢fico. "No fue nada especial, pero s¨ª me acuerdo porque era la primera vez que estaba sola", afirma.
La m¨¦dica asegura que su profesi¨®n siempre ha estado mal vista. Se le ha relacionado solo con la muerte y con el miedo que tiene la persona a esa etapa final. "Nuestra cultura ha transmitido mucho respeto al muerto, para que nadie lo toque, para que nadie le desfigure", destaca. "La serie CSI nos ha ayudado mucho. Se ha visto c¨®mo trabajamos y que ayudamos a saber las causas por las que ha muerto una persona", a?ade.
Despu¨¦s explica que el respeto con los cuerpos es m¨¢ximo. Se les mueve con cuidado y no se permite nada que los pueda da?ar. "El respeto es m¨¢ximo e incluso, en algunos accidentes, hasta lo mejoramos todo lo que podemos", asegura.
No le gusta nada hacer autopsias a ni?os, afirma, ni a j¨®venes y adolescentes que pueden tener las edades de sus hijos. "Cuando veo a un motorista muerto, estoy viendo a alguno de ellos. A veces me llevo el muerto a casa, con lo que eso supone. Eso s¨ª, el d¨ªa que me d¨¦ todo igual y no me afecten ciertas cosas, lo dejar¨¦. Ser¨¢ la se?al de que nada me importa ni nada me impresiona", afirma con tono serio.
En su carrera ha estado en algunos casos de enorme envergadura, como los atentados del 11-M, el accidente a¨¦reo de Spanair o el m¨¢s reciente de ocho militares muertos en una explosi¨®n en Hoyo de Manzanares. "En esas circunstancias tan duras, lo m¨¢s bonito es comprobar la solidaridad de la gente", concluye.
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