Una ma?ana ejecutando desahucios
En el primer trimestre del a?o se desalojaron en Madrid a 2.537 familias - Acompa?amos a una comisi¨®n judicial en una ma?ana de trabajo
El cerrajero se acuclilla ante la puerta. Con ayuda de una linterna introduce una fina vara de metal por la cerradura y en apenas un minuto logra abrir la puerta, la letra A de la tercera planta de un edificio del barrio de Vallecas.
Lo primero que llama la atenci¨®n es el olor a rancio. El piso, sin embargo, est¨¢ limpio. Quiz¨¢ se deba al agua sucia que hay en el cubo de la fregona. Tambi¨¦n se clava en la retina un triciclo rosa que corona el sal¨®n, peque?o como el resto de la casa. De una pared cuelga un calendario y en el suelo hay un televisor junto a su mando.
En el dormitorio principal queda un colch¨®n de matrimonio que ocupa pr¨¢cticamente todo el suelo. Y en el segundo dormitorio, dos pares de zapatos bastante nuevos y unas sandalias. Sobre la colcha ra¨ªda de la litera, hay un mont¨®n de ropa vieja y otro de libros de texto de segundo de la ESO. "Se han ido hace poco", sentencia el cerrajero se?alando la basura, repleta de vasos de yogur y sin signos de putrefacci¨®n.
Un polic¨ªa informa de que esta ma?ana hay 16 desahucios solo en Vallecas
"Las ejecuciones hipotecarias son ya el 80% del trabajo", dice un funcionario
Fuera, dos vecinos siguen la operaci¨®n. Una es la vecina de enfrente, que comenta que all¨ª viv¨ªa una familia de origen latinoamericano con dos hijos adem¨¢s de un segundo hombre. El segundo es el presidente de la comunidad, que quiere saber qui¨¦n de todos los presentes va a hacerse cargo de los 1.000 euros que la familia tambi¨¦n le debe a la comunidad de vecinos.
Sin gente. Y con las cosas que la familia ha decidido por un motivo u otro dejar atr¨¢s. As¨ª es como se encuentran las comisiones judiciales la mayor¨ªa de las viviendas el d¨ªa de su desahucio. En el primer trimestre se ejecutaron 2.573 en la Comunidad de Madrid.Aunque hay excepciones, la mayor¨ªa de las personas no se queda para entregar las llaves o para plantar cara a su desalojo. Pero por si acaso se da cualquiera de estas situaciones, siempre acuden un cerrajero y dos polic¨ªas municipales. Adem¨¢s, est¨¢n el procurador -que acude en representaci¨®n de la entidad bancaria- y la comisi¨®n judicial, formada por el auxiliar judicial -que ejecuta la orden del juez- y un gestor procesal, que levanta acta.
Ayer acompa?amos a Gabriel e Inmaculada -dos funcionarios del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que no quieren facilitar sus apellidos- en su jornada de trabajo. Llevan siete a?os formando un d¨²o coordinado, al estilo de las parejas de polic¨ªa que patrullan juntas. Los dos son abiertos y son de los pocos funcionarios que se prestan a que un periodista les acompa?e mientras hacen su trabajo. Se caen bien. "Uy, Inma, ?aqu¨ª no estuvimos la semana pasada? ?No era aqu¨ª donde la se?ora de los h¨¢msters?", pregunta Gabriel al llegar a uno de los bloques de edificios.
Antes de la crisis, en Madrid capital hab¨ªa seis comisiones judiciales dedicadas a ejecutar las decisiones de los jueces. Ahora son 13. No se dedican solo a ejecutar desahucios. Tambi¨¦n hacen levantamientos de cad¨¢veres, inventarios de bienes, desalojos de inmuebles ocupados, entradas forzosas en viviendas, asuntos de familia... Gabriel no olvidar¨¢ a un enfermo con s¨ªndrome de Di¨®genes que criaba cucarachas ni tampoco aquella trampa que le dejaron unos okupas antes de ser desalojados: un agujero de dos metros tapado con una alfombra: "Para haberme matado". Inma tambi¨¦n tiene su dosis de an¨¦cdotas, como aquella vez que sufrieron hasta lograr que un cad¨¢ver ya r¨ªgido cupiera en un ata¨²d m¨¢s peque?o que el cuerpo.
An¨¦cdotas al margen, el d¨ªa a d¨ªa de su trabajo ha sido ahora monopolizado por las consecuencias de la burbuja inmobiliaria. Desde hace tres a?os, las ejecuciones hipotecarias son el grueso de su trabajo. "Antes no eran m¨¢s del 10%; ahora suponen entre el 70% y el 80% de todo lo que hacemos", dice Inmaculada.
Lidian a diario con la crisis, de la que tienen su propia teor¨ªa. "No conozco ning¨²n banco que sea una ONG, y si no se les pone freno, unas cortapisas...", dice Gabriel.
?Qu¨¦ opinan de que los indignados del 15-M y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid est¨¦n evitando desahucios? Tienen opiniones enfrentadas. Por un lado lo entienden: "Hay que protestar porque los pol¨ªticos no han hecho nada", dice Gabriel. Del otro, les asusta que pueda causarles problemas a ellos.
La pareja se pasa la ma?ana de ac¨¢ para all¨¢ en un taxi que les espera en cada puerta a modo de ch¨®fer. Hoy el grueso de su trabajo se concentra en Vallecas, donde tienen cuatro lanzamientos. Es decir, tienen que asegurarse de que la entidad bancaria, nueva propietaria del piso, se hace con sus llaves y de que este queda vac¨ªo.
En el portal de un piso de edificios humilde les espera un polic¨ªa al que saludan con confianza. Este les informa de que esa ma?ana se esperan 16 desahucios en Vallecas. Son m¨¢s que la media diaria, pero nada que le sorprenda. Inma y Gabriel dicen que en los barrios del sur es donde m¨¢s lanzamientos se est¨¢n ejecutando, especialmente (y siempre seg¨²n su experiencia) en Carabanchel, Aluche, Vallecas y Villaverde.
Gabriel mira la direcci¨®n en su carpeta y llama al telefonillo con insistencia. No contestan. Entonces llama al piso de al lado. "Hola, somos de los juzgados. ?Sabe si en el C vive gente?". La vecina dice que cree que no. Suben al piso y Gabriel aporrea la puerta con una fuerza que se te pone el coraz¨®n en la boca. Aunque lo parece, no lo hace para provocarle un infarto a nadie, sino para asegurarse de que, si hay alguien dentro, les oiga. "Una vez nos encontramos a una pareja en la cama abrazaditos. Casi se mueren".
No responden. Pero entonces suena el m¨®vil. La entidad bancaria les informa de que no va a ser necesario ejecutar el desahucio porque los propietarios ya les han entregado las llaves. El polic¨ªa, que se ha desplazado en vano, se despide y la pareja sube de nuevo al taxi. En el tiempo que les queda entre lanzamiento y lanzamiento, la pareja entrega notificaciones de pr¨®ximos desahucios. Si los interesados no est¨¢n en casa, meten un aviso por debajo de la puerta.
En mano se la entregan a la due?a de un bar, que est¨¢ seria aunque mantiene el tipo, y a una pareja de ecuatorianos a los que se cruzan en el portal. No se sorprenden al recibir la noticia; la esperaban. Querr¨ªan saber cu¨¢nta deuda se supone que les queda pero los funcionarios no disponen de esa informaci¨®n. "Honestamente no tenemos con qu¨¦ pagar. ?Qu¨¦ hacemos?", pregunta la mujer.
Ambos est¨¢n en el paro. El piso lo compraron en 2006. Entonces ganaban 700 y 1.100 euros cada uno, en la obra y cuidando a ancianos. El piso se tas¨® en 268.000 euros. La letra al principio era de 800 euros. Enseguida se puso en 1.200. Cuando dejaron de pagar, hace dos a?os, hab¨ªa subido a 1.700 euros. Tienen una hija que ahora empieza la universidad y que observa la escena aparentemente tranquila.
"El 90% de los casos que vemos es de inmigrantes", dice Gabriel mientras prosiguen su ruta. "Y la mayor¨ªa de las veces encontramos los pisos vac¨ªos", a?ade. No es habitual que el desahuciado les espere en la puerta para entregarles la llave. Pero hoy s¨ª lo hace una mujer. Se llama Carmen y tambi¨¦n es ecuatoriana. Est¨¢ entera y parece tranquila, pero cuando la periodista se interesa por su caso rompe a llorar.
Su caso, como la mayor¨ªa, es muy triste. Tanto ella como su pareja est¨¢n en el paro. Tienen una hija que han mandado a Ecuador con familiares. Su marido y ella han alquilado una habitaci¨®n en un piso, y como siguen sin encontrar trabajo est¨¢n pensando en regresar a Ecuador.
"Es horroroso", se desahoga Carmen. "Quise establecer una vida aqu¨ª, tener un futuro. Pero ahora con deudas, en la calle, sin trabajo... Pens¨¦ en ir a ver a este grupo que est¨¢ parando desahucios, pero no lo hice porque lo que quiero es que este mal sue?o termine ya", dice.
La vivienda, de dos plantas y con un peque?o patio, se tas¨® en 270.000 euros, pero Carmen no sabe c¨®mo han quedado las cifras de su deuda tras la subasta. Se lo pregunta al procurador: "?No puede usted decirme nada? Necesito saberlo para quedarme ya tranquila", dice. El procurador, que no es un empleado de la entidad, dice que no dispone de esa informaci¨®n.
El cerrajero le pide la llave mientras Inma y Gabriel examinan la vivienda junto al procurador. No hay ni un mueble. Han desaparecido los de la cocina y en el ba?o no queda ni la taza del v¨¢ter. En el sal¨®n han dejado un peluche de tigre. Un recuerdo de su vida reciente que han decidido dejar atr¨¢s.
Las cifras
- En el primer trimestre del a?o se ejecutaron 15.546 "lanzamientos" (desahucios por impago) en Espa?a, un 36,8% m¨¢s que el mismo trimestre de 2010.
- 2.537 desahucios del total se realizaron en la Comunidad de Madrid (m¨¢s del triple que en el primer trimestre de 2008). Madrid es la tercera comunidad por volumen de desahucios tras Andaluc¨ªa y la Comunidad Valencia.
- El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha tenido que duplicar el n¨²mero de comisiones judiciales. Hab¨ªa seis y ahora hay 13.
- Los barrios de la capital donde se ejecutan m¨¢s desahucios por impago de hipoteca son del sur: Villaverde, Carabanchel, Aluche y Vallecas.
- Seg¨²n el testimonio de los funcionarios, la mayor¨ªa de los desahuciados son inmigrantes y el d¨ªa del lanzamiento no est¨¢n en la vivienda: hay que forzar la cerradura para entrar.
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