Adictos a la tableta
Es verdad, una tableta (ya sea iPad o Android) nunca servir¨¢ para matar moscas. Ni nos ayudar¨¢ a encender una chimenea en invierno. Ni querr¨¢n usarla los mozos pamploneses para encomendarse a san Ferm¨ªn antes del encierro. En eso, un diario de los de toda la vida siempre llevar¨¢ ventaja. Pero para lo dem¨¢s, sobre todo si hablamos de periodismo, el mundo digital gana.
Y si logramos casar la accesibilidad, comodidad y precio de un soporte digital, con la experiencia de uso de un diario impreso, tendremos en las manos una poderosa herramienta informativa.
Kiosko y M¨¢s es eso. Una manera r¨¢pida y sencilla de acceder a un peri¨®dico o revista desde cualquier lugar del mundo a un precio ajustado. Pero tambi¨¦n una ventana de acceso a un universo de informaci¨®n m¨¢s poderoso y rico, una pasarela extraordinaria para que los lectores m¨¢s apegados a la cultura del papel descubran el poder de la Red. Una entrada a la informaci¨®n con una categorizaci¨®n y presentaci¨®n cl¨¢sicas, conectada a las posibilidades de navegaci¨®n, enlaces, actualizaci¨®n e interacci¨®n con las redes sociales de Internet.
Y, por supuesto, la movilidad. Tabletas, tel¨¦fonos, port¨¢tiles... el crecimiento exponencial de la conexi¨®n a la Red desde cualquier lugar est¨¢ cambiando de manera radical los h¨¢bitos de consumo de la informaci¨®n. Y todos los productos deben asomarse a todas las ventanas.
Desde el lanzamiento hace poco m¨¢s de un a?o de los primeros iPad se ha hablado mucho de su repercusi¨®n sobre el complejo futuro de los medios tradicionales. Algunos editores quisieron ver la tabla de salvaci¨®n de sus maltrechos negocios. Otros especialistas alertaron de los peligros de caer en un jard¨ªn cerrado controlado por el jefe de Apple, el todopoderoso Steve Jobs.
Ahora, con la perspectiva que da el tiempo, el ¨¦xito y, sobre todo, el uso, es nuestra obligaci¨®n fijarnos m¨¢s en la utilidad y en la oportunidad que en los fuegos artificiales que siempre acompa?an a los lanzamientos de la empresa de la manzana.
Nosotros ya sab¨ªamos que solo los periodistas con rigor, pasi¨®n y trabajo podemos defender nuestro oficio. Pero hoy ser¨ªa un suicidio no buscar la complicidad de la tecnolog¨ªa en esa tarea. Nos acerca a la realidad, nos pone en contacto directo con la gente y (yo no lo dudo a pesar de las incertidumbres) har¨¢ econ¨®micamente sostenible nuestro trabajo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.