La rutina de vivir
La palabra rutina es sin¨®nimo, en numerosos contextos, de aburrimiento. En muchos m¨¢s, de monoton¨ªa. Ante ella se alzan, con connotaciones opuestas, t¨¦rminos como aventura, descubrimiento o novedad. En realidad, la contraposici¨®n en cuanto tal tiene mucho de artificiosa. Me atrever¨ªa a decir que el que se ufana de su incapacidad para organizar nada o seguir disciplina alguna ("a m¨ª lo que m¨¢s me gusta es salir a la aventura", acostumbra a ser una de sus frases favoritas) termina agotando todas sus energ¨ªas en resolver aquellas cuestiones de orden material, pr¨¢ctico, que se obstin¨® en no solucionar con antelaci¨®n, en tanto que el disciplinado rutinario lo que de veras persigue es automatizar lo secundario -dedicarle el m¨ªnimo de atenci¨®n- para conseguir quedarse a solas y de frente con lo esencial, con lo que de veras le importa. Chantal Maillard advierte bien temprano al lector de su B¨¦lgica que "Itaca, cualquier Itaca, es un lugar interior". De la misma forma que le hace saber que "hay viajes que pueden contarse y otros que no", inscribi¨¦ndose a veces estos ¨²ltimos dentro de los primeros "al modo de esas inscripciones que grabamos en el interior de un anillo". Los presentes cuadernos de memoria deben ser vistos como el esforzado trabajo, por parte de la autora, de descifrar unos signos hasta el momento ocultos a los ojos del resto de los mortales. Con el delicado gesto de quien muestra a un ocasional confidente la inscripci¨®n oculta del anillo, Maillard se dedica a lo largo de su libro a revelarle al lector el sentido, el orden (y el desorden) secreto de su vida, el n¨¦ctar de experiencia que han ido destilando an¨¦cdotas y episodios a menudo inanes en apariencia, pero a los que la pluma y la mirada de la autora convierten en fogonazos de inteligencia y de belleza. Que nadie espere, pues, encontrar aqu¨ª recorridos por territorios ex¨®ticos, lugares de ensue?o o remotos parajes. Tampoco conf¨ªe en tropezar con el relato de encuentros con personajes novelescos, figuras de deslumbrante hermosura o de hechizante maldad. Ni es el prop¨®sito de la autora ni probablemente estemos ya para soportar m¨¢s cap¨ªtulos de esas aventuras/imposturas a las que algunos ¨¦mulos de Indiana Jones -con su salakov de juguete bien calado- son tan proclives. Lo que nos ofrece Maillard, por el contrario, es algo que apenas por unos pocos instantes el lector puede considerar que es una pretensi¨®n m¨¢s modesta: un viaje al territorio de la infancia. Pero de inmediato ese mismo lector comprobar¨¢ que anida en la mencionada pretensi¨®n una ambici¨®n extremadamente limpia, poderosa y esclarecedora. No hay aqu¨ª trampa alguna. Conviene reconocerlo: no existe realidad que consiga materializar por completo nuestros proyectos. Cualquier acci¨®n, por definici¨®n, deja un residuo de insatisfacci¨®n. Pero esa no puede ser nunca la ¨²ltima palabra (y no lo es en este libro). Por lo que se impone preguntarse es por la calidad de dicha insatisfacci¨®n: ?es s¨®lo la tristeza (post cohitum, vamos a decir) por haber alcanzado lo largamente esperado? ?O bien, sin que terminemos de darnos cuenta de ello, es la constataci¨®n de la distancia entre lo obtenido y lo realmente anhelado? Tampoco en este B¨¦lgica se halla la respuesta a tales preguntas, pero es una delicia recorrer sus p¨¢ginas busc¨¢ndola.
B¨¦lgica. Cuadernos de memoria
Chantal Maillard
Pre-Textos. Valencia, 2011
344 p¨¢ginas. 25 euros
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