Los republicanos se resisten a todo pacto que evite la quiebra
"Se acaba el tiempo", advierte Obama, que asegura que EE UU no es Grecia
Barack Obama intenta, con la ayuda de un grupo de senadores moderados de ambos partidos, una soluci¨®n intermedia y provisional que evite una catastr¨®fica suspensi¨®n de pagos del Gobierno de Estados Unidos. Pero incluso esa alternativa, que va madurando discretamente en medio de una enorme tensi¨®n pol¨ªtica en Washington, corre el riesgo de ser rechazada por la C¨¢mara de Representantes, donde el sector radical del Partido Republicano est¨¢ decidido a llevar al pa¨ªs al abismo antes que permitir que la Administraci¨®n siga endeud¨¢ndose.
"Se nos acaba el tiempo", dijo ayer Obama en la segunda conferencia de prensa esta semana dedicada a esta crisis. "Tienen horas para presentarme sus propuestas; si me ofrecen un plan serio, yo estoy dispuesto a aceptarlo". El presidente manifest¨® que sigue pensando que la mejor soluci¨®n es la de aprovechar este momento para "hacer algo grande" que permita "estabilizar nuestras finanzas para una d¨¦cada". "No tenemos que hacer nada radical para conseguirlo", asegur¨®, "nosotros no somos Grecia, no somos Portugal". Pero asumi¨® que eso es muy dif¨ªcil en las circunstancias actuales -esencialmente porque los republicanos se niegan a acompa?ar los recortes presupuestarios con aumentos de impuestos- y se mostr¨® dispuesto a una alternativa m¨¢s modesta, que evite la quiebra y haga solo reducciones simb¨®licas del gasto.
La oposici¨®n insiste en limitar el d¨¦ficit con un nuevo proyecto de ley
Las palabras de Obama no parecen haber impresionado a la oposici¨®n, que ha prometido seguir adelante con su idea de combatir como sea la deuda p¨²blica sin recurrir a ning¨²n tipo de incrementos fiscales. Sin un acuerdo para la reducci¨®n del d¨¦ficit, los republicanos se niegan a permitir un aumento del l¨ªmite de endeudamiento del Gobierno, un paso imprescindible para que Estados Unidos pueda seguir asumiendo los pagos que le corresponden a partir del 2 de agosto.
"Hemos pedido un plan serio al presidente y lo ¨²nico que hemos recibido son discursos", declar¨® ayer el presidente de la C¨¢mara de Representantes, John Boehner. "No permitiremos que este nivel de gastos contin¨²e", a?adi¨® el l¨ªder del grupo republicano en la C¨¢mara, Eric Cantor.
Lejos de ofrecerse conciliadora, la oposici¨®n ha anunciado que presentar¨¢ la pr¨®xima semana en la C¨¢mara "un verdadero proyecto antid¨¦ficit", que incluye una reducci¨®n del gasto p¨²blico de m¨¢s de seis billones de d¨®lares en una d¨¦cada y la propuesta de una enmienda constitucional para obligar a cualquier Gobierno en el futuro a presentar presupuestos sin d¨¦ficit.
Esa iniciativa aleja aparentemente cualquier opci¨®n de acuerdo, pero es dif¨ªcil a¨²n calcular cual es el verdadero prop¨®sito de un paso semejante. A estas alturas de la crisis, los dos partidos est¨¢n tratando de salvar la cara ante su electorado y de salir victoriosos de esta batalla. De la percepci¨®n que el p¨²blico tenga sobre el comportamiento de cada cual en estos d¨ªas depende en gran medida el resultado de las elecciones presidenciales del a?o pr¨®ximo. La apuesta pol¨ªtica es muy grande y eso complica mucho la b¨²squeda de una soluci¨®n.
Sin embargo, tambi¨¦n es mucho lo que est¨¢ en juego con la declaraci¨®n de quiebra. "El mundo tiene los ojos puestos sobre nosotros", ha advertido el secretario del Tesoro, Timothy Geithner. La imagen de solvencia de EE UU, que ya se ha deteriorado notablemente, podr¨ªa quedar hecha a?icos si llega a suspender pagos, lo que con toda probabilidad obligar¨ªa a las agencias calificadoras a rebajar la nota de la deuda norteamericana, que se ha mantenido durante m¨¢s de 70 a?os en la m¨¢xima AAA.
Por esa raz¨®n, al mismo tiempo que se anuncia firmeza en las posiciones, algunos senadores negocian con la Casa Blanca una f¨®rmula que permita evitar la cat¨¢strofe. Se tratar¨ªa de una soluci¨®n que le permita al Gobierno asumir nueva deuda sin incluir recortes de los programas sociales ni aumentar impuestos. Es decir, una salida para sortear el plazo del 2 de agosto pero sin abordar seriamente el asunto del d¨¦ficit. Los l¨ªderes dem¨®crata y republicano en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, negocian personalmente esa opci¨®n.
Resulta, no obstante, muy dif¨ªcil de creer en estos momentos que la C¨¢mara de Representantes vaya a aceptar un arreglo de esas caracter¨ªsticas. Los republicanos en esa instituci¨®n llevan diciendo desde hace meses que no van a autorizar nueva deuda si el Gobierno no se compromete a recortar el gasto, incluido y especialmente el gasto social. Para ellos esto no es una t¨¢ctica electoral, es una posici¨®n filos¨®fica y, desde su ¨®ptica, una prueba de coherencia. Para eso fueron enviados por los ciudadanos a Washington, para pararle los pies al Gobierno, y eso es precisamente lo que est¨¢n haciendo. No importa si para conseguirlo tienen que llevarse por medio a toda la naci¨®n y poner en jaque a la econom¨ªa mundial.
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