Opulencia pol¨ªtica, austeridad social
Las tijeras de la Generalitat penetran profundamente y con dolor en la sanidad, la ense?anza, los servicios sociales y siembran el p¨¢nico entre los empleados p¨²blicos. Exigencias del guion, arguyen quienes las propician. A partir de septiembre, tal como ayer avanz¨® este diario, 1.475 trabajadores contratados -de un total de 16.000- por las empresas de la Generalitat perder¨¢n su empleo. Y el resto a trabajar m¨¢s, porque se trata de una amputaci¨®n justa, insisten sus valedores, para que la gangrena no se extienda por todo el cuerpo, haya m¨¢s despidos y el ejercicio de 2011 no pueda cerrarse con el d¨¦ficit previsto del 2,66%.
Son muchos los pol¨ªticos que reclaman compresi¨®n y adhesi¨®n a la ciudadan¨ªa para que se resigne al castigo que va a recibir. Con su discurso generan tal sentimiento de culpa que quien disfruta de un puesto de trabajo pasa a ser considerado un privilegiado. En este gran pa¨ªs de tradici¨®n cat¨®lica toca apuntarse ahora al calvinismo extremista, reclama el Gobierno del dolor.
Algunos pol¨ªticos se empecinan en dar recetas de austeridad sin autoaplicarse las m¨¢s m¨ªnimas medidas de decoro
Claro que para este ejercicio que entra?a la p¨¦rdida de derechos sociales, incluido el mism¨ªsimo puesto de trabajo, los pol¨ªticos deber¨ªan ser los primeros en predicar con el ejemplo. Y las cosas no van por ah¨ª. Algunos se empecinan en dar recetas sin aplicarse a s¨ª mismos las m¨¢s m¨ªnimas medidas de decoro.
Resulta incre¨ªble que quienes proponen recurrir al despido y la flexibilizaci¨®n del mercado laboral se tengan en tan alto concepto, que se permiten teorizar sobre las virtudes de la austeridad mientras disfrutan de un saneado salario. Socializan la culpabilidad por la crisis mientras que privatizan los beneficios salariales. Y eso no solo lo hacen algunos pol¨ªticos. Ah¨ª tenemos los 10 millones de euros de n¨®mina anual que se han fijado los tres directivos de Bankia, entidad que ha recurrido al FROB p¨²blico.
Pero sin desviar el debate al sector privado, el ¨²ltimo ejemplo de ese doble rasero que aplican algunos pol¨ªticos lo ha dado la Agencia Catalana de Cooperaci¨®n. El horizonte de alcanzar el 0,7% queda muy lejos porque se ha recortado en un 55% la ayuda exterior, lo que ha originado la ruptura de relaciones con las ONG catalanas. La crisis obliga, dicen, a que primero se atienda a los de casa, un eslogan que hizo fortuna con la xen¨®foba Plataforma per Catalunya.
Pues bien, la Agencia de Cooperaci¨®n proyecta una reestructuraci¨®n que supondr¨¢ el despido de entre 30 y 60 trabajadores. Su c¨²pula, encabezada por el secretario de Relaciones Exteriores de Converg¨¨ncia, Carles Llorens, y otros dos directivos, se neg¨® el pasado viernes a revelar en sede parlamentaria si se hab¨ªan subido o no sueldo. "No s¨¦ qu¨¦ cobro", se excus¨® Llorens. El director de la agencia s¨ª recordaba, en cambio, que los sueldos de la c¨²pula se han reducido en un 24% y con certera precisi¨®n dijo que su cargo, en la anterior legislatura, estaba dividido en dos y con la unificaci¨®n se ha ahorrado un sueldo, cuyo montante, despuy¨¦s de este despliegue de informaci¨®n continuaba ignorando.
Malos ejemplos no los hay solo en CiU. Josep Monr¨¤s, alcalde socialista de Mollet de Vall¨¨s, pretend¨ªa subirse el sueldo en el 32%, aumento que tras ser explicado por este diario qued¨® reducido al 10%.
El presidente de la Diputaci¨®n de Barcelona, el convergente Salvador Esteve, asegur¨® el viernes tras tomar posesi¨®n del cargo, que todav¨ªa no sabe cu¨¢nto cobrar¨¢. Los socialistas Celestino Corbacho y luego Antoni Fogu¨¦ cuando precedieron a Esteve en el cargo ten¨ªan asignado un sueldo de 128.000 euros anuales, una cantidad ligeramente superior a la que percibe el presidente del Gobierno central.
Esteve, quiz¨¢ pensando m¨¢s en sus antecesores socialistas que en la situaci¨®n de crisis, agreg¨®: "Nunca se ha hablado mal de los sueldos de la Diputaci¨®n". Es cierto que el ente provincial siempre ha sido un m¨¢s que notable oasis, en el que los partidos mantienen una franca camarader¨ªa que les permite dotar de salario p¨²blico a algunos asesores o liberados.
Afortunadamente otros predican con el ejemplo. El alcalde convergente de L'Ametlla de Mar, Andreu Mart¨ª, y el de la Candidatura d'Unitat Popular de Nav¨¤s, Jaume Casals, han recortado sensiblemente su salario (el 42% y el 30%, respectivamente).
Hay, pues, algunas razones para felicitarse, muchas para indignarse y bastantes para no juzgar a todos los pol¨ªticos de igual manera. Eso s¨ª, algunos deber¨ªan evitar las declaraciones prepotentes y los gestos escasamente edificantes. La ciudadan¨ªa sabe y comprueba cada d¨ªa en carne propia sobre qui¨¦n recae la crisis. Se trata de que los ex¨¦getas de la doctrina de la austeridad cubran al menos las apariencias y no desprecien con sus actitudes a una sociedad a la que se deben en virtud de la democracia.
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