Instant¨¢neamente
Miles de instantes Polaroid (4.400, para ser exactos) guardados en la llamada Colecci¨®n Europea han sido salvados de la dispersi¨®n por el Museo Westlicht de Viena. ?C¨®mo han llegado hasta all¨ª? Gracias a la obsesi¨®n por la magia y la luz de muchas personas de este y del pasado siglo. El primero y m¨¢s importante: Edwin Land (1909-1991). "Todo lo que se necesita para tomar una buena fotograf¨ªa es tomar una buena fotograf¨ªa", dec¨ªa este hombre polifac¨¦tico, qu¨ªmico, at¨ªpico, apasionado, inventor de la Polaroid all¨¢ por 1947. Su objetivo era hacer real lo que parec¨ªa sue?o. "Si algo merece la pena, debe hacerse hasta la saciedad", este era su lema, siempre remangado y dispuesto a resolver problemas.
"Todo lo necesario para una buena foto es una buena foto"
"El instante digital no es el instante polaroid"
Se calcula que hay trescientos millones de c¨¢maras polaroid activas en todo el mundo
Un a?o despu¨¦s presentaba su c¨¢mara Polaroid. La revoluci¨®n. Disparabas... y ah¨ª estaba, instant¨¢neamente, en las manos, un minuto: soplar, secar... El tiempo de espera convertido en ritual: era como si unas palabras m¨¢gicas fueran pronunciadas en el coraz¨®n de la m¨¢quina (la f¨®rmula hoy es irreproducible, ya no se fabrican algunos de sus ingredientes). Una poderosa herramienta creada de la conjunci¨®n qu¨ªmica-arte cuya mejora fue para Land un reto: realiz¨® constantes inversiones de tiempo y dinero para ir m¨¢s all¨¢, se pasaba noches en el laboratorio probando: parec¨ªa creer que la fotograf¨ªa instant¨¢nea total era inalcanzable.
Pero ah¨ª estaba: la mano amiga de todo fot¨®grafo a partir de los a?os cincuenta y sesenta fue la Polaroid. Millones se vendieron. Preguntes a quien preguntes entre los fot¨®grafos (algunos de los que publican en estas p¨¢ginas, por ejemplo), han tenido su tiempo y su tempo Polaroid. Sus historias instant¨¢neas. "Permit¨ªa ver la luz", dice Alfredo C¨¢liz, un fan; "adem¨¢s de su uso amateur, que era alto, ten¨ªa una demanda elevada entre profesionales, porque era muy ¨²til, te daba seguridad en el resultado". La prueba de luz, de encuadre, de movimiento. Una realidad instant¨¢nea, pero tambi¨¦n imperfecta y, por tanto, doblemente ¨²nica. Y valiosa: "pinturas de luz" llaman algunos a estas obras. "El presente del pasado", as¨ª definen la pieza Polaroid en el libro From Polaroid to impossible, de la editorial Hatje Cantz, que se acaba de publicar al hilo de la exposici¨®n hom¨®nima en Viena con piezas de cientos de artistas muy conocidos y no tanto, incluso contempor¨¢neos y reci¨¦n llegados. Piezas-objeto preciosas. Y para algunos tambi¨¦n obsesivas. Para Isabel Mu?oz, por ejemplo. "Yo he tirado cientos, algunas he vendido incluso. Son piezas irrepetibles, tengo cajas y cajas llenas... Las usaba mucho para regalar a los fotografiados, les encantaba. Fue una gran compa?era de viaje la Polaroid, me compr¨¦ la primera con 16 a?os, me hice adicta. Pero con el tiempo llegu¨¦ a preferir no verlas, porque... mira, recuerdo dos casos. El de una bailarina del Ballet Nacional de Cuba, tomamos un d¨ªa la imagen con la Polaroid y su tut¨² al moverse form¨® una mariposa perfecta... y ya no pude parar hasta conseguirla de nuevo. Y no sal¨ªa. Dos d¨ªa tardamos". Y lo mismo le ocurri¨® con un bailar¨ªn flamenco... "Le hac¨ªamos bailar hasta verle la suela del zapato, yo quer¨ªa eso... surg¨ªa en las Polaroid y se esfumaba luego... terrible".
Alrededor de las Polaroid fluye la vida. La conservan intacta se dir¨ªa (son emulsiones muy estables). Incluso hay quien construy¨® con ella historias de principio a fin. Quiz¨¢ de las m¨¢s incre¨ªbles sea la de Jamie Livingston (1956-1997), quien tom¨® una instant¨¢nea cada d¨ªa de su vida desde el 31 de marzo de 1979 hasta su muerte de c¨¢ncer: desde la felicidad hasta el dolor (ver http://photooftheday.hughcrawford.com).
El invento de Land influy¨® en la fotograf¨ªa y el arte. Ansel Adams, otro visionario como ¨¦l, captur¨® ya en 1949 la belleza y la luz del valle de Yosemite (EE UU), sepia e instant¨¢neo. Fue el primero en caer rendido: le siguieron otros artistas. Polaroid cre¨® lo que llamaban Artist Support Program, apoyaban a j¨®venes, daban c¨¢maras y pel¨ªculas a cambio de obra... Land, junto a Adams y otros, fue armando una colecci¨®n propia que lleg¨® a tener 16.000 obras. Se invitaba a los creadores a aportar piezas, y lo hac¨ªan encantados.
Barbara P. Hitchcock, que trabaj¨® tres d¨¦cadas en la Clarence Kennedy Gallery (montaron 94 muestras de polaroids hasta que cerraron en 1990), lo cuenta en el libro: "No se pod¨ªa ser convencional con ellos, la norma era innovar, inventar, hacer lo imposible". Surgieron tambi¨¦n desde la casa Polaroid modelos de c¨¢maras variadas: la SX-70, por ejemplo, tan querida por artistas de todo tipo, dise?adores, arquitectos, que Charles y Ray Eames produjeron un documental de 11 minutos en 1972 para explicar su producci¨®n y su funcionamiento, como si de una criatura viva se tratara), o la gigantesca 20¡Á24 que viajaba a Par¨ªs o Londres para fotografiar a bailarines o Jap¨®n para retratar a la Yakuza.
Pero desde los noventa lo digital se hizo carne y se adue?¨® del mundo. "El ascenso y la ca¨ªda de la imagen anal¨®gica dur¨® un siglo, v¨ªctima de la velocidad, la misma que ella hab¨ªa contribuido a reducir". Pero a¨²n hoy hay quien se plantea si la fotograf¨ªa para ser tal no deber¨ªa ser anal¨®gica, libre de energ¨ªa adicional, software... "El instante Polaroid no es el instante digital". La obra anal¨®gica y la digital distan. Y sigue habiendo adictos. Se calcula que hay 300 millones de c¨¢maras Polaroid activas en el mundo. Los aires del mercado y la cesi¨®n por parte de Edwin Land de la empresa (que a¨²n existe, pero se limitan al nombre) a sus herederos tumb¨® esa factor¨ªa perfecta que fue un d¨ªa de dise?o, marketing, ventas... Ca¨ªda y dispersi¨®n. La colecci¨®n del fundador cay¨® en parte en manos de marchantes y se subast¨® en 2010 en Sotheby's. Otra parte, la llamada Colecci¨®n Europea, se guard¨® en el Museo l'Elys¨¦e de Lausana (Francia).
Mientras, empleados de Polaroid relanzaron en 2009 la idea y filosof¨ªa bajo el nombre The Impossible Project (TIP). Ten¨ªan ilusi¨®n, recuperaron la f¨¢brica en Holanda y han conseguido producir pel¨ªculas en blanco y negro y en color para las c¨¢maras 600, SX-70 e Images/Expectra 1200, con 31 ingredientes nuevos. Se han asegurado la idea y continuidad del producto. "De hecho, desde que se produce pel¨ªcula de color para la 600 se vive un boom", afirman en la tienda Chandal de Barcelona, distribuidor oficial de la marca TIP en Espa?a (los productos se comercializan a trav¨¦s de ellos en tiendas de museos: Reina Sof¨ªa, Caixa Forum, Macba o CCCB).
Y se preocuparon hasta la obsesi¨®n de la colecci¨®n (como har¨ªa el propio Land). As¨ª, al fin, la parte europea la ha comprado el Westlicht por 755.000 d¨®lares gracias al empe?o de Peter Coeln, director de este museo especializado. Y al empuje de Florian Kaps, la mano que mece la cuna en TIP. "Nosotros desempe?amos el papel de agitadores anal¨®gicos... Est¨¢bamos desesperados viendo difuminarse las obras. Y dado que somos expertos en sue?os imposibles...", dec¨ªa en mayo en Photo. Juntos quieren protegerla, mostrarla y ampliarla. De nuevo la magia.
From Polaroid to Impossible...', editado por Hatje Cantz. Exposici¨®n hasta el 21 de agosto en Viena. www.westlicht.com, www.hatjecantz.de
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