A 17.000 pies de la tragedia libia
EL PA?S vuela en un Avi¨®n de Control y Vigilancia con el que los militares de la OTAN imponen la zona de exclusi¨®n a¨¦rea en el conflicto
Las sonoras carcajadas que estallan en la cola del avi¨®n de la Royal Air Force brit¨¢nica que impone la zona de exclusi¨®n a¨¦rea sobre Libia sorprenden a quien en ese momento lee sobre las devastadoras consecuencias del Trastorno de Estr¨¦s Postraum¨¢tico en soldados que han sobrevivido a una situaci¨®n b¨¦lica l¨ªmite. Ninguna se?al de estr¨¦s en estos militares bienhumorados.
-No parece que haya aqu¨ª mucha tensi¨®n b¨¦lica.
-La tensi¨®n est¨¢ all¨ª.
All¨ª es una zona hacia la mitad de la cabina donde se concentra toda la capacidad b¨¦lica de este AWACS (Avi¨®n de Control y Vigilancia A¨¦rea, en sus siglas en ingl¨¦s), una nave inteligente plagada de sensores y sistemas de comunicaci¨®n para el control a¨¦reo, la gesti¨®n del campo de batalla y el apoyo a fuerzas a¨¦reas, navales y terrestres. All¨ª, sobre una decena de pantallas, se inclinan, concentrados y con cascos de escucha, otros tantos hombres, que reciben y analizan la mir¨ªada de informaciones llegadas por sat¨¦lite y radio y a trav¨¦s de ese singular radar con forma de platillo volante que los AWACS llevan plantado en todo lo alto.
La misi¨®n de la aeronave se realiza bajo un secretismo extremo
El repostaje es como un delicado ballet a 5.000 metros de altitud
Desde su puesto, el director ve lo que pasa en un radio de 500 kil¨®metros
"Un buque espa?ol est¨¢ auxiliando a unos refugiados", anuncia el militar
Si por fuera el AWACS es un Boeing 707 tuneado, por dentro parece una oficina confinada en un tubo de unos 45 metros de largo. En esta oficina sin ventanillas, y dadas las largas horas de encierro que exige el trabajo, hay un espacio reservado para la distensi¨®n en la cola del aparato, convertido en una especie de cuarto de estar con cocinilla y servicio al que la tripulaci¨®n acude para charlar, tomar un t¨¦, comer un s¨¢ndwich, calentarse alguna comida preparada o echarse unas risas. Ocho asientos de avi¨®n y seis camastros colgados en los laterales como literas plegadas hacen de mobiliario.
Cuatro periodistas europeos, entre ellos un enviado especial de EL PA?S, ocupan asientos como invitados de la OTAN para participar en un fin de semana de imposici¨®n de la zona de exclusi¨®n ¨¢rea sobre Libia. El vuelo despega a las 13.00 del domingo en lo que se presenta como un d¨ªa menos activo de lo habitual. "Normalmente tenemos unos 20 o 30 aviones m¨¢s en el aire de los que hay hoy", comenta en la zona de descanso uno de los tripulantes.
Apenas transcurridas tres horas de vuelo, el Director T¨¢ctico de la misi¨®n deja su puesto ante las pantallas y da la novedad al grupo: "Un buque de patrulla espa?ol, el Juan de Borb¨®n, est¨¢ auxiliando a un barco con unos 100 refugiados que ha pedido socorro al noroeste de Tr¨ªpoli, en aguas internacionales".
La misi¨®n humanitaria es seguida de repetidas actualizaciones a lo largo de las casi diez horas de la jornada de este AWACS que sobrevuela el Mediterr¨¢neo al norte de Libia, con detalles que van cambiando y enriqueci¨¦ndose en cada ocasi¨®n: "El destructor espa?ol
[en realidad, la fragata Juan de Borb¨®n] tiene dominada la situaci¨®n". Ya en tierra y terminada la misi¨®n, el Director T¨¢ctico resume al filo de las 23.00: "Ha sido una historia de refugiados que hemos hecho adem¨¢s de todo el trabajo ya previsto".
Del "trabajo ya previsto" no da detalles porque un secretismo extremo permea toda la misi¨®n del AWACS, uno de los varios que escrutan simult¨¢nea y solapadamente las 24 horas del d¨ªa todo lo que pasa en el campo de batalla norteafricano. La OTAN emiti¨® el lunes el parte oficial de los objetivos atacados el domingo en Libia: tres veh¨ªculos armados cerca de Brega; ocho piezas de artiller¨ªa, un carro de combate, ocho veh¨ªculos militares, tres lanzadores m¨²ltiples de cohetes y una instalaci¨®n militar cerca de Misrata; tres radares y tres lanzadores de misiles tierra-aire cerca de Tr¨ªpoli; un radar y un almacenamiento militar cerca de Okba; tres lanzadores m¨²ltiples de cohetes cerca de Zlitan, y una instalaci¨®n de almacenamiento militar cerca de Al-Aziziyah.
El detalle de lo bombardeado da idea tanto de la minuciosa selecci¨®n de objetivos como de que cada vez queda menos por destruir en "esta guerra tan extra?a", en palabras de una alta fuente europea.
Extra?a hasta en lo anecd¨®tico. La base de Trapani es tambi¨¦n un aeropuerto civil y el AWACS ha de ceder el paso a un avi¨®n de Ryanair antes de enfilar la pista rumbo al campo de acci¨®n libio. La guerra tiene que esperar a que empiecen sus vacaciones unos turistas ajenos al otro uso de su soleado aeropuerto siciliano.
Un n¨²mero indeterminado de esas operaciones de ataque fueron dirigidas desde este AWACS, pero los anfitriones brit¨¢nicos no hablaron de ellas con los invitados, a quienes dejaron asomarse fugazmente a sus posiciones, lo justo para percibir en las pantallas los contornos m¨®viles de Sicilia y de la costa de Libia.
Sentado en su puesto, el Director T¨¢ctico ve todo lo que pasa en el aire y en tierra en un radio de unos 500 kil¨®metros: aviones, barcos, cualquier objeto que en tierra se mueva a m¨¢s de 8 kil¨®metros por hora... debidamente identificados, etiquetados y coloreados todos los puntos (rojo, para el enemigo; verde, para el amigo; amarillo para el neutral, que puede ser un avi¨®n civil). Cuenta con la ayuda de los datos recibidos por radar, sat¨¦lites, aviones no tripulados o la informaci¨®n visual comunicada desde los cazabombarderos que patrullan la zona de exclusi¨®n a¨¦rea.
Solo en combustible cada d¨ªa se consumen del orden de 1,1 millones de litros en la campa?a libia. Unos 80.000 litros fueron suministrados el pasado s¨¢bado por un avi¨®n nodriza brit¨¢nico VC10, gasolinera volante en cuyo interior el olor a combustible lo impregnaba todo. La cabina de la veterana aeronave ha sido vaciada para dejar espacio a cinco grandes contenedores cil¨ªndricos que durante seis horas de misi¨®n aprovision¨® frente a las costas libias a dos F-18 canadienses, dos harrier italianos, y dos mirage y dos rafale franceses.
El repostaje es un delicado ballet a 17.000 pies (algo m¨¢s de 5.000 metros), evocador de un cortejo nupcial de los cazas, por parejas, sobre el avi¨®n nodriza que en la oscuridad de la noche necesita de m¨¢s de un intento para conseguir el machihembrado. En el horizonte, la ciudad de Misrata, controlada por los rebeldes, aparece como una miniconstelaci¨®n de puntos naranja sobre un fondo negro al que pone l¨ªmite por encima la delgada franja roja de un sol que ya ha ca¨ªdo.
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