"No vengo a por dinero"
Relato de cuatro horas de secuestro en el bar de Vallecas
Un hombre de unos 50 a?os, calvo y de barriga prominente entra en el bar Tom¨¢s, en Vallecas, se sienta y pide un botell¨ªn de cerveza. Saca un billete de 10 euros de una bandolera que lleva al hombro. "C¨®brame". Pide otro. Va al ba?o. Paga. Sentada a su lado est¨¢ la due?a, Paqui Antol¨ªn, de 40 a?os. Diez minutos m¨¢s tarde, ese hombre est¨¢ enca?onando a su marido, Tom¨¢s Carmona (43 a?os) y a El¨ªas (26), amigo y empleado ocasional del bar. "Esper¨® a que llegara Tom¨¢s cargado con unas bolsas de la compra. Le quer¨ªa a ¨¦l". Ah¨ª empezaron cuatro horas de angustia. "Estaba muy nervioso y no ten¨ªa nada que perder; pensaban que les iba a matar".
Paqui abre la puerta del edificio del Ensanche de Vallecas en el que vive con su marido y sus tres hijos (22, 18 y 14 a?os) vestida de estar por casa y algo ojerosa. Tom¨¢s duerme la siesta -"est¨¢ cansado y tiene un golpe en la cabeza que le dio con el culo de la pistola" -y no quiere molestarle. Estuvo declarando en comisar¨ªa hasta la madrugada. Antes de nada, Paqui quiere dar las gracias a la polic¨ªa y a Jos¨¦ Mar¨ªa, un agente amigo de la familia de permiso que ayud¨® en la operaci¨®n porque conoc¨ªa al dedillo la distribuci¨®n del bar.
"El hombre empuj¨® a Tom¨¢s contra la cocina y le enca?on¨®. El¨ªas, que estaba detr¨¢s de la barra, y ¨¦l le se?alaban la caja y le dec¨ªan que cogiera el dinero, pero asegur¨® que no hab¨ªa ido a por dinero", relata Paqui. Su hijo de 18 a?os estuvo a punto de entrar. Su padre y El¨ªas le gritaron que saliera corriendo y llamara a la Polic¨ªa. Fue el propio atracador, que en realidad no lo era, el que insisti¨® en llamar al 091, tal y como contaron ayer los dos negociadores que cuatro horas despu¨¦s consiguieron sacarle Eran las siete de la tarde del s¨¢bado. Enseguida empezaron a llegar coches de Polic¨ªa. El barrio, conocido como la colonia de los taxistas, quedaba aislado. Paqui, que solo se hab¨ªa ausentado del bar unos minutos, se desesperaba en la calle. Desde la acera de enfrente, los propietarios del mes¨®n La Colonia ve¨ªan c¨®mo el atracador apuntaba a su amigo Tom¨¢s y a El¨ªas. Varios agentes se instalaron en el mes¨®n, el lugar con mejor perspectiva sobre el bar. Polic¨ªas armados sub¨ªan al primer piso del edificio.
"No sabemos por qu¨¦, pero el secuestrador la tom¨® con El¨ªas. Lo tuvo cuatro horas arrodillado, apunt¨¢ndole con la pistola a la cabeza y poni¨¦ndole un cuchillo al cuello. Quiz¨¢ fuera porque es latinoamericano, de El Salvador. Le dec¨ªa a mi marido 'si te vas, lo mato'. Y El¨ªas cre¨ªa que lo iba a matar. Se vino abajo y le pidi¨® a Tom¨¢s que cuidara a su hijo, que tiene 18 meses", relata Paqui. El hombre, espa?ol de iniciales J. C. A. L., no quiso ponerse al tel¨¦fono y hablar con los negociadores de la Polic¨ªa. Us¨® a Tom¨¢s como intermediario. Desde el mes¨®n le ve¨ªan caminar arriba y abajo de la barra con el m¨®vil a la oreja y desnudo de cintura para arriba. "No s¨¦ por qu¨¦ le pidi¨® que se quitara la camiseta", se encoge de hombros Paqui.
Tom¨¢s acab¨® haciendo ¨¦l mismo de negociador. "Se sent¨® con ¨¦l y empezaron a hablar, intentaba tranquilizarle y quitarle la idea de la cabeza. Incluso se puso a fumar con ¨¦l. Le dijo que se hab¨ªa quedado sin tabaco y le pidi¨® un pitillo". La Polic¨ªa asegur¨® ayer que el hombre est¨¢ en tratamiento psiqui¨¢trico por depresi¨®n y que no iba borracho ni drogado. "A Tom¨¢s le cont¨® que est¨¢ en el paro y que tiene problemas familiares. Le dijo que vive con su madre y toma pastillas por un problema psiqui¨¢trico", asegura Paqui. "La impresi¨®n que le dio es de una persona psicol¨®gicamente enferma. A ¨²ltima hora parec¨ªa que se derrumbaba del cansancio, se le cerraban los ojos".
El secuestrador, a trav¨¦s del m¨®vil de Tom¨¢s, lanzaba peticiones un tanto exc¨¦ntricas. Los negociadores detallaron ayer en rueda de prensa que exigi¨® un coche Porsche Cayenne con el dep¨®sito lleno, una s¨¢bana para cubrirse a la salida del bar, un chaleco antibalas, un casco y unos guantes de l¨¢tex. Vecinos que oyeron parte de la conversaci¨®n -relataron que en el silencio nocturno el sonido parec¨ªa amplificado y llegaba a su casa- contaban ayer en el mes¨®n La Colonia que los polic¨ªas le preguntaron si no le serv¨ªa igual un Ford Fiesta y al final le ofrecieron un Volvo. Tambi¨¦n relataban que el hombre exig¨ªa que fuera una mujer polic¨ªa "en bragas y sujetador" la que entrara en el bar, a lo que el negociador hab¨ªa contestado que no pod¨ªa ser, que entrar¨ªa un agente y dejar¨ªa las armas y se quitar¨ªa la camiseta delante de ¨¦l para que le viera.
Pasaban las horas y el secuestrador, sin antecedentes y nacido en 1962, manten¨ªa enca?onados a los rehenes y no sal¨ªa. Es vecino de la zona, seg¨²n la Polic¨ªa. Dos personas aseguraron ayer que cre¨ªan haberle visto antes. Tambi¨¦n lo cree Paqui. "Por c¨®mo hablaba y ped¨ªa las consumiciones parec¨ªa que hubiese estado antes en el bar, pero no era un cliente asiduo, no le conoc¨ªamos". Tom¨¢s intentaba convencerle: "Le dec¨ªa que as¨ª no iba a ning¨²n lado. Que o les mataba o eso iba a seguir horas y horas sin soluci¨®n. 'Dir¨¦ que has tenido un mal d¨ªa, que ibas bebido, que no quer¨ªas hacernos nada', le dec¨ªa". Paqui asegura que la idea de salir los tres desnudos fue de Tom¨¢s. "El hombre repet¨ªa 'me van a disparar, me van a disparar', as¨ª que Tom¨¢s le dijo que salieran los tres sin camiseta para que no les distinguieran".
Los agentes lo esposaron contra un coche. Hab¨ªa dejado la pistola, con balas de fogueo, dentro del bar. Antes de entregarse, el secuestrador pidi¨® una ¨²ltima cerveza y se la tom¨®. "Sac¨® unas monedas y dej¨® un 1,30 euros encima del mostrador".
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