Un atracador toma dos rehenes durante casi cuatro horas en un bar de Vallecas
El secuestrador, que llevaba un arma con munici¨®n de fogueo, se entreg¨® a la polic¨ªa
Unos aplausos t¨ªmidos dieron la buena noticia: el secuestro hab¨ªa terminado despu¨¦s de casi cuatro horas de "severa tensi¨®n", tal como la describi¨® un trabajador del servicio de emergencias. Los dos rehenes se encontraban bien.
Todo comenz¨® cuando faltaban pocos minutos para las siete de la tarde. Tom¨¢s Carmona, de 43 a?os, propietario del bar Tom¨¢s desde hace cuatro meses, lleg¨® al establecimiento que regenta en el distrito madrile?o de Vallecas. En ese momento un hombre "calvo y con camisa blanca", seg¨²n indicaba m¨¢s tarde Francisca Antol¨ªn, esposa de Carmona, irrumpi¨® en el establecimiento y enca?on¨® al propietario.
Tom¨¢s, de 18 a?os, hijo del due?o del bar, estaba a punto de entrar en el local en el momento del atraco. "Su padre le grit¨®: '?No entres!, ?No entres! Llama a la polic¨ªa". Al sentirse cercado, el atracador se hizo fuerte y tom¨® como rehenes al due?o del local y a un amigo suyo, de 26 a?os, durante m¨¢s de tres interminables horas.
Varias personas tuvieron que ser atendidas por crisis de ansiedad
Los dos retenidos salieron, a toda prisa, escoltados por la polic¨ªa
Un amplio dispositivo policial y m¨¦dico se traslad¨® al local, en el n¨²mero ocho de la calle del Puerto de Canencia, y acordon¨® todos los accesos al bar. Cinco veh¨ªculos del SAMUR se desplazaron al lugar, los agentes del Grupo Especial de Operaciones de la Polic¨ªa (GEO) iban y ven¨ªan, se preparaban (casco, chaleco antibalas, metralleta) y cruzaban el cord¨®n, la mujer de Tom¨¢s atend¨ªa el tel¨¦fono que no paraba de sonar.
El trabajo de mediaci¨®n de los dos negociadores de la Brigada de Polic¨ªa Judicial consigui¨® finalmente que el incidente se resolviera sin heridos y sin necesidad de que la polic¨ªa empleara la fuerza. El secuestrador se entreg¨® y los dos rehenes quedaron a salvo. El asaltante, J. C. A. L, que fue detenido por los agentes al salir del bar, es un espa?ol de 49 a?os, vecino del barrio y sin antecedentes policiales. Tiene un tatuaje en el brazo y no tuvo que ser atendido por los equipos sanitarios, seg¨²n inform¨® Carlos Barra, directivo de guardia del SAMUR, quien a?adi¨® que hab¨ªa visto al agresor "bastante tranquilo".
Las v¨ªctimas, que solo presentaban "leves contusiones" en el t¨®rax y en el cuello, estaban "francamente nerviosas", a?adi¨®, y fueron trasladadas al hospital Gregorio Mara?¨®n para practicarles un chequeo m¨¢s exhaustivo y pasar un periodo de observaci¨®n. El personal sanitario tuvo que atender, adem¨¢s, a la mujer del propietario y a otras tres personas de avanzada edad, testigos en el momento del atraco que se refugiaron en un portal cercano. Todas ellas sufrieron crisis de ansiedad.
Tom¨¢s Carmona es una persona muy conocida en el barrio; adem¨¢s del bar Tom¨¢s es due?o de Casa Tom¨¢s, un restaurante cercano al local donde se produjo el secuestro, tambi¨¦n en el barrio de Vallecas. El amplio cord¨®n policial despert¨® la curiosidad de numerosos vecinos que se acercaron a la zona y que quedaban sorprendidos al conocer que se trataba de Tom¨¢s: "S¨ª, hombre", se dec¨ªan, "el del antiguo bar Litos".
Tom¨¢s Carmona Antol¨ªn, de 18 a?os, se salv¨® de ser la tercera v¨ªctima del secuestro que ayer mantuvo inquieto al barrio de Vallecas de la capital, cerca de la intersecci¨®n de la M-30 con la carretera de Valencia. Vive con su familia cerca del bar donde se produjo el incidente. Sobre las siete de la tarde se dispon¨ªa a entrar en el bar de su padre para echarle una mano, cuando este le alert¨® del peligro: "No entres hijo, no entres. Llama a la polic¨ªa".
Su madre, Francisca de 40 a?os, que aguardaba junto al cord¨®n de seguridad y ped¨ªa agua, tambi¨¦n se libr¨® por los pelos. "Hab¨ªa salido a dar una vuelta mientras Tom¨¢s iba a comprar unas cosas. Por eso un amigo -el otro reh¨¦n- se hab¨ªa quedado a cargo del bar".
El servicio de Emergencias 112 recibi¨® el aviso a las siete de la tarde. En ese momento un amplio despliegue policial rodeaba las inmediaciones del bar Tom¨¢s. Los accesos a las calles de Puerto de Cotos, Sierra Toledana, Puerto de Canencia estaban cortados.
Los periodistas que se amontonaban y los fot¨®grafos que buscaban un hueco por el que meterse y conseguir la foto advert¨ªan del suceso y atra¨ªan a decenas de curiosos m¨¢s impresionados por ver una conexi¨®n de televisi¨®n en directo que por saber que un secuestrador hab¨ªa asaltado un establecimiento con dos personas dentro.
Las dos v¨ªctimas no saldr¨ªan del local hasta casi cuatro horas m¨¢s tarde. Semidesnudos y agachados tras la barra, as¨ª es como permanecieron durante su cautiverio, seg¨²n la mujer del propietario del bar, que tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad.
A medida que se alargaba el cautiverio, aumentaba su nerviosismo. No pudo m¨¢s y atraves¨® el cord¨®n policial para hablar con el personal del Summa. Los vecinos explicaban que Tom¨¢s arrastra un pie y tiene los tobillos hinchados y que posiblemente su mujer quer¨ªa advertir al personal m¨¦dico en caso de que el secuestro se prolongara y tuviera que tomar su medicaci¨®n.
El Grupo Especial de Operaciones de la Polic¨ªa (GEO) lleg¨® al lugar cuando se cumpl¨ªan tres horas del secuestro aunque desde el primer momento los dos negociadores de la polic¨ªa mediaban con el asaltante que pidi¨® "un coche lleno de gasolina" y un "chaleco con chapas met¨¢licas", en referencia a un chaleco antibalas. Uno de los agentes encargados de mantener el contacto con la familia aseguraba: "Es normal que el secuestrador pida un veh¨ªculo para huir".
En el momento del atraco unas tres personas se encontraban tomando algo en la terraza, seg¨²n algunos vecinos.
La noticia de la detenci¨®n pronto se esparci¨® por todos los tel¨¦fonos m¨®viles del barrio. De padres a hijos corr¨ªa la buena nueva de que Tom¨¢s estaba libre y a salvo.
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