La mayor¨ªa republicana quiere acabar con el d¨¦ficit por mandato constitucional
El Senado, dem¨®crata, rechazar¨¢ la propuesta que solo propone recortes
Encabezados por los miembros del Tea Party, los republicanos que controlan la C¨¢mara de Representantes votaron ayer las duras condiciones que imponen para evitar la suspensi¨®n de pagos de Estados Unidos: dr¨¢sticos recortes del gasto p¨²blico y una enmienda constitucional para prohibir por ley los presupuestos deficitarios. Es un paso simb¨®lico destinado a satisfacer a las bases m¨¢s conservadoras pero, al mismo tiempo, una muestra del dif¨ªcil clima pol¨ªtico en el que se trata de salvar esta grave amenaza para la estabilidad econ¨®mica mundial.
Con la votaci¨®n de ayer, los republicanos m¨¢s radicales se dan la satisfacci¨®n de expresar claramente cu¨¢l es su camino preferido para gobernar este pa¨ªs. Quieren recortes de m¨¢s de 100.000 millones de d¨®lares este mismo a?o, sin considerar las consecuencias que eso tendr¨ªa para el crecimiento econ¨®mico, no quieren impuestos de ninguna clase y pretenden atar definitivamente las manos de cualquier Gobierno para gastar m¨¢s de lo que ingresa, sean cuales sean las circunstancias.
Senadores centristas de ambos partidos negocian en privado una salida
De haber acuerdo, no abordar¨¢ los problemas de fondo de la econom¨ªa
No existe ninguna posibilidad de que una ley as¨ª sea ratificada por el Senado, donde los dem¨®cratas tienen mayor¨ªa y donde los propios republicanos, m¨¢s moderados, tampoco respaldan una medida tan radical. Pero, por si acaso, el presidente Barack Obama ya ha anunciado que utilizar¨ªa su derecho de veto.
El paso dado por la C¨¢mara de Representantes constituye, por tanto, un mero gesto para la galer¨ªa, una forma de esquivar responsabilidades por lo que pueda ocurrir a partir de ahora y de decirle a los votantes estadounidenses que si la naci¨®n tiene d¨¦ficit y aumenta su deuda es por culpa de Obama y de los dem¨®cratas.
Pero no va a venir de esta votaci¨®n la soluci¨®n al problema creado por la negativa del Congreso a permitir que la Administraci¨®n asuma m¨¢s deuda por encima de los 14,3 billones de d¨®lares que tiene en la actualidad. Sin ese nuevo endeudamiento, el Gobierno se quedar¨¢ sin dinero para hacer frente a sus pagos a partir del 2 de agosto y tendr¨¢ que declararse en quiebra, con las dram¨¢ticas consecuencias que eso puede significar en todos los ¨¢mbitos de la econom¨ªa aqu¨ª y en el resto del mundo.
Lo que la votaci¨®n de ayer prueba es que la negociaci¨®n para evitar esa crisis ha estado hasta ahora y est¨¢ todav¨ªa secuestrada por un sector del Partido Republicano que aprovecha esta situaci¨®n para fijar su posici¨®n ideol¨®gica. Si ese sector acabase imponi¨¦ndose -hay m¨¢s de 40 miembros de la C¨¢mara de Representantes que responden a la disciplina del Tea Party-, el drama ser¨ªa inevitable dentro de dos semanas.
Pero otro sector m¨¢s moderado de la oposici¨®n est¨¢ trabajando discretamente para impedir ese final dram¨¢tico. Senadores centristas de ambos partidos negocian en privado un proyecto que permita al Gobierno asumir la deuda que necesita sin que los republicanos pierdan la cara.
No es f¨¢cil hacerlo, porque cualquier acuerdo al que se llegue en el Senado tendr¨¢ despu¨¦s que volver a la C¨¢mara y conseguir los votos que se requieren para su aprobaci¨®n. Se buscan, por tanto, f¨®rmulas originales en las que nadie pueda declararse vencedor de esta batalla. Una de ellas es una maniobra parlamentaria para autorizar el endeudamiento sin una votaci¨®n nominal; otra ser¨ªa una compleja votaci¨®n que recogiera el principio republicano de que se oponen a la deuda aunque la autoricen por presunta responsabilidad y patriotismo.
Las l¨ªneas que se han trazado en este conflicto son claras y rotundas: ambos partidos dicen estar de acuerdo en que hay que reducir el d¨¦ficit, pero los republicanos quieren hacerlo mediante la reducci¨®n del gasto social -incluidos programas de ayudas a los pobres como Medicare o la Seguridad Social- y los dem¨®cratas prefieren hacerlo subiendo los impuestos a los ricos. La realidad sobre el d¨¦ficit es mucho m¨¢s compleja que esto, pero as¨ª es como este debate ha sido trasladado a la opini¨®n p¨²blica.
Para que esta crisis acabe sin vencedores claros, cualquier soluci¨®n tiene, por tanto, que ser dise?ada sin recortes de los programas sociales y sin impuestos. Es decir, sin una verdadera reducci¨®n del d¨¦ficit.
Las consecuencias de una suspensi¨®n de pagos ser¨ªan tan desastrosas -EE UU podr¨ªa dejar de pagar a los poseedores de bonos del Tesoro, entre otros China y Europa, tendr¨ªa que cancelar los cheques a los veteranos de guerra, las agencias de calificaci¨®n rebajar¨ªan la valoraci¨®n de la deuda norteamericana...- que se conf¨ªa en que se encontrar¨¢ esta misma semana alguna salida. Pero, de ser as¨ª, cada d¨ªa parece m¨¢s probable que ser¨¢ una salida provisional, una soluci¨®n para que el Gobierno pague sus compromisos hasta las pr¨®ximas elecciones, no un acuerdo para resolver los problemas de fondo de la econom¨ªa estadounidense.
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