Los Beatles, en la calle de Preciados
La Fnac expone 25 fotograf¨ªas del grupo hace 43 a?os en Londres
The Beatles acaban de aterrizar en la calle de Preciados: una exposici¨®n fotogr¨¢fica recrea un d¨ªa en la vida de los escarabajos de Liverpool, gracias al veraz objetivo de Don McCullin. Un buen d¨ªa, el 28 de julio de 1968, el curtido reportero gr¨¢fico de mil batallas decidi¨® aceptar el desaf¨ªo de pasar una velada entera en Londres con aquellos chicos de las guitarras el¨¦ctricas en acorde de fa sostenido menor y sonora bater¨ªa Ludwig. La tarea era ardua... Cada uno de los componentes del grupo mostraba una identidad fieramente singular.
En aquella ocasi¨®n, el m¨¢s dispuesto fue Paul McCartney: vers¨¢til, locuaz y sociable, dio como acostumbraba lo mejor de s¨ª mismo. Pero George Harrison y Richard Starkey, Ringo, se mostraron reservones ante la c¨¢mara. Fue John Lennon, como siempre, quien aquel d¨ªa tir¨® del carro y quien permiti¨® desde su liderazgo y con su desenvoltura que McCullin pudiera extraer sus placas y se cobrara estas 25 fotograf¨ªas cargadas de emotividad y de a?oranza blanquinegra -solo tres de ellas en color-, que se exponen en el coraz¨®n de Madrid. Inmortalizaba as¨ª a los deslumbrantes m¨²sicos que echaran los dientes en The Cavern, de Liverpool, los afilaran en la hanse¨¢tica Hamburgo y mordieran el ¨¦xito al regresar a las islas Brit¨¢nicas para atraer la atenci¨®n del mago Brian Epstein y del prodigioso George Martin, marino metido a excelso arreglista en la EMI Odeon, la discogr¨¢fica que primero apost¨® por ellos.
Para ambientar las fotos, McCullin llev¨® a los de Liverpool a la ribera del T¨¢mesis
Consigui¨® retratar a Paul semidesnudo y a John mostrando el calzoncillo
Para ambientar mejor las fotos de aquel 28 de julio, hace la friolera de 43 a?os, McCullin se llev¨® a los chicos liverpoolianos a la iglesia de san Pancracio y luego hasta la ribera del T¨¢mesis, concretamente hasta Wapping Pier Head, donde consigui¨® retratar a Paul semidesnudo y a John, el ¨²nico de los cuatro con zapatillas deportivas, mostrando el calzoncillo. De George Harrison, que luce un pantal¨®n de rayas algo payasesco, Don solo logr¨® que hiciera aflorar su mirada melanc¨®lica, y de Starkey, que luciera la pechera de volantes de su camisa.
Seg¨²n Manuel Or¨ªo, uno de los principales beatlel¨®logos de Espa?a, ese poso de tristeza en las miradas anunciaba ya la primera fisura grave en el grupo, cuando, mientras grababan Back in the USSR, Paul afe¨® el ritmo de Ringo y le dijo c¨®mo se deb¨ªan agitar las baquetas; a John -que ya sal¨ªa entonces con Yoko Ono, retratada en dos escenas de la exposici¨®n- le molest¨® sobremanera el gesto de Paul y Ringo se enfad¨® tanto que adopt¨® una actitud que presagiaba su dolorido alejamiento. Pero pronto hicieron las paces y los tres, John, George y Paul, recibieron a Ringo de nuevo con la caja de la bater¨ªa llena de flores, cuenta Or¨ªo. En 1968, el a?o de los jipis, del declive de la impostura militar estadounidense en el sureste de Asia, del mayo luminoso en Par¨ªs y Berl¨ªn y de la primavera de canciones, represi¨®n y resistencia en Madrid, a¨²n bajo la dictadura... The Beatles, triunfantes desde 1964 en casi todo el mundo, a¨²n conservaban la inocencia de quienes no saben todav¨ªa c¨®mo posar ante un fot¨®grafo que s¨ª se las sabe casi todas y que fue capaz de arrebatarles el alma y la sonrisa de un simple fogonazo de su c¨¢mara.
Un d¨ªa en la vida de The Beatles. Sal¨®n de actos de la Fnac. Preciados.
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