Este es el d¨ªa anunciado
Riis conf¨ªa en que Contador haga doblar hoy la rodilla a Evans en el Galibier centenario
Todos los himnos lo proclaman, sean religiosos, laicos, revolucionarios. Habr¨¢ un d¨ªa anunciado. Habr¨¢ un d¨ªa de alegr¨ªa y gloria nuestra, llegar¨¢ el d¨ªa de gloria, el fin de la opresi¨®n tambi¨¦n.
Todos hablan del Galibier, por supuesto, donde el Tour se decidir¨¢ hoy.
"Tengo fe, tengo fe", repite, para convencer, para convencerse de paso, Bjarne Riis, el director de Contador. "Tengo fe en Alberto, tengo fe en el Galibier".
No se puede hablar de otra forma m¨¢s que desde la congoja y la esperanza del puerto con el que el Tour descubri¨® el valor del marketing: tan bien lo publicit¨® Henri Desgrange, propietario del diario L'Auto y del Tour, que el Galibier, una carretera militar que terminaba en un t¨²nel excavado por los soldados acuartelados en el fuerte del T¨¦l¨¦graphe a 2.640 metros de altitud, fue leyenda antes incluso de subirse por primera vez, antes de que ?mile Georget, hace justo 100 a?os, lo coronara el primero en bicicleta.
De Desgrange, que tan bien conoc¨ªa el valor de la palabra para convertir la piedra en oro, queda un monumento en la cima del Galibier y un premio, el Souvenir Henri Desgrange, que se otorga cada a?o al ciclista que pasa el primero por la cima. A Jos¨¦ Luis Arrieta, el ¨²ltimo espa?ol que consigui¨® el souvenir, en 1999, le queda de su paso en cabeza el recuerdo de un premio de 500 francos y el galard¨®n Coraz¨®n de Le¨®n, el nombre de la marca de quesos que patrocinaba el premio de la combatividad.
Arrieta es ahora director del Movistar, donde no reniega de su pasado de ciclista trabajador, de equipier un poco de Indurain, y tambi¨¦n de Abraham Olano, Z¨¹lle, el Chava Jim¨¦nez y Mancebo. Por eso, sangu¨ªneo como es, se le llevan los demonios con las poses de figura de algunos corredores del equipo, por eso intenta aprender a cargarse de paciencia, que hay que saber tener mano para todo tipo de corredores. Aunque tambi¨¦n sabe, claro, que cuando se cuenta la historia del Galibier se habla de escaladores, de figuras, de otros espa?oles, que all¨ª se hicieron grandes antes que ¨¦l, de Ezquerra, Trueba, Federico, Julito, Oca?a, L¨®pez Carril o hasta de Pedro Mu?oz. A Arrieta, el Galibier es un puerto que le ha marcado dos veces. En ¨¦l vivi¨® las dos caras del ciclismo de gregario, el abandono v¨ªctima de una hipotermia que le dej¨® tiritando al pie del descenso, envuelto en mantas y bebiendo colacao caliente del termo de un aficionado; el ¨¦xito peque?o, el triunfo personal, menor que una etapa, pero casi tan grande, que justifica casi una carrera. En ambos a?os, en 1998 y 1999, respectivamente, cosas muy grandes pasaron a su alrededor.
En 1998, el Galibier, un misterio envuelto en niebla y lluvia fr¨ªa, fue el momento elegido por Marco Pantani para ascender a la gloria. Nunca ha cumplido mejor su destino, aquel para el que le design¨® Desgrange, que en ese momento. Entonces, Arrieta trabaj¨® para el Chava, que se fug¨® antes que el Pirata, que adelant¨® a Ullrich aterido, que se qued¨® clavado cerca de la cima. Pantani vol¨® en aquel tiempo para ganar su Tour. El destino negro volvi¨® a unir a ambos, a Pantani, al Chava, para siempre un a?o despu¨¦s. En 1999, cuando, cumpliendo ¨®rdenes de equipo, Arrieta se infiltr¨® en una fuga como cabeza de puente y logr¨® pasar en solitario por arriba, despu¨¦s, en el descenso por el Lautaret, el lado largo por el que se ascender¨¢ hoy, se dej¨® coger para trabajar para Z¨¹lle, a quien acompa?aba Armstrong, quien aquel d¨ªa sellar¨ªa el primero de sus siete Tours y en Sestriere, poco despu¨¦s, lograr¨ªa su primera victoria de etapa en monta?a. "Fue como para un monta?ero coronar un ochomil, un desaf¨ªo cumplido", record¨® entonces el navarro, quien subiendo no dio mayor valor a su soledad, al peso del gigante, que el valor pr¨¢ctico de quien cree que subiendo importa poco ir solo, pues en subida yendo a rueda hay que dar las mismas pedaladas que yendo por delante.
Desde entonces, el Galibier no ha vuelto a ser tan decisivo como se espera hoy, el d¨ªa anunciado para el mano a mano Evans-Contador y que Arrieta, descansado, ver¨¢ desde el coche.
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