Los caracoles manzana
Los gallegos tendemos a leer poco. Ese vicio se nos quita de un plumazo cuando salimos al extranjero: ah¨ª s¨ª que no paramos de leer y, adem¨¢s, leemos en sitios inusuales o inadecuados. Mariano Rajoy Brey lee mucho cuando sale de casa. Demasiado, de hecho. En la carrera hacia La Moncloa, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (?qu¨¦ nombre tan largo!), se queda en la cuneta y salen escopetados su gregario de lujo, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y el citado Rajoy Brey. De entrada, este ¨²ltimo parte como favorito. Alfredo, con callo en el pulgar de tanto darle al timbre de la bici para adelantar, no tanto. Pero Mariano (gallego) tiene un problema: lee; Alfredo (no gallego), no. No nos malinterpreten: no se trata de que lean a Kant o a Walter Benjamin cuando viajan por el mundo adelante, sino de que lean o no sus parrafadas ante las c¨¢maras y las audiencias. El que lee aprende, eso s¨ª, a levantar la mirada entre frase y frase. El que no lee se aprende lo que tiene que decir y lo suelta sin bajarla. O sea que, entre RB y PR (Rajoy Brey y P¨¦rez Rubalcaba), la diferencia la va a marcar el tiempo que se pierda en echar un vistazo al mapa para no perderse entre la campa?a, la campi?a, el champa?a y la rapi?a; que de todo hay en la vi?a del Se?or y en los partidos de estos se?ores. (Uf, menos e?es y m¨¢s sentidi?o, co?o...)
Con unas copas de m¨¢s se habla cualquier lengua: nos hacemos 'bol¨ªnglotas' al tercer gin-tonic
Los gallegos tendemos a leer entre l¨ªneas y el que quiera entendernos tendr¨¢ que leernos las l¨ªneas de la mano con lupa si quiere entender algo. Mandamos a RB desde los hilillos del Prestige al tour de force de Moncloa. Nos mandan a PR a modo de vuelta de tuerca de ZP como si no hubiera pasado por all¨ª. ?Manda truco! Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa: las cosas como son. Y por si fuera poco, una invasi¨®n de caracoles-manzana amenaza las cosechas de arroz en el delta del Ebro. Esos bichos no saben leer, pero ven la televisi¨®n y creen que multiplicarse desaforadamente les servir¨¢ para vender la baba de caracol en la teletienda y forrarse en el mundo de la cosm¨¦tica. (Ya lo dec¨ªan los chicos y la chica de Mecano: sombra aqu¨ª y sombra all¨¢, que estamos en verano y las sombrillas son muy necesarias para no pillar una insolaci¨®n.) El caracol-manzana es un monstruo de ?doce! cent¨ªmetros de largo (algo as¨ª como el di¨¢metro de un CD, para que se hagan una idea) que es capaz de zamparse 400 plantas de arroz en una noche con un colega de parranda. Al alim¨®n: bipartidismo caracolista y al carallo. Preg¨²ntenselo a RB o PR, si tienen ocasi¨®n, y la respuesta est¨¢ cantada:
-Oiga, ?usted tiene cuernos?
-?Y yo qu¨¦ s¨¦! Tengo tantas cosas en la cabeza...
Los gallegos tenemos manzanas que mandamos a Asturias para que nos las devuelvan en forma de sidra. Los gallegos tenemos caracoles que mandamos a la teletienda para que nos los devuelvan en forma de ung¨¹ento milagroso para las arrugas. Los gallegos mandamos a RB por el mundo adelante a leer los discursos que le escriben sus caracoles-manzana para que nos lo devuelvan en forma de presidente. Pero los gallegos tenemos un problema: ?nacionalizamos a PR ya y, pase lo que pase, volvemos a estar en primera divisi¨®n? Aqu¨ª pocas veces sacamos los cuernos al sol, que suele estar nublado. El que se f¨ªa del hilillo y de la baba, como RB, se f¨ªa tambi¨¦n de lo escrito y por eso lo lee en p¨²blico. ?Pero no ¨¦ramos unos desconfiados compulsivos?
Los gallegos aprovechamos el verano para leer el C¨®dice Calixtino. Nos lo llevamos con dos cojones y nos tiramos en Samil o en Santa Cristina para echarle un vistazo bajo la sombrilla mientras le damos un viaje al daiquiri. El general Franco no beb¨ªa (la sed que ten¨ªa era de tinta para firmar sentencias) pero le¨ªa discursos en ingl¨¦s como si se hubiera puesto hasta las trancas. Esto es porque con unas copas de m¨¢s se habla cualquier idioma: nos convertimos en bol¨ªnglotas al tercer gin-tonic. A¨²n no sabemos nada de la habilidad en idiomas de RB y PR: s¨®lo constatamos que uno lee y el otro no. Debe ser cosa del biling¨¹ismo.
Los gallegos tenemos un candidato que sabe leer y lo enfrentamos a otro que s¨®lo sabe hablar. Solo falta que Feij¨®o llegue a la Moncloa hablando en esperanto.
julian@discosdefreno.com
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