El guerrero de la carretera
La situaci¨®n se presta a los chistes f¨¢ciles. Hace a?os que B. B. King ofreci¨® su gira de despedida oficial pero todos los veranos realiza una visita a Europa. No faltan los comentarios maliciosos sobre su supuesta ludopat¨ªa o la necesidad de mantener a una extensa tribu.
De acuerdo, pero tambi¨¦n valen explicaciones m¨¢s elementales. King se hizo habitual de los escenarios espa?oles en los a?os ochenta, cuando florecieron los festivales de jazz. Sin embargo, su carrera ha sido todo menos lineal: ¨¦l mismo recuerda que tuvo en 1952 su primer n¨²mero uno, en las listas de rhythm and blues. Insiste en las dos palabras: el blues equivale a confesi¨®n de vulnerabilidad, pero lo de ritmo remacha su n¨ªtida voluntad de entretener.
Es uno de los pocos 'bluesmen' en activo que sabe lo que cuesta recoger algod¨®n
Las etiquetas son importantes ya que sirven para conseguir radiaciones en emisoras o para entrar en circuitos mayoritarios: King se perdi¨® los fen¨®menos del rock and roll y el soul; incluso, tuvo problemas para beneficiarse del descubrimiento blanco del blues, ya que su orquesta de metales le alejaba del prototipo del m¨²sico primitivo del Misisipi. Sin embargo, es uno de los pocos bluesmen en activo que sabe exactamente lo que cuesta recoger algod¨®n, manejar un tractor y sobrevivir como aparcero.
En comparaci¨®n con esas labores, la vida del m¨²sico itinerante resulta apetecible. Sin grandes superventas, B. B. King se habitu¨® a dar unos 340 conciertos al a?o, generalmente en locales modestos. No pudo parar: le persegu¨ªa el implacable fisco estadounidense, sufri¨® desastrosos accidentes. Tampoco quiso parar: le encantaba la posibilidad de conocer mujeres.
Se muestra muy franco al respecto. En su simp¨¢tica autobiograf¨ªa de 1997, Blues all around me, se retrataba como un pardillo: en Washington fue seducido por una dama que le invit¨® a inyectarse hero¨ªna; la experiencia fue tan penosa que nunca permiti¨® m¨²sicos con adicciones en su banda. Aseguraba all¨ª haber engendrado 15 hijos con otras tantas mujeres y lamentaba no haber sido buen padre, excepto en lo material. Autodidacta, se habitu¨® a leer peri¨®dicos y libros en la carretera. Su adquisici¨®n de cultura le llev¨® a reivindicar respeto para su m¨²sica: entiende, y no anda equivocado, que cualquier homenaje a su persona es un reconocimiento para el blues. King debi¨® conquistar la dignidad profesional escal¨®n a escal¨®n. Cuando empez¨®, ni siquiera ten¨ªa derecho a estudios de grabaci¨®n convencionales: serv¨ªa cualquier habitaci¨®n grande y se grababa de un tir¨®n, sin posibilidad de enmendar errores. Sus primeros elep¨¦s eran productos baratos, cuyas envolturas no hac¨ªan honor a la intensidad de sus surcos.
As¨ª que, mientras se lo permita la diabetes y otras dolencias, B. B. King continuar¨¢ tocando, aunque lo haga sentado. Siempre puede surgir la magia. Como aquella noche -en un festival espa?ol- que Miles Davis se col¨® en su escenario, pidi¨® por se?as una trompeta e improvis¨® un solo exquisito en Darling, you know I love you. Cuando recuerda aquel gesto del gran ogro, King se pone muy emotivo. No pasa nada, tambi¨¦n un guerrero de la carretera puede llorar por sus amigos muertos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.