Donde naci¨® el Nilo y el padre de Obama
Pocos viajeros y mucha vida en las riberas kenianas del lago Victoria donde el nuevo reclamo es 'Yes we can'
Hay una Kenia que no sale en los folletos tur¨ªsticos. Una zona del pa¨ªs que no se llama Masai-Mara ni Amboseli ni Mombasa, pero que en un tiempo lejano, mucho antes de que se inventara el turismo de masas, fue tan codiciada o m¨¢s que esos parques nacionales por los escasos viajeros que entonces se atrev¨ªan a ir a Kenia.
Es el lago Victoria, donde nace el Nilo, la meta de toda expedici¨®n que se preciara al continente africano desde que Al Idrisi dibuj¨® su primer mapa. Burton, Speke, Livingstone, Stanley... todos los grandes nombres del siglo de las exploraciones africanas pusieron su empe?o en confirmar que aquel mar interior en el Plateau de ?frica del Este, con una extensi¨®n de casi 70.000 kil¨®metros cuadrados -tan grande como Irlanda- y compartido entre Uganda, Tanzania y Kenia, era el lugar en el que nac¨ªa el padre Nilo.
Hoy es mucho m¨¢s f¨¢cil llegar a las riberas del lago Victoria, pero el n¨²mero de extranjeros tampoco es rematadamente superior al que exist¨ªa en la segunda mitad del XIX. En los d¨ªas que llevo por aqu¨ª no me he cruzado con ning¨²n autocar ni furgoneta de turistas (un hito en Kenia). Pero la mejor medida de lo virgen que permanece a¨²n esta zona es que paras en un mercado, sacas tu c¨¢mara de fotos y los paisanos, en vez de increparte o pedirte dinero por disparar, se ponen en cola para que los fotograf¨ªes. Hac¨ªa tiempo que no ve¨ªa gente tan amable como los kenianos de la regi¨®n de Kisumu.
Kisumu, la tercera ciudad del pa¨ªs, es una urbe populosa, vitalista y sin muchos encantos, aunque tiene uno irresistible para mit¨®manos: es la puerta de entrada al lago Victoria. Como casi todos los lagos de llanura, no es pr¨®digo en paisajes espectaculares. La vista se pierde en un horizonte plano, y el agua de color marr¨®n-gris¨¢ceo incita poco a la f¨¢bula. Pero, ?qu¨¦ demonios!, un mito es un mito. Est¨¢s viendo atardecer nada menos que en las fuentes del Nilo, un sitio de leyenda, el escenario de tantas y tantas lecturas juveniles... No puedes por menos que emocionarte.
Hay botes que te llevan a navegar por el lago. Se ven algunos hipop¨®tamos y una intensa vida en sus orillas. Pescadores solitarios, ni?os y ni?as que bajan a por agua, hombres y mujeres desnudos, ase¨¢ndose, mujeres y ni?os lavando ropa, un pastor que da de beber a sus vacas. El Victoria es vida y en sus riberas han florecido grandes pueblos desde mucho antes de que el hombre blanco lo "descubriera".
?rboles salchicha
En algunos claros se ven ¨¢rboles salchicha, sagrados para los luo que habitan las riberas del lago. Cuando alguien muere de forma tr¨¢gica y su cuerpo no puede ser recuperado, la familia entierra frutos del ¨¢rbol salchicha (una especie de algarrobas gigantes) y lo lloran como si el cuerpo del ser querido estuviera all¨ª, bajo la tierra. En el horizonte, las velas latinas de los mashua, las naves tradicionales del lago, se despliegan como cortinas abombadas por el viento. Traen tilapias, percas del Nilo, carb¨®n de Uganda, maderas de Tanzania... el Victoria es el Carrefour de la regi¨®n de los Grandes Lagos.
Desde Kisumu, una carretera llamada pomposamente autopista A-1, pero con m¨¢s agujeros y remiendos que el calcet¨ªn de un peregrino, lleva hasta la reserva forestal de Kakamega, ¨¦l ¨²nico vestigio que queda en Kenia del bosque lluvioso tropical que un d¨ªa cubri¨® buena parte del ?frica ecuatorial. Es una mancha peque?a, de unos 240 kil¨®metros cuadrados, y supone un buen comienzo para quienes nunca han estado antes en una selva tropical. Hay senderos se?alizados, gran cantidad de aves (imprescindible madrugar para verlas) y muchos monos, sobre todo grandes y ruidosos colobos blanquinegros que te miran con curiosidad desde la copa de los ¨¢rboles.
Los caminos de Kenia son un mercado sin fin. En el sitio m¨¢s inesperado, lejos de todo, aparece un tenderete precario de palos y maderos en el que se vende cualquier cosa. Si la carretera pasa cerca de alg¨²n poblado o de m¨¢s de dos chozas juntas, el n¨²mero de tenderetes aumenta exponencialmente. Y al llegar a un cruce de caminos, los tenderetes se multiplican, se agrupan y la actividad se desborda. Es el gran mercado. De vuelta a Kisumu me detengo en uno cualquiera y me siento a paladear el teatrillo humano que se escenifica a diario en estos h¨ªper a la africana: las mujeres sentadas durante horas con la mirada ausente delante de unos mangos o de unos pescados secos, el zapatero que hace sandalias con neum¨¢ticos viejos, el escriba que redacta una carta a los clientes analfabetos con una vieja m¨¢quina de escribir, las cabezas de reses colgando sudorosas entre un mill¨®n de moscas, el sonido del lingala que llega amortiguado desde una tienda lejana. Una Kenia real e ingenua, dif¨ªcil de ver en otras zonas del pa¨ªs.
Una nueva atracci¨®n tur¨ªstica est¨¢ emergiendo en esta esquina occidental de Kenia, la casa de los Obama.
Barack Obama s¨¦nior, padre del actual presidente de Estados Unidos, naci¨® en 1936 en Kogelo, una aldea de la etnia luo a una hora de las riberas del lago Victoria. En ella sigue viviendo su madrastra, Mama Sarah Obama, la tercera mujer del abuelo del presidente de EE UU, junto a algunas de sus hermanastras y hermanastros.
Gracias a esta carambola, una remota aldea perdida en la sabana de Kenia se ha convertido en objeto de deseo de curiosos de todas las nacionalidades y de televisiones de todo el mundo. A ella se llega por una pista de tierra roja, de ese color rojo intenso que solo da el coraz¨®n mineral del ?frica ecuatorial, que avanza por un terreno ondulado de maizales, ceibas y acacias. En un cruce de caminos con un grupo de chamizos de ladrillo que hace las veces de cantina del pueblo, un letrero dice: "Katado Tea Bar: Kogelo, yes we can". Al otro lado del cruce, un cartel indica la direcci¨®n hacia el colegio Senador Obama.
La casa de Mama Sarah es una casa africana m¨¢s, de planta baja, con techo de chapa met¨¢lica, rodeada por una parcela de tierra. En el cuidado jard¨ªn, dos tumbas: la del abuelo y la del padre de Barack, muerto en Nairobi en un accidente de tr¨¢fico. En la puerta: un guardia y un cartel con los horarios de las visitas. Cerca de la casa, la comunidad de Kogelo est¨¢ construyendo con ayuda internacional un hotel. Ya nada ser¨¢ lo mismo a orillas del lago Victoria. ?Si Burton y Speke levantaran la cabeza!
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Turismo de Kenia (www.magicalkenya.com).
C¨®mo ir
? KLM (www.klm.com) vuela de Madrid a Nairobi desde 649 euros. Con conexi¨®n a Kisumu (a 340 kil¨®metros) por 850 euros.
? Kogelo Tours (www.kogelotours.org) Ofrece paquetes de turismo cultural que incluye visitas a la casa de los Obama. Dos semanas, 2.200 euros, sin vuelos.
Dormir
? Kiboko Bay Resort (www.kibokobay.com). Caba?as de madera muy acopladas al entorno en la orilla del lago, con un pantal¨¢n para ver el atardecer y un comedor con vistas al lago. Una habitaci¨®n doble: 100 euros.
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