El coste de la adicci¨®n al petr¨®leo
Es llamativo: los pa¨ªses europeos con problema de deuda -Grecia, Irlanda, Portugal, Espa?a e Italia- son tambi¨¦n los m¨¢s dependientes de una energ¨ªa que no pueden producir. Ahorrar carburante es imperioso
El pasado 24 de junio, el Consejo de Ministros levantaba el impopular l¨ªmite de 110 kil¨®metros por hora impuesto a finales de febrero para economizar combustible. ?Cuesti¨®n definitivamente zanjada? Quiz¨¢s s¨ª desde una ¨®ptica pol¨ªtica, pero no desde una perspectiva m¨¢s t¨¦cnica. Aunque a la mayor¨ªa de ciudadanos les disguste conducir m¨¢s despacio, todo apunta a que la malsana combinaci¨®n de una econom¨ªa maltrecha y de unos precios altos del petr¨®leo har¨¢ cada vez m¨¢s acuciante la necesidad de ahorrar carburante.
Seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), los gastos en importaciones de petr¨®leo del conjunto de los pa¨ªses industrializados integrados en la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) aumentaron en 200.000 millones de d¨®lares en 2010, alcanzando un total de 790.000 millones. Este incremento, causado por los altos precios del barril, supuso una p¨¦rdida de ingresos cercana al 0,5% del producto interior bruto (PIB). Ante este hecho, el economista jefe de la AIE, Fatih Birol, ha advertido de que los precios del petr¨®leo han entrando en una zona peligrosa para la econom¨ªa global y que la factura de las importaciones se est¨¢n convirtiendo en una amenaza para la recuperaci¨®n econ¨®mica.
Es incomprensible la anulaci¨®n de las medidas del Gobierno para rebajar el consumo
La era del petr¨®leo barato ha acabado. Urge un cambio profundo del sector del transporte
La AIE utiliza en sus an¨¢lisis un indicador econ¨®mico, denominado "carga del petr¨®leo" (oil burden). Este se define como el cociente entre el gasto en petr¨®leo (demanda multiplicada por el precio del crudo) y el PIB. Una carga del petr¨®leo creciente no necesariamente conduce a una recesi¨®n econ¨®mica, pero puede complicar de forma notable los efectos de otras crisis econ¨®micas y financieras subyacentes. Y, para nuestra preocupaci¨®n, un informe reciente constata que, a escala global, la carga del petr¨®leo alcanz¨® en 2010 el segundo nivel m¨¢s alto tras una gran recesi¨®n y que en el transcurso del a?o en curso dicho ¨ªndice podr¨ªa situarse en cotas cercanas a las que en el pasado coincidieron con episodios de marcada desaceleraci¨®n econ¨®mica. Algo que deber¨ªan tener muy presente tanto los pa¨ªses consumidores como los productores.
Estos ¨²ltimos, particularmente los de la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), podr¨ªan ayudar aumentando su producci¨®n. Una posibilidad que la mayor¨ªa de los miembros del cartel decidi¨® ignorar en su ¨²ltima reuni¨®n del pasado mes de junio. Por su parte, los consumidores deben reducir dr¨¢sticamente su dependencia del petr¨®leo. Y es que los n¨²meros son tozudos: adem¨¢s de lo comentado para la OCDE, la Uni¨®n Europea (UE) ha visto c¨®mo en el transcurso de 2010 su factura en importaci¨®n de petr¨®leo ha aumentado en 70.000 millones de d¨®lares, una cifra equivalente a los d¨¦ficits presupuestarios de Grecia y Portugal combinados.
Por sus problemas con la deuda soberana, estos dos pa¨ªses, junto a Italia, Irlanda y Espa?a, integran el grupo que cierta prensa econ¨®mica anglosajona ha denominado, de forma despectiva, PIIGS. Lo curioso es que estos pa¨ªses encabezan los cinco primeros puestos del ranking de dependencia del petr¨®leo de la UE, en el siguiente orden: Grecia (con un 58% de su mix de energ¨ªas primarias cubierto por el petr¨®leo), Irlanda (55%), Portugal (55%), Espa?a (48%) e Italia (46%). Los porcentajes citados superan ampliamente la media de la UE (37%), con el agravante de que los PIIGS deben importar la pr¨¢ctica totalidad del petr¨®leo que consumen. Todo esto se refleja en una estrecha correlaci¨®n entre grado de dependencia del petr¨®leo y deuda soberana expresada como porcentaje del PIB.
En Espa?a, de enero a abril de este a?o el balance entre exportaciones e importaciones de petr¨®leo y derivados ha supuesto un d¨¦ficit comercial de 10.391,1 millones de euros, lo que supone un 28% m¨¢s que en el mismo periodo del a?o pasado. Para poner estas cifras en perspectiva, conviene recordar que en 1995 el citado d¨¦ficit se situaba en torno a los 4.380 millones de euros. Cinco a?os despu¨¦s, en 2000, la cifra rondaba ya los 12.000 millones, para con posterioridad, en 2005, como consecuencia de la escalada de los precios experimentada en los mercados internacionales del petr¨®leo, situarse por encima de los 19.150 millones.
El d¨¦ficit alcanz¨® su m¨¢ximo hist¨®rico en 2008, con valores pr¨®ximos a los 30.000 millones de euros, para un a?o despu¨¦s, reflejando en toda su magnitud el impacto de la crisis econ¨®mica global desatada a mediados de 2008, caer por debajo de los valores de 2005. Pero en el a?o 2010, el repunte de los precios del crudo situ¨® de nuevo el d¨¦ficit en una cifra pr¨®xima a los 25.512 millones de euros. Unos guarismos (muy cercanos a los registrados en 2007, en pleno ciclo de expansi¨®n y crecimiento de nuestra econom¨ªa) que representaron el 48,8% del total del d¨¦ficit comercial de Espa?a y que aproximadamente equivalen al 1,76% del PIB de nuestro pa¨ªs. Un lastre nada desde?able en la actual coyuntura de fr¨¢gil recuperaci¨®n econ¨®mica, altas tasas de desempleo y graves problemas de endeudamiento.
Los datos expuestos justificaban la adopci¨®n por nuestro Gobierno de medidas tendentes a rebajar el consumo y, por tanto, las importaciones de petr¨®leo y derivados. Quiz¨¢s las medidas acordadas no fueran las m¨¢s adecuadas, pero tampoco era cuesti¨®n de pasarse el tiempo discutiendo si se trataba de galgos o podencos cuando lo importante era dar un primer paso en la direcci¨®n correcta. En cualquier caso, lo que si est¨¢ claro es que su revocaci¨®n casi cuatro meses m¨¢s tarde, argumentando un previsible cambio en la tendencia de los precios del petr¨®leo, resulta t¨¦cnicamente incomprensible. Basta con echar un vistazo a los informes oficiales.
As¨ª, en su World Energy Outlook 2010, la AIE presenta tres escenarios sobre la evoluci¨®n futura de la demanda y los precios del petr¨®leo. El m¨¢s optimista ante los precios es (con diferencia) el "Escenario 450", as¨ª denominado porque asume que los Gobiernos del mundo adoptar¨¢n un abanico de dr¨¢sticas medidas conducentes a limitar a 450 partes por mill¨®n equivalentes de CO2 la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera (lo que garantizar¨ªa con un 50% de probabilidad que la temperatura media del planeta no aumente en m¨¢s de 2¡ãC). Este escenario "verde" es el ¨²nico que contempla una ca¨ªda en la demanda global de petr¨®leo, que de 2020 a 2035 pasar¨ªa de 87,7 a 81 millones de barriles diarios. Una reducci¨®n que tendr¨ªa un efecto moderador de los precios del barril que en t¨¦rminos reales (referidos a 2009) se cotizar¨ªa a 90 d¨®lares en 2020, para despu¨¦s mantenerse estable en este nivel hasta 2035. Expresados en t¨¦rminos nominales (sin corregir la inflaci¨®n) estar¨ªamos hablando de 115,6 d¨®lares en 2020 y de 162,6 d¨®lares en 2035. La AIE, lo tiene claro: si la econom¨ªa global no se aleja en el futuro de la senda del crecimiento, la era del petr¨®leo barato ha tocado a su fin.
Frente a esta nueva situaci¨®n, los pa¨ªses importadores de petr¨®leo debemos acometer una urgente y profunda reestructuraci¨®n del sector del transporte, dependiente en cerca del 95% de los derivados del petr¨®leo. Con demasiada frecuencia, el debate energ¨¦tico se centra en torno a la generaci¨®n de electricidad, sin tener presente que a fecha de hoy disponemos de diversas alternativas a tal efecto, pero no para la sustituci¨®n a gran escala del petr¨®leo. El actual binomio petr¨®leo-transporte es el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de nuestro sistema energ¨¦tico y quiz¨¢s tambi¨¦n de nuestro sistema econ¨®mico.
Mariano Marzo Carpio es catedr¨¢tico de Recursos Energ¨¦ticos en la Facultad de Geolog¨ªa de la Universidad de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.