Aqu¨ª no hay verano

No se les ocurra cantarlo con la musiquilla de "aqu¨ª no hay playa", porque sale escatol¨®gico. Pero no hay verano, lo confirmo, est¨¢ muy triste, y aunque sepamos que la belleza de nuestros verdes prados es feudataria de tanta humedad, ya estamos un poco cansados de que el locutor, o locutora, que nos cuenta lo del tiempo siempre diga eso de "a excepci¨®n de la cornisa cant¨¢brica". Deprime tanto nubarr¨®n.

Mientras el Congreso se divierte con la guerra de las corbatas, pues s¨®lo nos faltaba ¨¦sta tras la de sucesi¨®n, la de las naranjas, la de la independencia, las carlistas y la civil, y el paro sigue donde estaba, y la euforia inversora tras las medidas europeas ante la deuda griega dura dos d¨ªas, y Rubalcaba aparece hasta en lo m¨¢s incre¨ªbles programas, y yo almaceno gasolina para cuando despu¨¦s de ir a por los bancos nos pida ir a por los conventos -pues siempre hemos solucionado la canalla hisp¨¢nica los problemas quemando conventos- la limitada popularidad del Gobierno de Patxi L¨®pez se va desvaneciendo mientras el Gobierno central pacta las ¨²ltimas transferencias con el PNV el d¨ªa anterior a que nuestro lehendakari llame a consulta a los tres diputados generales. Felipe II dijo aquello de que ¨¦l no mand¨® sus barcos contra los elementos, confirmando que el que no se consuela es porque no quiere, puesto que el que manda barcos debiera esperarse alguna tormenta que otra.

Quiz¨¢s es que la nave no estaba preparada para los nubarrones. Muchos a?os ha pasado en humilde y franciscano silencio mi compa?ero de esca?o en aquellos a?os de la tramitaci¨®n de la LTH, Xabier Olaberri, para salir ahora diciendo "ya lo dec¨ªa yo", que aquella organizaci¨®n s¨®lo estaba prevista si el PNV mandaba en las tres diputaciones, y, para colmo, con recaudaci¨®n, y no para este endiablado escenario en el que cada partido dirige una instituci¨®n sin un duro.

Quiz¨¢s es que la autonom¨ªa, y nuestra particular "subautonom¨ªa" provincial, estuviera pensada para un futuro de crecimiento econ¨®mico imparable, y que la lealtad entre partidos e instituciones no fuera necesaria porque el poder iba a ser monopolizado, pero la realidad no es as¨ª. Tanta dispersi¨®n resulta cara, y si no hay lealtad entre las partes, adem¨¢s, resulta inviable. M¨¢xime, cuando la autonom¨ªa se pens¨® para que los partidos locales fueran de guapos repartiendo servicios y subvenciones. Ahora que no hay recursos, no s¨®lo a nuestro nivel interno, Gobierno y diputaciones, sino a nivel nacional, la cosa no funciona tan idealmente, pues varias autonom¨ªas est¨¢n dispuestas a no recibir m¨¢s competencias, otra a devolver la de Justicia, y, tiempo al tiempo, m¨¢s de una acabar¨¢ declarando que no puede hacer frente a la asistencia sanitaria. Es que lo hemos dejado ir sin control y al final, sin un duro, esto es muy dif¨ªcil de gestionar por caro. Alguien crey¨® que en un futuro no iban a producirse vendavales econ¨®micos, o que no iba a perder tanto poder. Pero si, por el contrario, lo pens¨®, ?no acabar¨ªa malignamente excus¨¢ndose diciendo "el que venga detr¨¢s que arree"? Es lo que da el partidismo.