Otro Castelao es posible
Asistir al 25 de Xullo siempre es instructivo y gratificante. Gratificante ante todo porque es un ¨¢gora de encuentro mucho m¨¢s festiva y placentera que otras instancias, no solo para los que nunca militamos en el BNG, sino, a d¨ªa de hoy, tambi¨¦n y sobre todo, para muchos de los que militan. De hecho, a?o a a?o, la Quintana y el formato manifestaci¨®n se quedan cada vez m¨¢s manifiestamente peque?os. Instructivo porque Guillerme V¨¢zquez finaliz¨® su discurso en el acto de este a?o con la desafortunada frase de Castelao: "N¨®s temos confianza no noso pobo, e moi logo, o noso pobo ter¨¢ confianza en n¨®s" (cito de memoria, a Castelao, no a V¨¢zquez).
Aclaro lo de desafortunada. Mis conocimientos de la obra y el pensamiento de Castelao, desde mi deslumbramiento juvenil, son a nivel de usuario, aunque suficientes como para saber que el Castelao que reivindica Feij¨®o debe ser el de Frutas Castelao. La frase de marras era v¨¢lida cuando un grupo de b¨®s e xenerosos intentaban construir la conciencia de un pa¨ªs pr¨¢cticamente desde la nada. Los mejores resultados electorales del Partido Galeguista en solitario fueron poco m¨¢s de 100.000 votos, y si pese a ello consiguieron en buena parte sus fines, antes de que les rompieran la baraja y algo m¨¢s, fue por un esfuerzo de generosidad, practicismo y pedagog¨ªa. En el BNG deber¨ªan recordar que ya han tenido bastantes m¨¢s niveles de confianza del pueblo gallego que las que tuvo su referente hist¨®rico, y que la han ido perdiendo (sobre todo en las ciudades).
El mayor peligro para el BNG no es el fracaso, sino el enquistamiento en una fuerza residual
No s¨¦ si la estrategia que siguen consiste en depositar m¨¢s confianza o en esperar m¨¢s. En un tr¨ªptico excelentemente editado que apa?¨¦ el lunes en Santa Susana, Alternativa pola Unidade, la fracci¨®n al mando en el Bloque, analizaba la situaci¨®n y le echaba la culpa, muy grosso modo, a que el horno mundial no estaba para bollos progresistas y a que "no estamos inmaculados" despu¨¦s de experiencias de gobierno "con luces y sombras". Lo primero es cierto, aunque no recuerdo ¨¦pocas en que fuese f¨¢cil ir contracorriente ni tampoco donde hubiese tanta desfachatez ideol¨®gica contra los intereses de la mayor¨ªa de la sociedad. Lo segundo es sorprendente, porque debe de ser la primera fuerza pol¨ªtica del mundo -con el PSdeG despu¨¦s del tripartito de 1987-1989- que no reivindica las luces que sin duda hubo.
El mensaje impl¨ªcito a los votantes pasados es que no acertaron del todo y a los futuros que moderen su apoyo, no sea que se excedan y haya que gobernar en condiciones no ideales. En el cap¨ªtulo de propuestas del tr¨ªptico destacaba una: el rechazo a la UE. Es cierto que es una instancia determinada por los Gobiernos de los Estados, y no directamente por los ciudadanos, y que sus decisiones est¨¢n siendo -por decirlo suavemente- m¨¢s que desgraciadas, pero no estar¨ªa de m¨¢s apuntar algunas posibles alternativas reales.
La tercera parte eran una serie de consideraciones de orden interno que ni le van ni le vienen a los no militantes. En resumen, nada que induzca a que aumente la confianza de los ciudadanos, tal y como aventura el bar¨®metro del CIS publicado ayer (del 0,8% del electorado que vot¨® al Bloque en 2008, se estima que quedar¨¢ el 0,5%). Guillerme V¨¢zquez no es solo el pol¨ªtico peor valorado, sino que obtiene mejor valoraci¨®n entre los votantes del PSOE y de CiU que entre los "otros" donde supuestamente est¨¢n sus votantes.
Y tampoco parece que el BNG tenga confianza en los ciudadanos: la dura cr¨ªtica hacia el 15-M por parte de Francisco Rodr¨ªguez, que es uno de los m¨¢s duraderos dirigentes de un partido pol¨ªtico en Europa -40 a?os en el comit¨¦ central de la UPG-, pero tambi¨¦n era de los m¨¢s pragm¨¢ticos, muestra que buena parte del BNG recela del movimiento ciudadano que se rebela contra el actual estado de cosas, porque lo hace por libre, ideol¨®gica y organizativamente. En cuanto a lo de esperar, me temo que ya pas¨® el momento, dado que son precisamente los ciudadanos los que est¨¢n coordinando como pueden la reacci¨®n que ya no esperan de los partidos pol¨ªticos.
Al contrario de lo que dicen en privado gran parte de los militantes nacionalistas y en p¨²blico el CIS, yo no creo que los nacionalistas vayan a sufrir un gran descalabro electoral, como el que todos predicen al PSOE (al menos en t¨¦rminos absolutos). El BNG ha mostrado una sorprendente versatilidad en momentos cr¨ªticos, desde la Asamblea de Riazor a Nunca M¨¢is. Pero lo hizo echando mano de la pedagog¨ªa, el practicismo y la generosidad de Castelao y sus compa?eros de generaci¨®n, y esa no parece ser la tendencia actual. El mayor peligro no es el fracaso, sino el enquistamiento en una fuerza residual e inoperante (aunque eso s¨ª, inmaculada).
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