Rebeli¨®n contra el copago en Italia
Las regiones se niegan a cobrar los 10 euros por consulta y 25 por urgencias, que se suman a cargos ya existentes - Para ciertos tratamientos, compensa ir a la privada
La se?ora detr¨¢s del cristal desgrana las frases en voz alta y con paciencia lo repite otra vez: "Hay que pagar diez euros m¨¢s, se trata de una nueva cuota fija por cada visita m¨¦dica". La pareja al otro lado de la ventanilla no se lo puede creer. "?Pero si el mismo an¨¢lisis me cost¨® la mitad hace un mes!", exclama ¨¦l, manos gordas de obrero y pantalones manchados de cal. "Es una ley nacional, lo siento mucho", se excusa la se?ora. Cosimo De Florio, 42 a?os, alba?il, tuvo una sorpresa agria ayer: acudi¨® a la oficina donde se cobra el copago sanitario porque ten¨ªa que hacerse un examen pulmonar, prescrito por su m¨¦dico. "La ¨²ltima vez pagu¨¦ 12,97 euros. Hoy 22,97". En el hospital p¨²blico Vito Fazzi de Lecce, en el tac¨®n de Italia, regi¨®n de Apulia, la escena se repite casi id¨¦ntica en la sala donde se pide cita para las visitas de m¨¦dicos especialistas: ciudadanos enfurecidos y funcionarios que se defienden con la distancia de quien ejecuta una orden a su pesar.
Las instituciones locales exigen "una v¨ªa m¨¢s equitativa" para los ajustes
"Vamos a un modelo americano; habr¨¢ que tener seguro", dice una m¨¦dica
A partir del 18 de julio, una nueva norma estatal establece el cobro de 10 euros para controles sanitarios prescritos por el m¨¦dico de familia y 25 euros por los ingresos en urgencias en el nivel m¨¢s bajo de gravedad, los llamados c¨®digos blancos. Se trata de la medida m¨¢s controvertida entre los recortes efectuados por el Gobierno de Silvio Berlusconi aprobados la semana pasada para calmar mercados y colegas europeos: Italia tiene que sanear su deuda y gastar menos. Entre otras medidas, el Ejecutivo ha pensado en hacer caja con las prestaciones sanitarias en los hospitales y ambulatorios p¨²blicos. Lo que ha azuzado la rebeli¨®n de las instituciones locales. Una mayor¨ªa de regiones, responsables de la sanidad, se niega a aplicar la f¨®rmula, al menos tal y como la previ¨® el gobierno.
Las regiones pidieron ayer entrevistarse de forma urgente con el ministro de Salud, Ferruccio Fazio. "El Gobierno tiene que encontrar una v¨ªa m¨¢s equitativa y menos da?ina para llevar dinero a las arcas p¨²blicas", resume Vasco Errani, presidente de la Conferencia de las Regiones, una asamblea que re¨²ne a todos los gobernadores de las 20 comunidades. Errani administra Emilia Romagna, un basti¨®n de la izquierda (¨¦l, hombre fuerte del Partido Democr¨¢tico, est¨¢ en su tercer mandato). Pero su contrariedad expresa el sentimiento general de los responsables locales. Regiones de derechas, como Veneto y Cerde?a, tambi¨¦n han rehusado sumar el nuevo copago al anterior.
En Italia el copago existe desde 1978. Adem¨¢s de algunos f¨¢rmacos, se pagan las vistas a los m¨¦dicos especialistas y los an¨¢lisis, hasta un techo de 36,15 euros. Lo dem¨¢s lo pone el Estado. Por ejemplo, un electrocardiograma cuesta 11 euros (de media) y un an¨¢lisis de orina, tres. Con la nueva ley, los ciudadanos deben desembolsar 10 euros m¨¢s. "Una especie de billete de acceso a la sanidad p¨²blica, una tasa encubierta", la define Nerina Dirindin, catedr¨¢tica de Econom¨ªa P¨²blica en la Universidad de Tur¨ªn. "Porque ya no te est¨¢n cobrando por lo que le cuesta al Estado la prueba, sino que piden dinero por el simple hecho de requerirla. Es como cuando se paga la entrada a un parque de atracciones y luego, una vez dentro, se ponen monedas para subir a la monta?a rusa o a la noria", dice. Por cierto, el copago en Italia se llama ticket.
"El problema es pol¨ªtico", exclama Paola Povera, enfermera jefa de la unidad de Obstetricia en el Vito Fazzi. "Es verdad que hay especulaciones, corrupci¨®n y despilfarros. Hay que racionalizar los recursos. Pero los pacientes no deben pagar por los errores de los directivos. Reduzcamos los costes de la pol¨ªtica, cortemos otros sectores, pero la gente tiene que poderse curar", sigue.
"Esta medida es una sentencia de muerte para la sanidad p¨²blica", concuerda Francesca Moccia, coordinadora nacional del Tribunal para la Defensa de los Enfermos. "Hemos abierto un servicio llamado SOS Ticket. La gente nos cuenta que con el nuevo copago, para muchas prestaciones de bajo coste conviene m¨¢s acudir a una cl¨ªnica privada", explica. Las cuentas son elementales: un an¨¢lisis de orina cuesta ahora 13 euros. Un laboratorio privado puede ofrecerlo por 5 y en menos tiempo. Solo para cosas m¨¢s caras, como una resonancia magn¨¦tica, conviene a¨²n lo p¨²blico.
All¨ª est¨¢ la triqui?uela. Hecha la ley, hecha la trampa: una norma pensada para que entre m¨¢s dinero en el erario p¨²blico, acaba favoreciendo a la sanidad privada. El punto de vista de la economista Dirindin es tajante: "Considero ¨²til el copago: una peque?a suma de dinero sensibiliza al ciudadano sobre el hecho de que la prestaci¨®n sanitaria tiene costes para el Estado y no hay que abusar. Pero la forma concebida por el Gobierno es in¨²til e ineficaz".
La medida tampoco gusta a Pina Tommasielli, m¨¦dica de familia en un barrio popular de N¨¢poles y concejal en la nueva junta municipal de la Italia de los Valores. "El pa¨ªs se encamina hacia un sistema americano, donde para tener buenos cuidados hay que tener un seguro privado. Vamos hacia una sanidad de doble velocidad: una para los ricos y otra para los pobres", dice.
El copago afecta a todos los ciudadanos que tengan entre seis y 65 a?os, una renta familiar superior a los 11.000 euros anuales y que no presenten patolog¨ªas cr¨®nicas y graves (por ejemplo enfermedades cardiovasculares, c¨¢ncer o diabetes). Dos tercios de la poblaci¨®n queda exenta.
Errani no lo duda: "Se trata de una elecci¨®n equivocada, que provoca inequidad y da?a el sistema sanitario nacional. Hay que buscar soluciones alternativas".
Mientras, algunas zonas del pa¨ªs se han resignado a poner en marcha la medida. La rica Lombard¨ªa, cuya capital es Mil¨¢n, es casi la ¨²nica que no ha rechistado. Su presidente, Roberto Formigoni (Pueblo de la Libertad), declar¨® que no se puede boicotear una ley, engendrando problemas a las arcas del Estado. Sicilia, otro basti¨®n azul, se aline¨® tambi¨¦n, pero a los pocos d¨ªas bloque¨® el cobro adicional por las protestas de m¨¦dicos y pacientes. "Yo no razono como un consejero delegado de una empresa", dice Giacomo Ingarao, m¨¦dico de urgencias en el mayor hospital p¨²blico de Palermo. "Si un an¨¢lisis de sangre le cuesta al paciente 46 euros, me lo pienso dos veces antes de prescribirlo. Y el paciente duda a¨²n m¨¢s de hac¨¦rselo. Eso comporta un detrimento de la cobertura sanitaria. La gente puede dejar de ir al m¨¦dico".
Apulia, gobernada por Nichi Vendola, de Sinistra Ecologia y Libertad (similar a Izquierda Unida) est¨¢ entre las primeras que se disciplinaron: como muchas regiones italianas, su sanidad est¨¢ en n¨²meros rojos. Maria Teresa Stanca sale de la oficina del ticket de Lecce con aire abatido: "Me parto la espalda limpiando pisos y me toca pagar 46 euros para una radiograf¨ªa. Si no me doliera tanto aguantar¨ªa, pero no puedo. Le voy a pedir dinero a mi hermana", dice volviendo a doblar en el bolso la receta del m¨¦dico.
Nuevas normas
- En 1978 se introduce el copago en Italia para aumentar los ingresos y disuadir a los ciudadanos del abuso de f¨¢rmacos y prestaciones.
- Los ciudadanos pagan una parte de algunos f¨¢rmacos, visitas a especialistas y an¨¢lisis. Hasta 36 euros.
- Quedan exentos los menores de seis a?os y mayores de 65, los que tengan una renta familiar inferior a 11.000 euros y los enfermos de patolog¨ªas importantes y cr¨®nicas.
- Cambian las reglas de acceso a urgencias: los pacientes sin s¨ªntomas graves o urgentes pagar¨¢n 25 euros.
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