Esperanza Aguirre, los m¨¢rtires y hasta un azafato
El 'Diccionario biogr¨¢fico' cabalga sobre el trato desmesurado a pol¨ªticos del PP como la presidenta de Madrid, la cr¨®nica de sociedad y un relato nada neutral del siglo XX
?Y qu¨¦ fue del Diccionario biogr¨¢fico espa?ol? La Real Academia de la Historia mantiene cerrada la distribuci¨®n a las librer¨ªas, y la oferta al p¨²blico est¨¢ limitada a la que pueda hacer la propia instituci¨®n. Pero 22 de los 50 tomos previstos se encuentran ya disponibles en la Biblioteca Nacional. Se descubre ah¨ª que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, tiene derecho a una biograf¨ªa de nada menos que ocho columnas y media, incluida una relaci¨®n de "obras" que consisten en discursos, intervenciones parlamentarias, palabras en el Foro de Abc... El espacio reservado a Aguirre es casi tan grande como el de Francisco Franco (10 columnas), pese a que la vida militar y dictatorial de este ¨²ltimo da para bastante m¨¢s, en teor¨ªa, que la de una pol¨ªtica democr¨¢tica que no ha alcanzado las m¨¢ximas responsabilidades.
El 'Diccionario' da por archivada la causa contra Camps. Arzallus es un "fr¨ªo oportunista" en su relaci¨®n con ETA
Aparecen biograf¨ªas m¨²ltiples de cat¨®licos "martirizados" por los republicanos. Una de ellas lleva adosadas 11 m¨¢s
Un diccionario plantea los problemas de cu¨¢les son los criterios para incluir a unas personas y a otras no, la proporci¨®n entre los nombres y el rigor de lo que se dice. ?Cu¨¢l puede ser la clave del peso concedido a la presidenta madrile?a? El bi¨®grafo seleccionado, Manuel Jes¨²s Gonz¨¢lez y Gonz¨¢lez -secretario de Estado con Aguirre, siendo ella ministra de Educaci¨®n, y presidente de la C¨¢mara de Cuentas de la Comunidad de Madrid desde 2006-, se muestra impresionado no solo por la "dilatada carrera" de aquella, sino porque saliera ilesa de un accidente de helic¨®ptero con Mariano Rajoy, en 2005. Al a?o siguiente sobrevivi¨® a un atentado terrorista en Bombay. "En estos episodios", explica el bi¨®grafo, "no pocos observadores vieron, al lado del beneficio de la suerte, una capacidad especial para adoptar decisiones r¨¢pidas en situaciones cr¨ªticas o para adaptarse a lo inesperado".
De persona tan "especial" se recogen y glosan cada uno de sus pasos: la educaci¨®n biling¨¹e recibida, el desempe?o de la jefatura de publicidad de un ministerio, la masa forestal con que Madrid se enriqueci¨® durante su etapa de concejala: "Se plantaron mil setecientos ¨¢rboles, dos millones de plantas de flor y trescientos cincuenta mil arbustos en las calles de Madrid", enumera el autor. Y la gesti¨®n como ministra de Educaci¨®n y Cultura en el primer Gabinete de Aznar, y su env¨ªo posterior a la C¨¢mara Alta: "Seg¨²n parece, el presidente Aznar quer¨ªa en ese puesto un baluarte contra la reforma subrepticia de la Constituci¨®n, pretendida por los nacionalistas al hilo de la reforma del Senado". A este parecimiento sucede un paso de puntillas por el oscuro tamayazo (el episodio por el que el PSOE perdi¨® la Comunidad a favor del PP de Esperanza Aguirre), que el bi¨®grafo atribuye a "tensiones internas en el socialismo madrile?o, incumplimiento de promesas electorales y la intenci¨®n de asignar demasiadas consejer¨ªas a Izquierda Unida (IU)". Hale, circulen, en este punto no hay m¨¢s que contar.
El estudio sobre Aguirre cuadruplica en extensi¨®n el dedicado, por ejemplo, al socialista Manuel Chaves, de biograf¨ªa bastante paralela en cuanto a cargos gubernamentales y auton¨®micos (y triunfador electoral muchas m¨¢s veces que Aguirre). Tambi¨¦n es cuatro veces mayor que el de Fernando Abril Martorell, vicepresidente econ¨®mico del Gobierno de Su¨¢rez y clave en la negociaci¨®n final de la Constituci¨®n.
Un correligionario de Aguirre -y figura auton¨®mica como ella-, Francisco Camps, cuenta con bastante menos presencia que la presidenta madrile?a. Adem¨¢s, su biograf¨ªa ya est¨¢ incompleta, antes de que la obra en cuesti¨®n se ponga a la venta. Se menciona, desde luego, la imputaci¨®n judicial en el caso G¨¹rtel por el asunto de los trajes, y el archivo de la causa por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en 2009; pero no recoge la reapertura posterior del procedimiento judicial. Ni ha dado tiempo, l¨®gicamente, a reflejar su dimisi¨®n como presidente de la Comunidad Valenciana. La chocante inclusi¨®n en el Diccionario de personas con historias tan abiertas como la de Camps juega estas malas pasadas.
Lo que no se puede negar a la Real Academia de la Historia es el amplio criterio con que ha aceptado la inclusi¨®n de biograf¨ªas. Lo hab¨ªa prometido ya su director, Gonzalo Anes, en los momentos iniciales de la magna obra: "Estar¨¢ todo el que haya influido en la marcha hist¨®rica de Espa?a, desde Pelayo hasta Arzalluz" (EL PA?S, 4 de abril de 1999). Y en efecto, el expresidente del PNV aparece. Con un texto menos amable que los comentados sobre figuras del PP, que en el caso de Arzalluz comienza as¨ª: "Hijo de un ch¨®fer de familia carlista que en la Guerra Civil (1936-1939) milit¨® en el ej¨¦rcito nacional como requet¨¦". Y sus relaciones con ETA aparecen valoradas como ambiguas "y del m¨¢s fr¨ªo oportunismo". M¨¢s extensos y matizados son los estudios dedicados a Llu¨ªs Companys o a Francesc Camb¨®. (En la Biblioteca Nacional no han entrado a¨²n los tomos en los que deben de figurar los principales pol¨ªticos catalanes del presente).
Y conste que el Diccionario va mucho m¨¢s all¨¢ de los pr¨®ceres. Pueden leerse cuatro columnas enteras sobre el primer azafato de Iberia, Fernando Castillo, contratado por la compa?¨ªa a¨¦rea despu¨¦s de trabajar en establecimientos prestigiosos (bar Chip¨¦n, hotel Ritz). "No se puede decir que el primer contacto con sus ya compa?eras, las azafatas, fuera muy placentero", cuenta el bi¨®grafo. "Cuando recogi¨® la masita (tela para uniformes, etc¨¦tera) fue presentado a las azafatas, siendo el recibimiento de estas escasamente cordial, ya que una de ellas, Marich¨ªn, tuvo el gesto despectivo de negarle el saludo y espetarle: 'No s¨¦ para qu¨¦ se va usted a hacer el uniforme, porque no le va a dar tiempo a usarlo'. Una actitud que a Castillo le pareci¨® gratuita e inexplicablemente cargada de mala leche". La biograf¨ªa del primer var¨®n que fue tripulante de cabina en Espa?a aparece mucho m¨¢s desarrollada en el Diccionario que las de la actriz y cantante Sara Montiel, el futbolista Agust¨ªn Ga¨ªnza o el cocinero Juan Mar¨ªa Arzak, por citar ejemplos.
Se dedican 16 columnas a explicar detalles personales, ascendientes, t¨ªtulos e iniciativas de los hermanos Falc¨® y Fern¨¢ndez de C¨®rdoba. En el caso de Mar¨ªa del Roc¨ªo Falc¨®, condesa de Berantevilla, aprendemos que "caz¨® en 171 cotos diferentes de Espa?a, (...) en 9 de Europa (...) y, adem¨¢s, 4 safaris en Mozambique, en ?frica. La relaci¨®n de reses que cobr¨® fue de 535 venados, 336 cochinos, 368 ciervas, 7 gamos, 17 corzos, 3 rebecos, 1 urogallo, 1 cabra hisp¨¢nica, que conformaban 1.268 reses, que, junto a las 39 reses de 16 especies distintas africanas, hac¨ªan un total de 1.307 reses, de las cuales 279 fueron en berrea (75 venados, 195 ciervas y 9 cochinos) y 972 en monter¨ªa y rececho, adem¨¢s de las 39 reses batidas en ?frica". Y que los socialistas, empujados por el "at¨¢vico af¨¢n" (sic) de expropiar grandes fincas, pusieron sus ojos en la de la noble cazadora:"La Junta de Extremadura, con su presidente Rodr¨ªguez Ibarra a la cabeza, se encaprich¨® de la finca de la condesa de Berantevilla y de manera coactiva se propuso expropiar el uso de la propiedad para parcelar la tierra e instalar en ella colonos". El Supremo fall¨® en contra de la Junta cuando la due?a de la finca acababa de fallecer.
La Comisi¨®n de Cultura del Senado, con el voto en contra del PP, pidi¨® la rectificaci¨®n del Diccionario por el sesgo ideol¨®gico de algunas de las biograf¨ªas. Esto dio ocasi¨®n a aclarar que el criterio seguido para seleccionar a los autores hab¨ªa sido la proximidad al biografiado, tanto en el caso de Franco como en los de muchos personajes de izquierda. La consulta de los tomos disponibles (que comprenden desde la A hasta parte de la G) no disipa la idea de un tratamiento desigual. As¨ª, el estudio sobre Jos¨¦ Calvo Sotelo, el pol¨ªtico derechista asesinado en los d¨ªas previos al golpe militar de julio de 1936, ocupa 17 columnas; m¨¢s del doble que el del presidente de la Segunda Rep¨²blica, Manuel Aza?a. No es solo un problema de espacio. En otras entradas resulta machac¨®n el uso de los t¨¦rminos "rojo" y "enemigo" para designar a autoridades y combatientes leales al r¨¦gimen legal de aquellos tiempos.
No menor es la preocupaci¨®n por asegurar el paso a la Historia de cat¨®licos "martirizados" durante la contienda civil. El af¨¢n de exhaustividad es tal, que se aprovecha la biograf¨ªa de una de estas personas para incluir junto a ella hasta 11 m¨¢s. Es el caso de la entrada dedicada al dominico Alfredo Fanjul Acebal, "sacerdote, te¨®logo, m¨¢rtir y beato", cuya biograf¨ªa va seguida de las de otros 11 religiosos asesinados en Paracuellos (Madrid) en 1936. La misma t¨¦cnica se utiliza con militantes de Acci¨®n Cat¨®lica: tras explicar que Amalia Abad Casasempere "fue una mujer toda de Dios, que sab¨ªa ordenar y distribuir provechosamente el tiempo en los quehaceres de su casa y en obras de la gloria de Dios y bien del pr¨®jimo", se insertan otras nueve biograf¨ªas de mujeres asesinadas en parecidas circunstancias.
Personas exaltadas por el "martirio", que mueren perdonando, heroicas hasta la proclamaci¨®n de la fe en el momento de sucumbir a las balas. Por ejemplo, Francisco Castell¨® Abreu: "El 1 de julio de 1936 ingres¨® en el Ej¨¦rcito como soldado de complemento. Cumplidor de sus deberes militares, no tuvo inconveniente en manifestar su condici¨®n de cristiano comprometido que despu¨¦s le llev¨® al martirio. (...) El d¨ªa 29 de septiembre fue sometido a un juicio sumar¨ªsimo donde dio a conocer su condici¨®n de cat¨®lico. Sabedor ya de su pr¨®xima muerte escribi¨® tres cartas: a su novia, a sus hermanas y t¨ªa, y a su amigo jesuita Rom¨¢n Gal¨¢n. En ellas manifiesta su sentimiento, su grandeza de esp¨ªritu y su convicci¨®n de que mor¨ªa por su condici¨®n de cat¨®lico. (...) Francisco dirigi¨® su palabra a los que iban a disparar: 'Yo os perdono'. Los disparos ahogaron el grito de 'Viva Cristo Rey".
Ese tono de escritura contrasta con el empleado respecto a v¨ªctimas de los rebeldes en aquella guerra. La biograf¨ªa publicada del contralmirante Antonio Azarola roza el insulto. Este marino, jefe del Arsenal de El Ferrol cuando estall¨® la Guerra Civil, se neg¨® a declarar el estado de guerra, "conforme le solicitaban varios de sus colegas sublevados, adoptando una actitud por entero pasiva que indign¨® a sus camaradas alzados en armas". Estos camaradas le sometieron a un consejo de guerra sumar¨ªsimo, donde Azarola "dar¨ªa pruebas de la delicadeza de sus sentimientos, as¨ª como de su d¨¦bil car¨¢cter", escribe el bi¨®grafo; que, sin m¨¢s, consigna la pena de muerte dictada contra el marino y su inmediata ejecuci¨®n.
Con los militares sublevados todo es diferente. Se exalta el valor del aviador Juan Antonio Ansaldo a lo largo de cuatro columnas. Se dedican siete columnas y media al marino Fernando Ab¨¢rzuza Oliva y al combate de su barco, Vulcano, contra el republicano Jos¨¦ Luis D¨ªez en el Estrecho de Gibraltar. Nueve columnas y media para Emilio Barrera Luyando: qu¨¦ menos para un hombre que particip¨® en todas las sublevaciones militares del siglo XX -la de Primo de Rivera, la de Sanjurjo, la de Franco- y en "todas las intrigas pol¨ªticas y militares contra la Segunda Rep¨²blica". En cuanto al general Fidel D¨¢vila: "Fue decisivo en la idea del mando ¨²nico y en la elecci¨®n de Franco (...) sus ca?ones hicieron saltar por su punto m¨¢s d¨¦bil el Cintur¨®n de Hierro de Bilbao, rompiendo el mito de inexpugnable y disolviendo con rapidez al ej¨¦rcito vasco (...) al anochecer del 26 de enero de 1936, D¨¢vila fijaba en Barcelona su bando 'reintegr¨¢ndola al Estado espa?ol"...
Y en el caso de Maximino Bartomeu Gonz¨¢lez-Longo, el tono de lo publicado es el siguiente: "El 17 de julio de 1936 tuvo una destacad¨ªsima actuaci¨®n en el alzamiento, coadyuvando decisivamente a su triunfo en Melilla, (...) deteniendo a las autoridades civiles, agentes de polic¨ªa y fuerzas de asalto que cercaban la Comisi¨®n de L¨ªmites (...) form¨® parte del Tribunal Marcial establecido en dicha plaza (Melilla) buscando y deteniendo a los elementos destacados del marxismo local (...) tom¨® el pueblo de Campanario y aniquil¨® la bolsa del Valle de la Serena, dejando sobre el campo m¨¢s de doscientos cad¨¢veres (...) sin restablecerse de la herida sufrida volvi¨® al frente de Madrid, donde intervino al mando de su 11? divisi¨®n en la batalla de Brunete, rechazando los m¨²ltiples ataques del ej¨¦rcito rojo...".
La falta de neutralidad y el tono hagiogr¨¢fico usado en ciertos casos va m¨¢s all¨¢ de los errores se?alados sobre Francisco Franco o Manuel Aza?a, que provocaron protestas parlamentarias y un anuncio de revisi¨®n de ciertos contenidos. ?Es serio que del fundador del Instituto Religioso de los Esclavos de Mar¨ªa y de los Pobres y de la Congregaci¨®n de las Hijas de la Virgen para la Encarnaci¨®n Cristianas se cuente esta respuesta a insultos atribuidos a unos milicianos?: "Debajo de esta sotana hay unos pantalones, y debajo de los pantalones hay un hombre, y ah¨ª queda la cosa" (Texto sobre Leocadio Primitivo Gal¨¢n Barrena).
No todo es as¨ª. Otras biograf¨ªas consultadas en la parte disponible del Diccionario son ecu¨¢nimes y ponderadas. Pero las discutibles son demasiadas como para reducirlas a problemas aislados. La necesidad de revisar a fondo las del siglo XX es patente. A esta situaci¨®n se ha llegado con una obra financiada en gran parte por los contribuyentes.
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