Arqueolog¨ªa del fin del mundo

Al toparse los primeros exploradores con los tesoros mayas, solo se les ocurri¨® una explicaci¨®n a tanta maravilla: los griegos o los romanos ten¨ªan que haber pasado por all¨ª. En contra de lo que cab¨ªa pensar, el m¨¦rito, por supuesto, era enteramente de la civilizaci¨®n mesoamericana y, acaso por eso mismo, el hechizo permanece, tantos siglos despu¨¦s, intacto. La cultura maya sigue fascinando por su impresionante arquitectura, el misterio que se desprende de sus calendarios y su elaborado sistema de escritura. El museo parisiense del Quai Branly trata de descifrar estos d¨ªas algunos de los misterios m¨¢s irresolubles de la civilizaci¨®n prehisp¨¢nica, con una rica exposici¨®n centrada en los mayas de Guatemala en la que expone piezas halladas de excavaciones recientes. Es la forma en la que el centro celebra, adem¨¢s, su quinto aniversario y los siete millones de visitas recibidas en ese tiempo.

"Es la primera vez que estas piezas viajan a Europa y en algunos casos es incluso la primera vez que salen de Guatemala", asegura Andr¨¦ Delpuech, conservador encargado de las colecciones de las Am¨¦ricas del museo. Provienen de excavaciones de los ¨²ltimos 20 a?os, as¨ª que "son objetos que est¨¢n contextualizados, se sabe de d¨®nde proceden y cu¨¢ndo fueron extra¨ªdos", a?ade. "Desgraciadamente muchos objetos de civilizaciones brillantes como los mayas vienen a menudo de pillajes o de excavaciones muy antiguas, por lo que nos encontramos con piezas excepcionales sin saber de d¨®nde son".

El recorrido incluye 160 objetos, entre cer¨¢micas, joyas, paneles y estatuas. La muestra -titulada Maya, del auge al crep¨²sculo- relata los m¨¢s de 3.000 a?os de historia cronol¨®gicamente y con un marcado ¨¦nfasis did¨¢ctico.

Hay algo arriesgado en fijar los l¨ªmites de la muestra en las fronteras guatemaltecas: la civilizaci¨®n maya abarc¨® el sur de M¨¦xico, Belice y la parte occidental de Honduras y Salvador. "Es una apuesta personal, porque el p¨²blico a menudo asimila los mayas con Yucat¨¢n, en M¨¦xico, y se conocen menos las piezas guatemaltecas", admite Delpuech.

El apartado dedicado al misterioso mundo de los calendarios mayas tambi¨¦n resulta fascinante. Utilizaban dos tipos de ciclos: uno corto de 52 a?os, compuesto por una mezcla entre el calendario divinatorio y el solar, y otro largo de algo m¨¢s de 5.000 a?os. Este sit¨²a la fecha de creaci¨®n el d¨ªa 13 de agosto de 3113 antes de Cristo. Pero sobre todo, finaliza el 21 de diciembre de 2012, algo que se ha interpretado como una profec¨ªa maya del fin del mundo. "No es una lectura muy cient¨ªfica", asegura Delpuech. "Que el calendario acabe en esa fecha, solo significa que empieza un nuevo ciclo, como nosotros hacemos cada 31 de diciembre".

La estrella de la exposici¨®n es la pieza que los organizadores han elegido para ilustrar el cartel. Se trata de un refinado y delicado mosaico de conchas y jade que representa al dios de la muerte y que se remonta a la ¨¦poca cl¨¢sica reciente. Lo que no muestra la fotograf¨ªa de presentaci¨®n es que todo ese detalle se concentra en una figura de apenas unos pocos cent¨ªmetros de alto. "Es un tesoro de una belleza extrema que solo se puede conseguir gracias al trabajo cuidadoso de los arque¨®logos", apunta Delpuech.

Junto a imponentes joyas como restos de templos y estatuas de gran tama?o, abundan los objetos m¨¢s peque?os. Algunos, como las puntas de lanza o los caracter¨ªsticos paneles de escritura, sirven de testimonio del avance tecnol¨®gico, mientras que otros aportan claves sociol¨®gicas sobre la jerarqu¨ªa y la organizaci¨®n en el seno de las ciudades mayas.