Sin miedo a las porras
Activistas antidesahucios exigen pol¨ªticas que acaben con la especulaci¨®n inmobiliaria - El movimiento reprueba la actuaci¨®n policial en los desalojos
La cruz de los desahucios son las personas que se quedan sin casa. Cada una de ellas tiene una historia, ya sea por impago hipotecario o porque no pueden hacer frente al alquiler. En los ¨²ltimos meses, sin embargo, no est¨¢n solos. Cientos de ciudadanos a los que desconocen se plantan delante de sus viviendas para evitar que les echen. Es su manera de hacer pol¨ªtica. De forma desinteresada. Se identifican con el 15-M y tres de ellos muestran el rostro y dan su visi¨®n de la situaci¨®n.
"Cada paralizaci¨®n es un triunfo. Por ello, las movilizaciones van a m¨¢s", explica Raquel Jim¨¦nez, de 30 a?os, en paro, y miembro de la Asamblea Popular de La Llagosta. El sentimiento de la ciudadan¨ªa es que "s¨ª se puede" porque se?ala que el siguiente "puedes ser t¨²".
La presi¨®n social que acompa?a ¨²ltimamente a los desalojos ha provocado un incremento de la presencia policial que muchos critican. Los indignados no olvidan las cargas policiales de los Mossos d'Esquadra del 27 de mayo en la plaza de Catalunya ni los enfrentamientos entre la polic¨ªa y vecinos en un desalojo del barrio de El Clot de Barcelona, que se sald¨® con 10 heridos y 34 denunciados el pasado 25 de julio. "La imagen de los Mossos ha empeorado", afirma Anton Ur¨®, aut¨®nomo de 30 a?os, que vaticina que habr¨¢ m¨¢s conflictos: "Cu¨¢ntos m¨¢s antidisturbios, m¨¢s presi¨®n social habr¨¢, y ser¨¢ m¨¢s radical".
"La estrategia de la no violencia era ideal" aunque despu¨¦s de las actuaciones de la polic¨ªa algunos se la replantean porque "hay una situaci¨®n de confrontaci¨®n", dice Jorge S¨¢nchez, activista social de 41 a?os que est¨¢ tambi¨¦n en el paro.La nueva f¨®rmula de los jueces para ejecutar los desahucios, sin especificar d¨ªa y hora y con refuerzo policial, no sorprende a los manifestantes. "Los Mossos d'Esquadra juegan con el miedo y con una imagen disuasoria", sostiene S¨¢nchez, que en el desalojo de El Clot fue retenido a la fuerza por la polic¨ªa. Pero la imagen del colectivo aguanta: "Hemos perdido el miedo a las porras y a movilizarnos", declara contundente.
Para el activista social la vivienda es un derecho fundamental, "pero ha acabado siendo un medio de especulaci¨®n. Y ten¨ªa que petar". Jim¨¦nez lamenta, adem¨¢s, que los bancos no comunican a los clientes las consecuencias por impago cuando firman el contrato de la hipoteca. Los tres entrevistados van m¨¢s all¨¢: "Los pol¨ªticos no tienen voluntad real de cambiar la ley de arrendamiento urbano", que regula los contratos de alquiler.
Cuando se les pregunta cuando se prendi¨® la llama de la reivindicaci¨®n, consideran que el 15-M reaviv¨® el esp¨ªritu de cambio. El discurso cal¨®. Ante la desidia pol¨ªtica, "la manera de cambiar las cosas es saliendo a la calle" y confiesan que lo hacen ante cualquier "inmoralidad".
Argumentan que la pol¨ªtica est¨¢ pervertida y marcan el camino a seguir: la necesaria regeneraci¨®n de los valores fundamentales. "Sino no se progresar¨¢", advierten. De ah¨ª que no conf¨ªen en que se produzcan variaciones en las elecciones generales del 20 de noviembre. A largo plazo, sin embargo, ven posibles "cambios estructurales".
Respecto al futuro de los desahucios, piden que haya reformas "radicales" en las pol¨ªticas sociales y de vivienda. No creen que la daci¨®n en pago, que evita que el afectado siga cargado de deudas pese a haber perdido su vivienda, sea una medida definitiva. A corto plazo, dejan caer una cascada desinteresada de ideas o, seg¨²n ellos, de soluciones: que los pisos embargados opten a ser viviendas sociales y que se ampl¨ªen los pisos de emergencia as¨ª como las ayudas sociales para poder afrontar los pagos. O que se impongan impuestos progresivos para los propietarios con inmuebles vac¨ªos para reducir el parque inmobiliario desocupado.
Y exponen su raz¨®n: "La vivienda tiene un valor de uso, no un valor de cambio".
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