Romper con el pasado
El juicio a Mubarak no debe entorpecer en Egipto la creaci¨®n de una Constituci¨®n democr¨¢tica
El expresidente egipcio, Hosni Mubarak, sus dos hijos y algunos de sus principales colaboradores, entre ellos el exministro de Interior, Habib el Adly, comparecieron ayer ante el tribunal que los juzgar¨¢ por la muerte de 850 personas y por abuso continuado de poder. Si el tribunal ratifica la responsabilidad de los procesados en la sangrienta represi¨®n de las revueltas que pusieron fin a la dictadura a principios de a?o, al menos Mubarak y Adly podr¨ªan enfrentarse a la pena capital.
El juicio celebrado en El Cairo, y al que el antiguo jefe de Estado fue conducido en camilla, se quiere presentar como un signo inequ¨ªvoco de que no existe continuidad alguna entre el anterior r¨¦gimen y el nuevo. Ese es, sin duda, el mensaje que desean escuchar muchos egipcios y tambi¨¦n la parte de la comunidad internacional que apost¨® por el cambio pol¨ªtico en el pa¨ªs. Pero existe el riesgo de que los actuales dirigentes traten de expresarlo a trav¨¦s de im¨¢genes de impacto como las que ofreci¨® ayer el juicio, con los procesados de blanco y encerrados en jaulas, y no tanto mediante la adopci¨®n de las reformas necesarias para concluir un aut¨¦ntico proceso constituyente.
Mubarak y su dictadura humillaron a los ciudadanos y dieron muerte a muchos de ellos. Pero la revoluci¨®n no se llev¨® a cabo para que el tirano y sus c¨®mplices padecieran en carne propia lo mismo que ellos hicieron, sino para instaurar un r¨¦gimen de libertades en el que nadie fuera v¨ªctima de abusos por parte del poder. Una eventual pena de muerte contra todos o algunos de los procesados ser¨ªa un motivo de oprobio contra una revoluci¨®n que no incurri¨® en ninguno cuando Mubarak trat¨® de aplastarla a sangre y fuego. Tampoco ser¨ªa un buen augurio para el futuro de Egipto que la necesaria justicia contra el antiguo dictador y sus c¨®mplices se deje tentar por el espect¨¢culo, difuminando la frontera con el oportunismo pol¨ªtico o el deseo de venganza.
El juicio contra Mubarak y sus c¨®mplices solo marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s si Egipto se dota de una Constituci¨®n democr¨¢tica. Pero eso no se decide en el interior de la sala, sino en las instancias pol¨ªticas provisionales donde deber¨ªan adoptarse las reformas para que los egipcios puedan expresar libremente su voluntad. Entonces, y solo entonces, el nuevo r¨¦gimen habr¨¢ roto con el anterior.
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