El 'top manta' sobrevive a Trias
Los 'manteros' siguen en el centro de Barcelona pese al aumento de la presi¨®n policial - El fin de la venta ilegal era uno de los grandes objetivos del alcalde
El top manta sigue floreciendo en el centro de Barcelona. Acabar con la venta ilegal de todo tipo de productos en la calle era una promesa del alcalde, Xavier Trias (CiU), y en el Ayuntamiento se ha alardeado en las ¨²ltimas semanas de haber erradicado el fen¨®meno. Hay m¨¢s presi¨®n policial y nervios entre los vendedores, pero los manteros siguen ofreciendo bolsos, gafas de sol y otros productos de imitaci¨®n en los focos tur¨ªsticos del centro de la ciudad, del paseo de Gr¨¤cia al puerto, pasando por todas La Rambla, seg¨²n ha comprobado EL PA?S esta semana.
Camuflados entre las terrazas de bar en pleno paseo de Gr¨¤cia y a la luz del mediod¨ªa, seis subsaharianos ofrec¨ªan el mi¨¦rcoles bolsos y monederos a los turistas que admiraban la Casa Batll¨®. Otros dos vigilaban y dos m¨¢s dudaban si instalar su manta. Los que extienden sus mercanc¨ªas no sueltan las cuerdas, que, atadas a cada esquina de la tela, permiten empaquetar el material de un tir¨®n para salir huyendo si les sorprende la Guardia Urbana.
Las identificaciones y las intervenciones de art¨ªculos las est¨¢ llevando a cabo un grupo especial de 40 agentes creado para este fin. Las comisar¨ªas de Ciutat Vella y el Eixample han cedido cada una 10 agentes, que se suman a otros 20 que proceden de los antidisturbios de la Guardia Urbana y de la Unidad de Apoyo Diurno. La mayor presi¨®n policial ha generado escenas de tensi¨®n: manteros que proteg¨ªan su fardo jug¨¢ndose la vida al cruzar Ronda del Litoral, destrozos provocados en su huida en los accesos a las estaciones de la l¨ªnea 3 del metro, denuncias de cuatro manteros a los Mossos d'Esquadra por presuntas agresiones...
Mam¨¦ se esconde, en la entrada de la estaci¨®n de Passeig de Gr¨¤cia, de lo que parece ser una falsa alarma. Tiene 25 a?os y hace cinco que lleg¨® de Senegal. Como la mayor¨ªa de sus compa?eros, no tiene papeles. "Si los tuviera, no ser¨ªa mantero: estar¨ªa recogiendo aceitunas en Andaluc¨ªa como algunos compa?eros", explica en perfecto castellano. Pero no tiene escapatoria, ya que para no dedicarse a la venta ambulante ilegal necesita un trabajo con el que sobrevivir, algo imposible sin documentos.
Xavier Trias ha alertado de la inseguridad que causan los manteros y de la competencia ilegal que suponen para los comerciantes, a los que el alcalde asegur¨® que causan p¨¦rdidas de 100 millones de euros anuales. El m¨¦todo escogido por Trias para desmoralizar a los manteros es ejercer sobre ellos "una presi¨®n clara, decidida y continuada".Un mantero, si vende dos o tres bolsos -un d¨ªa bueno-, consigue ingresar unos 15 euros. Trabajan d¨ªa y noche, alertas, tensos, cargando los bolsos a la espalda, escapando a todo correr de la polic¨ªa. Cuando a alguno le confiscan el material, se queda sin nada. "Todos ponemos uno o dos euros para que pueda volver a comprar bolsos", explica Mam¨¦.
Los manteros cambian de ubicaci¨®n y de horarios para intentar escapar de la presi¨®n. La Guardia Urbana, por su parte, planifica sus operaciones adapt¨¢ndose a esa movilidad. Seg¨²n la polic¨ªa local, con estas acciones se pretende que el fen¨®meno de los manteros no sea un hecho cotidiano en la ciudad. Pese a que por el momento no se ha logrado el objetivo, la Guardia Urbana presume de datos parciales: asegura que las llamadas de vecinos y comerciantes para quejarse de los manteros en Ciutat Vella han descendido en un mes el 40% y que las denuncias contra los vendedores han aumentado el 37,7%.
En el puerto de Barcelona, en el entorno de la pasarela de madera que lleva al centro comercial Marem¨¤gnum, el martes y mi¨¦rcoles se concentraban en algunos momentos unos 30 vendedores que ofrec¨ªan sus productos a los peatones, en su mayor¨ªa turistas. Los manteros aprovechan la tregua que les ofrece el cambio de turno de la polic¨ªa portuaria, responsable tambi¨¦n de vigilar el Port Vell. Los subsaharianos venden gafas de sol, relojes, bolsos y monederos; los de origen asi¨¢tico, abanicos; unos helic¨®pteros luminosos que, lanzados con un tirachinas, alcanzan una altura de unos 15 metros, y falsos tatuajes. Cuando, a las 23.30, una pareja de polic¨ªa portuaria se acerca los manteros, estos recogen y se marchan. Los polic¨ªas les dan tiempo. No quieren provocar conflictos que pongan en peligro a vendedores o turistas, que abundan a esas horas. "No creo que se pueda acabar con esta venta ilegal si los chicos no tienen ninguna alternativa para sobrevivir", afirma uno de los agentes portuarios.
Los servicios sociales del Ayuntamiento no tienen una estrategia paralela a la presi¨®n policial, admite un portavoz, que explica que resulta muy dif¨ªcil asistir a este colectivo porque se encuentra en un limbo legal. El Ayuntamiento pueden ofrecerles alojamiento de urgencia o cubrir las primeras necesidades, pero no tienen ni los medios ni la potestad para hacer que entren en circuitos de inclusi¨®n y de reinserci¨®n laboral porque son inmigrantes sin papeles y las cuestiones de extranjer¨ªa son de competencia estatal.
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