Jornada reducida en la zona de Sol

Ya no hace falta que el reloj de la Puerta del Sol marque la hora de cierre. Los bares y tiendas de la plaza llevan tres d¨ªas terminando su jornada antes de tiempo. El acceso al Kil¨®metro Cero est¨¢ cerrado y no hay clientes que puedan entrar a comprar. Sin clientes, no hay ventas. "P¨¦rdidas y m¨¢s p¨¦rdidas", resume Isabel Gonz¨¢lez lo que ha supuesto todo el Movimiento 15-M para su administraci¨®n de loter¨ªa. Primero la acampada camufl¨® con toldos su stand y ahora el cerco policial. Para que los indignados no vuelvan a acampar en la Puerta del Sol, los vecinos que viven en la plaza y los que se alojan en los hostales tienen que identificarse cada vez que entran. Tambi¨¦n los turistas y paseantes deben hacerlo durante el d¨ªa cuando no hay peligro de acampada y el tr¨¢nsito de gente es m¨¢s fluido. Sol tiene reservado desde el martes el derecho de admisi¨®n.

Una familia que vive en el n¨²mero 3 de la calle Mayor se asoma a la puerta de casa a media tarde. Son ecuatorianos y llevan 12 a?os viviendo en Espa?a. En el documento de identidad del hombre no consta el domicilio y cada vez que sale o entra de Sol tiene que hacerlo escoltado por un polic¨ªa. "Cuando vamos a la compra tenemos que dar toda la vuelta por las calles aleda?as porque no podemos atravesar por el medio", explica Washington Armando Zambrano. A Giacomo Muci, italiano de 25 a?os, que vive tambi¨¦n en el Kil¨®metro Cero los polic¨ªas le tratan "como a un rey". La situaci¨®n le recuerda a un "estado de sitio" pero no sabr¨ªa decir si esto es peor que la acampada de hace dos meses.

En la farmacia Cea de la calle de Preciados, el farmac¨¦utico, Juan, dice que ¨¦l s¨ª que est¨¢ "indignado" con el ruido del helic¨®ptero de la polic¨ªa que patrulla hasta la madrugada. No obstante, no cree que se hayan vendido m¨¢s tapones para los o¨ªdos. Mayte, su compa?era, explica que "hay mucho ruido aqu¨ª por las noches y la gente, o ya tienen tapones o est¨¢n acostumbrados", informa David R. Nelson.

Una jubilada de 65 a?os protesta en la tienda Lanas Alondra, situada al inicio de la calle del Arenal. Le han dejado atravesar el cord¨®n policial porque iba al comercio que est¨¢ justo en la esquina, pero Aurelia Mart¨ªnez quiere ir a Montera "a comprar un abanico para una amiga" y a Carretas "a por unos zapatos", informa Raquel Seco. Duda un momento, pero al final no se atreve a cruzar la plaza sin permiso.

No todos est¨¢n tan descontentos con el cierre de Sol. El bar churrer¨ªa O Mi?o 2 "es el rey de la Puerta del Sol", seg¨²n cuenta F¨¦lix Jim¨¦nez, uno de los camareros que atiende la barra. Los polic¨ªas lo utilizan para ir al ba?o y comer, as¨ª que ya le conocen y le dejan entrar sin identificarse, informa, In¨¦s Vila. "En dos horas he vendido un bol¨ªgrafo y un paquete de tabaco", comenta Basi Barbero, de 63 a?os, desde dentro del quiosco que atiende. No cierra el puesto por si vuelve la normalidad.