La sutileza del esp¨ªa

En El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo, tanto en la novela de John Le Carr¨¦ como en la excelente adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica realizada por Martin Ritt en 1965, el juego del gato y el rat¨®n impl¨ªcito en cualquier relato de esp¨ªas aparec¨ªa sublimado en la escena del interrogatorio final con el heroico sacrificio de los verdaderamente afectos a cada r¨¦gimen. Un aspecto que parece querer retomar el franc¨¦s Christian Carion en su cuarta pel¨ªcula, El caso Farewell, bald¨ªa tentativa de recuperaci¨®n del cine de esp¨ªas de los sesenta y setenta, maduro, reposado y trascendente, un tanto aprisionado ahora por la supers¨®nica velocidad de la saga Bourne y de los tiempos que nos acechan.

Con un ritmo mucho m¨¢s calmoso del habitual, la pel¨ªcula est¨¢ infinitamente mejor dirigida que escrita. La partitura creada por Clint Mansell, m¨²sico habitual de Darren Aronofsky; la textura fotogr¨¢fica con una pizca de grano, rememorando el estilo de aquel cine europeo desarrollado por gente como Yves Boisset, el Sidney Lumet de Llamada para el muerto, o sin ir m¨¢s lejos la recuperaci¨®n que supuso la reciente La vida de los otros, adem¨¢s de ciertos detalles en la puesta en escena y en los juegos de sonido, acaban otorgando a la pel¨ªcula un aire de inquietud, de espionaje de altura. Pero solo estamos ante la riqueza del envoltorio. El interior, en cambio, est¨¢ repleto de agujeros. Querer ser sutil con las soluciones narrativas no significa ser confuso y a la complejidad habitual de las tramas con confidentes se unen excesivos cabos sueltos. As¨ª, buena parte de la base argumental, encabezada por la metodolog¨ªa del coronel de la KGB para descubrir los secretos revelados luego a los occidentales, permanece casi siempre en el terreno de la elipsis, lo que termina pareciendo m¨¢s un truco de magia narrativo que una finura de guion. Y junto a momentos de cierta potencia coexisten fragmentos de producci¨®n directamente calamitosa, como esos papeles ultrasecretos volando por la ventanilla del coche, o ese elemental¨ªsimo gui?o hist¨®rico con Mija¨ªl Gorbachov hablando en una reuni¨®n del Politbur¨® de la necesidad de una perestroika cuando a¨²n era uno de los intendentes de Yuri Andr¨®pov.

Con un ritmo m¨¢s calmoso del habitual, est¨¢ mejor dirigida que escrita

Afirman sus responsables que estamos ante un caso real poco conocido que, sin embargo, contribuy¨® decisivamente a la ca¨ªda del r¨¦gimen sovi¨¦tico. Es posible, pero seguro que se pod¨ªa haber contado de una forma m¨¢s clara.